— ¿Por qué me has estado ignorando todo el día? —oh Dios, es Yannick.
—Yo no te he estado ignorando —hablo neutra, sin ninguna expresión que me delate.
— ¿No? Eh tratado de buscarte conversación más de tres veces hoy en la escuela. Ni siquiera me saludaste —reprocha frustrado y su mirada destella algo de enojo.
—Lo siento, lo siento por no tratarte como el centro del universo, Yannick. No siempre te tengo porque saludar o hablar —soy ruda.
— ¿No somos amigos? —pregunta y noto el dolor en su voz.
—Sí, ¿y?
—Que cuando tienes un amigo no es que sea obligado siempre saludar o hablar, pero siempre te vas a interesar esa persona y por eso la saludas y le preguntas, al menos, cómo está. Eso es amistad, entre otras cosas. Tener interacción con esa persona, interesarte por ellas, guardar recuerdos juntos y estar siempre tanto en las buenas como en las malas.
—Lo siento —le digo sincera y con algo de vergüenza por mi forma de actuar en un principio. Tuve que dejar de hacerme la ruda por el sentimiento con que me habló.
— ¿Por qué me ignoraste? O, mejor dicho, ¿por qué estabas perdida en tu propio mundo alejada de los que te rodeaban? No creas que no noté que no fui el único ignorado. Apenas y le hacías caso a Leyla que parloteaba a tu lado —pregunta. ¿Y ahora qué escusa pongo?
—Tengo miles de cosas en la cabeza, Yannick. No tengo muchas ganas de hablar hoy.
—Quiero saber qué te pasa, Alaia. Sé que tu mutismo hace que no hables, pero al menos con nosotros lo hacías unos días atrás. ¡Incluso en la boda hablaste con algunos desconocidos! —me recuerda y suspiro.
«Que no se te vaya, no se lo puedes decir. Por favor Alaia, no seas tan directa y sincera por una vez en tu joven vida.»
Me repite una y mil veces mi conciencia. Y aunque la mayoría del tiempo le hago caso, esta vez no fue una de esas ocasiones.
—Me gustas y no sé qué hacer con eso. He estado perdida en mis pensamientos y al mismo tiempo haciendo todo lo posible por mantenerme lejos de ti. No quería hacer el ridículo, pero ahora lo acabo de hacer. Ese es el motivo. Ahora, si me disculpas, me despido. ¡Adiós! —desembucho, y dejándolo estático,
asimilando lo que le acabo de decir, me mando a correr hacia mi casa sin mirar atrás.Narra Yannick
Veo correr a Alaia y no hago nada por detenerla, me quedo estático en el lugar analizando aun lo que me acaba de decir.
¿Le gusto?
Aunque millones de veces quise pensar en esto, me era imposible. Las miles de ocasiones que la vi mirando a Franco de una manera que no entendía del todo y la incomodidad que mostró el día que lo vimos en medio de una cita no ayudaban a creer que le gustaba.
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Una sola palabra: INCOMPRENDIDA [Completa✓] #1
Teen FictionEn medio de un mundo lleno de palabras. Un mundo que detesto. Un mundo que no me comprende. Porque así soy: INCOMPRENDIDA. (........................................................) Créditos de la portada a mi amiga Laura. PD: No admito ningún tipo...