EL SACRIFICIO MÁS GRANDE.

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Si, tenía ganas de llorar, más todavía, cuando Thor le entregó una larga y brillante trenza de azabache. Su cabello, que tanto cuidaba, como su madre Farbauti lo enseñó... porque era parte de su encanto, porque resultaba un atractivo erógeno entre los Jötnar, porque su marido, orgulloso, podía presentarlo en eventos públicos luciendo su cascada de ébano llena de joyas, demostrando a todos, que podía mantener feliz y lujosamente a un Príncipe Jöttun.

Pero respiró hondo y se contuvo, porque era parte del conjuro con el que salvaría a su niño.

-Gracias- le dijo, colocando la trenza junto a una enorme tina, ya llena hasta el borde con el agua perfumada de madreselva. Loki se negó a probar alimentos, era más importante proseguir con el ritual, y tras escuchar a Tony contarle que Ari pasó una noche tranquilo, a pesar que la sedación estaba al mínimo y sería retirada en las siguientes horas, dejó caer su bata de seda, quedando desnudo y metiéndose lentamente al tibio líquido.

-Epa... mejor nos vamos, que ninguno de los tres es de piedra- declaró Stark, reconociendo la impresionante armonía y belleza del cuerpo estilizado de Loki. Y arrastró tras de sí a Stephen, que también lo admiraba boquiabierto- Vámonos, mago de feria, que por el único que debes babear es por mí...

-¿Y Thor, por qué a él sí le permites quedarse?

Tony apenas alcanzó a ver al rubio asgardiano cerrar la puerta del baño y girar el seguro.

-Maldito tramposo...- agregó, sonriendo- Vamos a desayunar, y dejemos que ellos arreglen sus hechizos como quieran... ¿O acaso debes estar presente?

-Me gustaría, por curiosidad profesional... pero, mi sentido común me indica que tres son multitud... y cuatro, invasión...

***

Loki mojó su cabello y comenzó a pasarlo por su cuerpo... lentamente... mientras recitaba en voz alta, el conjuro necesario para aclarar la mente de su hijo, invocó espíritus antiguos, rezó a Dioses olvidados para que intercedieran y borraran el destino de Ari, solicitó con humildad y devoción que le brindaran la oportunidad de elegir sin imposiciones de nadie. Repitió las palabras todas las veces que fue necesario hasta terminar de frotar cada milímetro de su piel celeste, porque Loki inició el ritual con la forma Jöttun y Thor, respetuoso y emocionado, no podía sino admirar su perfección...

Tal vez era un miserable gigante de hielo, como acostumbraba referirse a ellos, pero la realidad era que Loki lo enloquecía... y a cada momento, le agradaba más y más la idea de que Ari fuera una conjugación de sus razas, de sus sangres y las herencias de sus pueblos... quizá su hijo crecería para ser el mejor,  más fuerte y apuesto guerrero de los Mundos... o quizá poseería la magia sutil, la inteligencia y sabiduría de Loki.

-Dame... colocaré tu cabello al sol... así estará seco antes del anochecer...

Loki entregó la trenza sin resistencia, su semblante se mostraba algo cansado. Porque el conjuro le exigió toda su fuerza mental y emocional... temblaban sus finos dedos al soltar los negros mechones, y se sentó fuera de la tina, dejando únicamente sus largas piernas dentro del agua.

Cuando Thor regresó, intentó mirar con naturalidad al pelinegro y no fijarse ni en lo corto de su melena, que se rizaba graciosa entre los sedosos cuernos, ni en la gloriosa desnudez, que atraía sus ojos hasta su área íntima como un imán irresistible.

-Creo que estoy listo para probar algo de alimentos...- murmuró Loki, queriendo sonar más animado de lo que en realidad estaba- Me vestiré para ir... ¿Quieres acompañarme?

-¿Qué pasa con toda esa agua perfumada? ¿Se irá a la cañería?

-Todavía huele asombroso... sería una pena desperdiciarla sin que alguien más se bañe... ¿Quieres intentarlo?

EN DEFENSA DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora