catorce.

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Luego de lo que pasó, eran semanas con la misma rutina; despertaba para revisar si todo estaba en orden, si las personas necesitaban algo, como estábamos de comida

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Luego de lo que pasó, eran semanas con la misma rutina; despertaba para revisar si todo estaba en orden, si las personas necesitaban algo, como estábamos de comida. Abraham se cruzaba cada mañana conmigo en el mismo lugar, el puente sobre un pequeño lago. Todo era parte de la rutina. Ya era aburrido.

Al otro día lo mismo, pero cuando desperté Rosita no estaba en la cama, ¿se levantó más temprano? Qué raro viniendo de ella.

Me metí a la ducha, algo rápido ya que se me hacía tarde para hacer lo de siempre, luego de vestirme, salí de la casa y caminé hasta el pequeño puente.

—Abraham.— el se detuvo.—¿No te parece raro?

—¿El que?

—El estar tan tranquilos.— el miró a su alrededor.—Tengo un mal presentimiento, siempre que estamos así de tranquilos algo malo pasa.

—No llames a la mala suerte.— me dijo con una pequeña sonrisa.—Debo irme, saldré con Eugene, ¿algún encargo?

Pensé por un momento.—Cómics.— sin mas, di media vuelta y hice todo lo que hacía diario.

Cuando termine de hacer los asuntos, caminé sin destino por la comunidad, todo estaba en orden, las pequeñas familias felices, los niños jugando, era perfecto. Tal vez ahora si podíamos vivir en paz.

A lo lejos pude ver como Spencer seguía a Rosita mientras que ella solo ignoraba lo que él decía, caminé hasta llegar a la puerta trasera de la casa para luego entrar y dirigirme a la principal, en donde ellos estaban.

—Si quieres puedo prepararte mi sabrosa cecina al stroganoff.— le propuso el.

—No hace falta.— respondió cortante.

—Bueno, lo ideal sería un filete... pero tienes pareja.— bufó.

¡Le está coqueteando! Ay Spencer, no sabes donde te estas metiendo.

—¿Que haces?— me sobresalté, puse una de mis manos en mi pecho, podía sentir mi corazón acelerado, podría salirse en cualquier momento.

—¡No hagas eso!— grite en susurro.—Casi me matas.

—Lo siento, ¿por que estas escondida?

—Silencio, luego te explico.— Tara asintió y volví a poner atención en la conversación de Rosita y Spencer.

—También puedo enseñarte cosas... ya sabes.

—Spencer, eres simpático, me caes bien pero ya deja de coquetear conmigo. Tengo una hermosa novia a la cual quiero mucho y no pienso engañar.— le respondió y yo sonreí.

—Oh, quizás ella no se entere de esto, será nuestro secreto.

Sentí unas manos en mis hombros.—Te sostengo para que no salgas y lo mates.— me explica Tara.

✓ | BRUTAL, rosita espinosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora