Capítulo 15

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—Madre—hablé con pesadez. Abril, no estaba cómoda en ese lugar y lo que menos quería era dañar aún más lo que en teoría teníamos.

Miré a Abril, esperando su aprobación. Mi madre me miró, y me abrazó; luego observó a Abril de pies a cabeza pues su vestimenta no era la mejor.

—Kenny, sabía que vendrías—dijo soltándose de mi agarre—. Y quién es esta muchachita— cuestionó con mucha inquietud.

Antes de poder decir algo Abril se lanzó a hablar—Me llamo Abril, soy una amiga de su hijo.

—Ya veo— sonrió mi madre—, pero pasen. No se queden afuera.

—Ya nos íbamos, madre—confesé.

—Pero...pero...

—Kenneth, vamos necesito ir al baño—interrumpió la chaparrita a mi madre, sabía que lo hacía para que nos quedáramos, sabiendo lo incomodo de la situación. Podría decir que había ganado muchos puntos con mi progenitora.

Al entrar ella pidió el baño, y nos dejó a ambos solos en la habitación principal. Vi con nostalgia nuestros cuadros, y a mi vieja llorando ¿Era normal que las madres lloren por todo? Solo esperaba, que si algún día tuviera esposa, ella no fuera así con nuestros hijos.

Mi madre me tomó entre sus brazos, sentí su respiración agitada en mi cuello...Sí, había sido el peor hijo también, seis años de no verla, de no llamarla, ni siquiera venir a navidad, merecía el desprecio de ella, pero no era así, siendo el hijo prodigo ella me recibió de la misma manera que lo hacía cuando llegaba de la escuela. Con un beso, y un abrazo.

Sobre mi cabeza, vi la sombra que se acercaba poco a poco a nosotros. Mi madre no me soltó, y yo tampoco lo hice; cuando era más notorio, vi que era Abril que estaba frente a nosotros. Su rostro cambió de sorprendida a expresar ternura; con su mano me ordenaba que acariciara a mi madre. Y así lo hice, con mi palma daba pequeños masajes a su canoso cabello, el olor de mi madre, era único, un poco rustico, pero siempre con la calidez que tenía.

—Vaya, hasta que al fin te dignas a aparecer— Abril, sobresaltada por una voz masculina que repiqueteaba por detrás de ella; giró su cuerpo y ahí estaba, observando de la misma manera en que yo lo hacía.

Un anciano, del mismo tono de cabello de mi madre pero un poco más rígido y su rostro más duro. Sí, ahí estaba mi padre, y no pudo saludarme como ella, sino que tenía que usar su sarcasmo y prepotencia para hacerse notar.

Con un puro en su boca, me recordó al viejo del hotel, solo que éste era más amistoso que la persona a la cual tenía frente a mí. Sacó su humo, albergándolo por el ambiente, Abril comenzó a toser por la densidad y mi padre la miró con desaprobación.

—Jack—exclamó mi madre, soltándose de mi cuerpo y dirigiéndose donde este último se encontraba—.Por favor compórtate, nuestro hijo vino a vernos...

—¡Rose! No me digas que hacer— suscitó.

—¡Dije que te calmes!—Abril que se encontraba a dos pasos de mí, estaba anonada por la escena, y ahora yo era el que en verdad quería salir de ahí ¿Cómo pude pensar que había sido buena idea? Si mi padre me odia, era una bestia insensata.

Mi madre cruzó sus brazos, y luego ante el silencio incomodo en la habitación tomó de la boca de mi padre el puro y de un pisón lo apago por el suelo, mi padre un hombre el cual no le gusta que lo reten, clavó sus ojos en lo míos, pero mi madre antes de que pudiera gesticular una palabra añadió: — Además, te hace daño fumar.—Tomó un respiro para poder sopesar sus siguientes palabras—. Deberías estar contento que nuestro hijo vino por fin, y no solo eso—rodó sus ojos antes la figura de Abril—, trae una señorita. Y muy hermosa por cierto.

Sueños de Juventud (SDI #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora