dieciseis.

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La casa rodante se detuvo y Abraham habló

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La casa rodante se detuvo y Abraham habló.—¿Que demonios?

—¿Que sucede?— pregunte.

—Enemigos.— respondió.

Mire a papá.—Ve, me quedaré con Maggie.

El asintió y salió de la casa rodante, caminé hacia la habitación trasera, ahí estaba Maggie acostada en la cama, y Oliver a su lado tomando su mano.

—Hola.— me senté a su lado.—¿Como sigues?

—Un poco mejor, no duele tanto. Eso está bien.

—Vamos a llegar a Hiltop y todos estará bien.

—¿Como sabes que lo haremos?

—Podemos hacer lo que sea, porque haremos lo que sea necesario.— ella sonrió un poco.—Intenta dormir un poco, te hará mejor.— deje un beso en su cabeza y fui a sentarme a uno de los sofás.

[...]

Desperté porque la casa rodante frenó, agarre mi fusil y me puse de pie rápidamente.

Vi como salían del vehículo así que repetí la acción. Unos caminantes estaban atados con cadenas en la calle.

—Es de Michonne.— miramos a un caminante con la ropa de la nombrada.

—Y de Daryl.— Sasha apuntó las flechas clavadas en uno de los caminantes.

Papá agarro su hacha para matar a uno de los caminantes pero comenzaron a disparar. Todos disparamos para cubrir a papá y dándole un poco de tiempo para que pudiera soltar a los caminantes y así dándonos paso por la carretera.

Alguien tiro de mi brazo y corrió hacia la casa rodante, todos entramos y cerraron la puerta para luego seguir avanzando.

Un dolor punzante se hizo presente en mi pierna, mire mi mano la cual la tenía en la puerta y tenía sangre, luego mi vista se dirigió a mi pierna. Una bala.

Me había llegado un disparo en la pierna, toque la parte trasera de esta y había orificio de salida pero dolía. Duele mucho.

Caí al sofá ganándome la mirada de todos menos la de Abraham el cual estaba conduciendo. Oliver se agachó a mi altura y tomó mi pierna con sus manos.

—Tengo vendas en mi mochila.— le dijo a su hermana la cual rápidamente tomó la mochila y comenzó a buscar.

—No hace falta.— gruñí mientras buscaba algo en los cajones.

—Deja de hacerte la fuerte, Liv, si hace falta.— agarro una botella, la abrió y me miró.—Esto dolerá.

Sin más volteo el líquido en la herida, y tenía razón, comenzó a arder demasiado, me había echado alcohol. Un chillido escapó de mis labios y sentí una mano tomar la mía.

✓ | BRUTAL, rosita espinosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora