TROFEO DE GUERRA

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La primera vez que se vieron, Thor tenía cinco años, su madre lo llevó de la mano hasta el salón resplandeciente, afuera estaba oscuro, pero dentro todo brillaba. El pequeño hijo de Odín recordaba que sentía mucho frío, pero quería soltarse para ir a jugar entre las columnas de hielo, talladas y coloreadas con escenas que recordaban la grandeza guerrera de los Jötnar, también recordaba que lo obligaron a entregar un paquete envuelto en papel dorado a un pequeño niño que no le tomó el menor interés, que lo dejó caer con desdén y solicitó a su madre que lo llevara en sus brazos.

Festejaban los dos primeros años de vida del hijo mas pequeño del Rey Laufey. A pesar que tenía un tamaño menor a otras criaturas de su raza, su familia estaba contenta porque superó la edad promedio en que morían la mayoría de los niños. Loki crecía con salud, como una criatura llena de gracia y era la delicia de todos los Gigantes de hielo.

-"Mamá... ¿Por qué tiene la cara azul?"

-"Porque es un Jöttun,  hijo mío, un gigante de hielo."

-"¿Es un gigante enano?"

Frigga, la Reina de Asgard, sonrió ante las ocurrencias de su primogénito.

La segunda vez que se vieron, las relaciones diplomáticas entre los mundos eran tensas, Asgard regulaba en las discusiones, porque el Padre de Todo era poderoso y su opinión era respetada. Loki tenía diez años y odiaba la petulante presencia del Príncipe Aesir, con sus insolentes trece años, pues le pareció un tonto y engreído saco de carne rosada.. Thor caminaba por el salón secundario, mirándolo altanero, por encima del hombro y hablando con arrogancia de la superioridad de su gente, de su poder y como todos los pueblos del Yggdrasil se inclinaban ante el poderoso Odín.

-"Cuando mi padre decida que Asgard irá a la guerra, todos los feos Gigantes de hielo serán sometidos, se convertirán en nuestros esclavos y se inclinarán ante mí."

-"¿Tanto los odias Thor?"

-"No los odio... solo los desprecio."

El hijo de Laufey lo escuchó perfectamente, y sus ojos de fuego brillaron de indignación. Se puso de pie, dispuesto a reclamar las palabras imprudentes del rubio adolescente. Se le plantó enfrente, lo miró con altivez, y le dijo con voz firme:

-"Atrévete a repetir lo que dices de mi pueblo, pálido sin cerebro."

Thor lo miró también, pero el Jöttun sostuvo su desafío sin parpadear.

-"Puedo repetirlo y además, te romperé esa cara de lirio azul"- replicó dando un paso adelante.

Y se quedaron casi nariz con nariz, echándose la respiración helada en la  cara, con los puños cerrados, esperando que el otro diera el primer golpe. Y así hubiera sido si el joven Einherjar llamado Heimdall no los hubiese interrumpido, separándolos y alejando a Thor.

-Vamos,  Loki...- indicó Blyéistr, el mayor de los hijos de Laufey, producto de un matrimonio anterior- Nuestro padre te llama,  hará una declaración importante y desea que te resguardes lejos de esos Aesir.

Así  inició una guerra que ya duraba varios años.

Entonces, su tercer encuentro no sería mejor que los dos anteriores. La nación Jötnar gozaba con las batallas, los Gigantes invadían pueblos en Alfheim y en Vanaheim, los devastaban, saqueaban y asesinaban a sus pobladores, enfrentaban a los ejércitos aliados, pero nada conseguía detenerlos. Fue cuando los mundos atacados llamaron a la intervención de Asgard, y los guerreros de la ciudad dorada se aprestaron para acudir en su auxilio.

Poco a poco, las huestes armadas de Odín hicieron retroceder a los Jötnar, hasta que los enfrentamientos se limitaron a librarse dentro de Jötunheim. Cada vez más  mermados, débiles y hambrientos,  los Gigantes se refugiaron dentro de las murallas heladas de Gastropnir, y hasta allá fueron llegando los ejércitos Aesir.

EN DEFENSA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora