Capítulo 2

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Al verla entrar me quede sin palabras, era realmente hermosa, tenia una gran cabellera castaña ondulada que caía en cascada por su espalda, con los rayos del sol se pudo apreciar pequeños mechones rubios, sus labios eran carnosos y rosados ​​y sus...

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Al verla entrar me quede sin palabras, era realmente hermosa, tenia una gran cabellera castaña ondulada que caía en cascada por su espalda, con los rayos del sol se pudo apreciar pequeños mechones rubios, sus labios eran carnosos y rosados ​​y sus ojos era del color marrón más bonito de Egipto. Pero era hebrea y que fuera como una flor no impediría que le hiciese la vida imposible.

-Horas antes en la villa-

-Ikeni: Escuchaz busco a una jóven que en la mañana de ayer tuvo la ofensa de chcar con el príncipe.

-Salomé: Fue mi hija señor que suceda.

-Ikeni: Como castigo será llevado a palacio, por su ofensa, deberá servir al príncipe.

-Eliette: ¿Qué sucede madre?

-Salomé: Querida hija, deberás ir a palacio a servir al príncipe.

-Eliette: Pero el digo que no recibiría castigo alguno. 

-Ikeni: Cállate y sígueme.

-En palacio-

-Amenhotep: Tu hebrea, Karoma te preparara, en cuanto estés lista acude a mis aposentos.

Narra Eliette

Seguí a Karoma, hasta el harén, allí me baño y me vistió con un hermoso vestido blanco, me reconoció el pelo y me puso una peluca.

-Karoma: Pues ya estas, normalmente cortaríamos tu cabello, pero el príncipe ordeno que no se hiciese.

-Eliette: Gracias, donde se encuentran los aposentos del príncipe.

-Karoma: En el pasillo en el que estamos al fondo.

-Eliette: Muchas gracias.

Me dirigí allí cuando llegué me encontré una puerta al abrirla lo primero que veía de frente era la gran cama, al poco de entrar un poco antes de llegar a la cama había un escritorio, del otro lado, en la derecha había otra puerta. Volví a mirar a la izquierda y vi un balcón desde donde se podía ver todo. Estaba ordenando cuando...

-Amenhotep: Sucia esclava te pidió que vinieses a mi cuarto, no que tocases mis cosas. Eres tan estúpida que no escuchas lo que se te dice.

 Eres tan estúpida que no escuchas lo que se te dice

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Amenhotep y ElietteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora