Capitulo 11

6.7K 391 26
                                    

Al llegar de nuevo a mi habitación me lancé sobre mi cama, en señal de triunfo. Y grité de felicidad, parecía un niño con juguete nuevo.

—Kenneth— espetó Bruno.

— ¿Qué paso?— cuestioné un poco molesto, me había sacado de mis hermosos pensamientos.

—En serio, amas a Abril— exclamó, entrecerrando sus ojos —. Es que no sé, vamos. Es linda, pero no te veo como el novio que llevara los comprados para llenar la refrigeradora de su hogar.

—Sí, la amo o tú no estás enamorado de Paty.

Una carcajada salió fuertemente de él, yo pensaba que había amor. O sea, ambos estaban todo el tiempo junto; se besaban, y miraba a Bruno feliz.

— ¿Yo?— puso su mano en su pecho indignado—, no me jodas amigo. Yo solo quería coger, y lo hice; es tremenda, pero jamás me casaré. El amor es para pendejos, y no me considero tal.

Me quedé sopesando su respuesta, si me había equivocado con él. Bruno jamás cambiaría, y lo sentía por Patricia, pues ella en realidad era una gran chica. No podía juzgarlo, porque al final los dos éramos iguales, solo que yo necesitaba cambiar, y lo haría por una chica. La única chica, que se había quedado en mí ser desde hace seis años.

—Eres increíble— murmuré sin tratar de continuar nuestra charla.

No estaría perdiendo mi tiempo tratando de hacer algo por su vida, sería en vano, además no ayudaría de mucho. Busqué mi celular por el piso, y todo destrozado lo coloqué en la cómoda haciendo una nota mental que debía comprar uno nuevo, pero lo haría cuando regrese. Este momento, no quería que nadie lo estropeara.

Cuando llegamos a la habitación que habían reservado, era la primera vez que iba a participar con todos desde que llegamos. Siempre me levantaba demasiado tarde, y como no era una obligación el asistir no me importaba hacerlo; pero Abril estaría aquí, y ahora si tenía motivos de mi asistencia.

Bruno malhumorado porque lo obligué a venir, buscaba una mesa cerca de la puerta para no poder escapar en cualquier momento, encogí los hombros ante la insistencia de quedarnos hasta atrás.

Mis ojos escaneaban el lugar, buscaban una pelinegra que me traía loco, pero lo que encontraron fue un golpeado Asa, que cuando me miró, parecía molesto. No le di importancia, de hecho, tenía más ganas de golpearlo por mentir acerca de Abril, al decir algo que no fue verdad.

Luego de varias indicaciones, sobre el comportamiento en el salón. No debíamos gritar, ni correr, ni saltar, Dios por poco nos impiden respirar.

—Ahora vamos formar unas mesas de apoyo— inició un compañero. Bruno golpeó mis costillas y entre susurros me reclamó el por qué odiaba estas actividades. Estaba de igual manera frustrado, pues Abril no aparecía y ella era lo único por lo que había venido.

Habíamos ido a las fogatas, pues había cerveza y todo. Pero a estos eventos sociales, era lo que más odiaba.

—Bruno— sollozó Paty, mientras besaba la mejilla de mi compañero. Giré, y sí. Ahí estaba ella, mi corazón comenzó a latir demasiado rápido. Abril intentaba mirar hacia otro lado, vestía una falda color turquesa y una camisa blanca que revelaba la parte superior de su traje de baño. Dos coletas bajo sus pequeñas orejas terminaban de adornar su imagen. Parecía una pequeña sirena con esos colores, y su color rosa en las mejillas.

Me levanté de mi asiento, interrumpiendo a las personas que se organizaban. Abril rio, y yo junto con ella; me sentía un niño al ver un bombón, me sentía tan estúpido, me sentía enamorado.

—Hola— dije un poco apenado.

—Hola— musitó Abril, mientras ondeaba su mano.

Un silencio incomodo interrumpía nuestra conversación. Pero al parecer solo ambos lo notamos, pues a nuestro alrededor estaban moviéndose unos con otro hasta que todos los jóvenes estaban perfectamente acomodados.

Sueños de Juventud (SDI #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora