Loki entró a su alcoba con el gesto de enfado que tanto contrariaba al Rey Harokin, pero no le interesaba en lo más mínimo, arrojó al suelo la capa de pieles, se arrancó del cuello la costosa cadena de oro, los pendientes, anillos y aros de los cuernos, también sufrieron el mismo destino. Todos los adornos despreciados como si fueran basura.
-Loki, no vuelvas a dejarme hablando solo...- exclamó Harokin, siguiéndolo a grandes zancadas e intentando detenerlo- ¡Me juraste que te comportarías bien! ¡Sabías lo importante que es para mi gobierno mantener buenas relaciones con el Rey Malekith! La amenaza de los Elfos Oscuros es cada día mayor, no nos conviene que nos miren como enemigos...
-Tampoco como amigos- se quejó el Jöttun, voviéndose con fiereza y mostrando sus blancos dientes- ¡Son asesinos, son traicioneros! ¿Cómo piensas que te verán el resto de los mundos cuando haces las paces con esos seres? Todos pensaban que su raza estaba extinta, o al menos, que no tenían los recursos suficientes para ser tomados en serio... Y resulta que el Rey Harokin, que controla la mitad de las minas de Uru de Jötunheim, los recibe en su palacio como si fueran potentados...
-A tí no te importan mis asuntos, tu deber es estar a mi lado, apoyarme, darme lucimiento... para eso estás, para cumplir las obligaciones que marca el protocolo, tu opinión, tus gestos y miradas, salen sobrando. Ahora mismo bajarás y nos acompañarás en la cena... y cuidadito con que pongas otra mala cara, Loki, porque he sido paciente contigo, pero eso puede cambiar...
-¿Y qué vas a hacer... obligarme?- lo desafió el pelinegro, irguiendo la cabeza con altivez.
-¿Crees que no puedo?- replicó Harokin, sosteniéndole la mirada y tomando un fuete que llevaba al cinto- No me gusta herir tu linda piel, pero no me dejas opción...
-¿Vas a golpearme? ¿Recuerdas que ya no soy esclavo de nadie, que no tengo otra obligación contigo que las del contrato nupcial? Contrato que, por cierto, estamos citados con mi padre para volver a negociar...
-Esta corrección va por mi cuenta, altanero...
Harokin alzó la mano y amenazó con dejarla caer sobre el cuerpo de Loki, pero el pelinegro ni siquiera parpadeó, se plantó frente al otro y enarcó una ceja, en un gesto de desafío. Harokin intentó bajar el fuete, quitarle a quemantes golpes esa insolencia que se acrecentaba día con día, desde que fue por él a Midgard, el Jöttun ya no era el mismo... todas las razones que contenían su indisciplina en el pasado parecían ya no tener efecto, a Loki no le interesaba la familia, el honor, las políticas, las joyas... nada, y por supuesto, solo repetía con insistencia que esperaba ansioso la reunión con el Rey Laufey para solicitar formalmente el divorcio... asunto que enojaba en extremo a Harokin, que se negaba a liberar su contrato, insistiendo que eran esposos para siempre.
-Anda... golpéame, presume a esos desgraciados Elfos oscuros tu pasatiempo favorito... violentarte y desquitarte con tu pareja... encajas perfecto con sus brutales costumbres...
-¡Yo no sé por qué lo haces tan difícil, Loki! Fui por tí después de tu huida de nuestra casa, te perdoné, te di nuevamente un lugar que muchos desean... no solo serías mi consorte, serías coronado Rey consorte... ¿Y qué más quieres?- se quejó el otro, bajando el fuete mientras su mano temblaba de rabia- Y más allá del protocolo, de las costumbres... solo te he pedido una cosa: Dame un hijo... dame un heredero y formemos una familia feliz.
-Harokin... ese tema no existe... jamás te daría hijos... aunque pudiera volver a tenerlos...
-Malekith me ha hablado de un procedimiento que revierte los efectos de la poción, se prepara con sales que provienen de manantiales sulfurosos de Svartalheim... ¿Ves como en realidad tengo razones poderosas para tener tratos con los oscuros? ¿Entiendes lo importante que eres para mí, mi querido esposo?
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EN DEFENSA DEL AMOR.
FanfictionDespués de perder la guerra contra Asgard, Loki es tomado como esclavo. Su nuevo amo, Thor Odinson, pretende enseñarlo a servirle con humildad y sumisión, pero el altivo corazón del Jöttun no es fácil de domesticar... en la intimidad de la casa del...