Capitulo 12

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Miré a la rubia, quien besaba mi cuello. Llevaba un blusa rosa que hacia resaltar su pecho, y no llevaba sujetador haciendo que sus picos quisieran explotar y salir a causar problemas por ahí. La aparté para poder creer que ella en realidad si se encontraba aquí justo en este momento.

—No podía vivir sin ti— confesó, pero como era que había dado conmigo. No entendía nada, y lo peor era la situación en la que me encontraba.

—Nely, es grandioso—mentí. Ella era mi jefe, no podía hacerle un desaire—. Pero, ¿cómo has hecho?

Ella, se alejó buscando un lugar donde sentarme. Se quedó viendo las dos camas que había en el lugar, y con sus ojos me preguntó cuál era la mira; respondí y se arrojó a ella envolviéndose entre mis sabanas.

Antes cuando la miraba tan deseosa de mi cuerpo, un arrobamiento pervertía mis emociones dándole la bienvenida a un animal sediento por tenerla gimiendo por debajo de mí; mas ahora, no, y no era porque era fea, de hecho era la mujer más hermosa que había penetrado en toda mi vida.

Lo único que se me venía en la mente, era la imagen de Abril mientras lagrimas recorrían su rostro frente al mar, luego su pequeño pero bien formado trasero queriendo ser cubierto por una pequeña toalla mientras intentaba salir hoy por la mañana, y por último el beso, ese beso que le di mientras su sabor a menta llegaba a lo más profundo de mi alma.

Cubrí mi boca con mi mano, intentaba poder decir algo. Debía sacarla de aquí, si Abril la miraba podía malinterpretar todo; y lo peor que algo que ni siquiera habíamos iniciado se iba a perder.

— ¿Kenneth?— gritó Nely frente a mí, le dirigí mi mirada confundida—, ¿no pusiste atención?— me preguntó.

Negué con la cabeza, no había escuchado nada de lo que ella había dicho—Lo siento, ¿qué dijiste?— barbullé.

—Dios — suspiró—. Te decía, no fue nada fácil...— se levantó de nuevo y comenzó a caminar alrededor del lugar, apoyando sus manos en la ventana, continuó—. Te llamé un millón de veces, pero no respondiste.

—Sí, mi celular se arruino— confesé interrumpiéndola.

—En fin, luego que mis padres se fueran. Tú no llegaste a trabajar, cuando dijiste que solo era un fin de semana; fui a recursos humanos, y me dijeron que habías pedido más días de vacaciones— eso no lo había hecho, de eso estaba seguro. Lo cual me llevó a que Bruno lo calculó todo bien—, cuando pregunté dónde estabas me dieron este lugar. Así que... Pedí mis  días, y me vine a pasar el resto del tiempo aquí, contigo. — finalizó su sermón, mientras yo sentía todo el peso del mundo en mis brazos.

—Pero me refiero a mi habitación. O sea, quien te dio hasta la llave. — pregunté indignado, y como no debía estarlo, este hotel definitivamente tiene problemas de seguridad.

—Fácil, cachorro. Solo dije que era tu esposa... ¡Y listo!

Luego se acercó y tocando mi paquete añadió: — ¿Estas feliz?— sonriendo y mostrando sus dientes blancos.

«Mierda, ¿y ahora qué hago?»

Lo más razonable era; uno mandar a Nely por donde vino y perder mi trabajo, además del dinero que me daba de vez en cuando o quedarme con ella y defraudar a Abril por mentirle, y no haberle dicho nada sobre otra mujer.

Con titubeo asentí mi felicidad, mientras trataba de sacarla de mi habitación. Tenía que llevarla a la suya, ahí era más fácil tomar una decisión sin que Paty viniera con Bruno y fuera con el chisme a su amiga.

Tomé la mano de Nely, y le pedí que me llevara a su alcoba pues la mía tenía otro compañero un poco descuidado. Vi como escaneaba el lugar— Tienes razón, además huele a mucho sexo— dijo mientras su mano alejaba el olor de su nariz—, solo espero que sea de tu amigo. No de ti— masculló en broma, pero un con un toque de amenaza escondido entre ella.

Sueños de Juventud (SDI #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora