Capitulo 14

4.7K 278 21
                                    

—Depende, de adonde me llevas— recalcó Abril, al salir de las instalaciones del hotel.

Con su vestimenta provocaba llevarla al hotel donde fue mía, pero dudaba que ella aceptara, además que mi culpabilidad aún estaba destilando sensaciones fuertes, y no podría tocarla sin pensar que era un tonto.

 Necesitaba aplacarla mis ganas.

Sin pensar mucho, tomé la autopista para salir de la zona costera en donde estábamos, ¿tenía dónde ir? No, diablos que no. Por un momento, pensé en muchos lugares, pero ninguno que valiera la pena para secuestrarla.

Si quería a Abril de nuevo, iba a tener que hacer sacrificios. Y lo más importante, debía madurar, cosa que no era fácil para mí; nunca lo vi de esa manera, pero ella era alguien ya importante, mientras yo, apenas un empleado, cuyo sueldo apenas cumplía con los gastos mensuales.

Negué para mí, e intenté recobrar mi confianza, todo lo que necesitaba y lo que tenía no era nada en comparación a todo lo que podía obtener con ella, aspiré el olor que emanaba su cuerpo, y el dulce sabor a miel empalagaba mi auto.

Cuando la vi por el rabillo de mi ojo, pude verla con su celular y más que escribía mensajes de texto. Mierda, Bruno. La imagen de mi amigo se vino a mi memoria, había olvidado completamente a él y ni siquiera le pude avisar. Frené abruptamente, haciendo que toda ella se inclinara para delante.

—Oye...—farfulló, sobando su pecho que fue contraminado por el cinturón de seguridad—¿Se te olvido algo?—preguntó abatida, se notaba en su voz que la asusté y la verdad que yo también lo hice.

—Lo siento, pero si...—contesté, mientras recogía su celular que salió volando hasta el piso.

Cuando me incliné pude sentir como su piel se erizó al sentir mi cuerpo cerca del suyo, agarré el móvil girando mi cabeza para poder ver un poco más de lo que estaba ahí, frente a mí; su piel morena por lo bronceada que se encontraba y brillaba perfectamente.

Abril negándose cerró sus piernas obstruyendo la  poca visibilidad que me regalaba su denim rasgado, resignado me levanté, y puse su celular sobre sus piernas—Necesito un favor—miré sus dedos que se movían entre sí—.Cuando llegaste, yo estaba con Bruno; y el necesitaba ayuda, tuvo un accidente.—Su cara se tornó pálida al escuchar cada palabra, cogí de nuevo entre sus piernas el móvil y lo posé entre  sus manos—.Por favor, llámale a Paty para que vaya con Bruno—supliqué confesándole mi error, y la culpa de haber dejado a mi amigo solo, con su dolor.

—Okey, no te preocupes—exclamó marcando a su amiga, yo continúe mi marcha sobre la carretera.

La llamada no duró mucho, ella solo tuvo que mencionas «Bruno» y «dolor», para que Paty colgara de inmediato, asumiendo que iría adónde se encontraba mi amigo.

Suspiré de alivio al saber que al menos, se encontraría en muy buenas manos. Y aunque Bruno me lo negara, el sentía cosas por Paty, cosas que nunca mencionaría por miedo. Si. El mismo miedo que estaba sintiendo yo al reconocer lo que Abril me hacía sentir.

Cuando llegamos a la ciudad donde crecimos juntos, aunque separados. Recorrí en mi auto la plaza, donde los columpios rotos alguna vez fueron de un hermoso color bergamota, y tanto ella como yo, recordamos que fue ahí donde le pedí que fuera mi compañera de baile.

**

—Osita— susurré sobre su oreja—.Vamos di que sí.

—Kenneth, sabes que mis padres no me dejan salir a bailar— inquirió, mientras besaba mi mejilla.

«Diablos, esta bicha me la está poniendo difícil»

Pensé, maldito Bruno que me propuso ayudarme a quitar las locas ideas de Sara, sobre irnos con su familia y la mía en esa fiesta de graduación. Si, al principio estaba seguro que Abril sería demasiado fácil, pero no lo era, ella era tan santurrona que a veces dolía la cabeza.

Sueños de Juventud (SDI #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora