Capítulo 17

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—Dos helados de choco menta y uno de pistacho —Hago una mueca de asco ante la mención del sabor de helado que Yann acaba de pedir para él

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—Dos helados de choco menta y uno de pistacho —Hago una mueca de asco ante la mención del sabor de helado que Yann acaba de pedir para él.  —. ¿Qué? A mí me gusta. —Justifica al ver mi mueca. Yo me encojo de hombros y le echo una miradita a Roma que se encuentra en una de las mesas ya sentada. Se ve tierna (si, Roma es la única niña que veo tierna y me cae bien), la silla le queda alta, así que balancea sus pies hacia delante y hacia atrás.

Cuando están listos los pedidos, ayudo a Yannick a llevarlos a la mesa.

—Esto está delicioso —me es imposible no alagar la delicia que tengo en mi cuchara llamada helado.

—Este también está delicioso —Yannick me señala con su cuchara con helado de pistacho.

—Ya, lo dudo —miro el helado con desprecio.

—Prueba —me anima, acercando la cucharada de helado a mi boca. La miro y ladeo la cabeza, para luego encoger los hombros y tomar la probada.

—Es comible —ante mi repuesta, Yann rueda los ojos algo fastidiado, lo que ocasiona que brote de mí una carcajada.

El helado de pistacho no es tannnnn desagradable, es comestible, pero sin duda nunca será mi sabor favorito.

(...)

—Mantente recta y apóyate en el andador —escucho como Yann le dice a la pequeña Roma desde la pista de hielo. Yo me encuentro, aun, poniéndome los patines. Mejor dicho, intentando ponérmelos. A veces soy algo inútil.

—Hola, guapa. ¿Necesitas ayuda? —Miro al chico que me acaba de coquetear como si fuera un insecto gigante. Lo ignoro y vuelvo a lo que estaba haciendo. — ¿El gato te comió la lengua? —Dice “divertido”. Imbécil.

—Siento la demora —Yann llega y me ayuda a terminarme de poner los patines. El chico que andaba merodeando, al notar que nadie le prestaba atención, se desapareció.

—Gracias —digo cuando termina.

—De nada —Me regala una sonrisa y me tiende una mano, luego de ponerse en pie (puesto que estaba agachado), para ayudarme a parar. —. Vamos a donde está Roma, ¿sabes patinar por tu cuenta o necesitas un andador?

—Si no quiero hacer el ridículo cayéndome, atrayendo la atención de todos, o tener un buen golpe en el trasero, será mejor que use un andador —Yann ríe.

—Vale, ahora lo busco.

No tarda ni dos minutos, ya que estaban a unos pasos. Luego que lo tiene en su poder me ayuda y me deja en la pista. Él patina casi como un profesional, algo que envidio, por el hecho de que parezco una tonta que no sabe ni utilizar el andador, hasta Roma lo emplea mejor que yo.

Una sola palabra: INCOMPRENDIDA   [Completa✓] #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora