A veces nos aferramos tanto a algo o a alguien que no nos damos cuenta de que esa cercanía nos puede hacer daño.
Las conversaciones que tenía con Diana eran muy agradables, hablábamos todos los días. No me separaba de mi teléfono, no me importaba que era por puro texto, es como si la tuviera al lado, sin proponernoslo rompimos con la barrera de la distancia, chateábamos siempre, ella parecía tan alegre, tan dinámica, se reía de todo pero no era tonta, era muy inteligente, podía redactar hasta un texto de 10mil palabras en un día, me sorprendía tanto por su hiperactividad.
Mientras conversábamos ella redactaba, me encantaba su forma de ser, me alegraba y me hacía reír porque a veces decía unas cosas como si ella fuese una niña. Se rehusó a hablar sobre cuestiones de políticas, no quiso opinar de los presidentes de nuestros países, me pareció raro, se lo respeté pero llegué a creer que era una adolescente, no quise hablarle de otros temas porque temía que realmente fuese una jovencita.
A ella le encantaba escuchar música moderna, me llegó a enviar algunos links de lo que escuchaba, también me gustó y me ponía a escucharlo cuando cocinaba o lavaba, mi esposo se burlaba de mi, porque parecía una loca con la música a todo volumen en mi celular, ya sea dentro de la cocina o cuando atendía a la gente que venían a comprar.
Conocí su faceta alocada, como si ella no tuviera responsabilidades, pareciera que todo el tiempo estuviera conectada en las redes, también era muy curiosa, si veía algo que le interesaba en internet lo investigaba de una vez y me lo comentaba y yo comprobaba esa información, me gustaba leer e investigar sobre sus alocadas ideas, ella era muy intensa, no descansaba hasta terminar una obra o conseguir algo que le interesaba.
En una ocasión la noté diferente, ese dia no era esa chica tan alegre con la cual ya tenía un par de semanas hablando:
—¡Hola! ¿Cómo estás?
—¡Hola linda! Aquí... ¿Y tu?
—Bien, ¿Qué haces?
—Nada...no lo soporto...estoy harta de mi vida, es una mierda.
—¿Dime que tienes?¿Porqué dices eso?
—No te quiero molestar con mis problemas. Mejor hablamos mañana.
—No, no me molesta ...puedes contarme, te escucho, te hará bien desahogarte.
—Es que mi padre es un intenso...me tiene harta sus exigencias. Estoy harta de las exigencias de todo el mundo.
—Ya veo a quien le heredaste esa actitud de intensa...ja ja ja
—ja ja ja qué graciosa eres.
—Al menos te hice reír.
—ja ja ja.
—¿Entonces? ¿Por qué estás molesta , que te hizo tu padre si se puede saber?
—Él me quiere controlar en todo. A veces me quisiera ir y abandonarlos, no soporto que me quiera manejar a su antojo.
—¿Y porque no lo haces? ¿Por qué no te vas y acabas con esa situación? Yo no soportaría que me estuvieran obligando a hacer algo que no quiero.
—No es tan fácil, cuando decido irme, le digo de mis planes, luego él me dice que afuera no hay nada bueno para mí, que continúe con el negocio familiar, que aquí estoy mejor... a veces me quiero abrir, conocer más gente, salir de aquí, siempre he estado con las mismas personas. No hay nada interesante pero luego desisto.
—Yo que tú me fuera, si no me sintiera feliz. Yo sigo aquí porque amo vivir aquí, me gusta este pueblito, soy feliz aquí, no imagino mi vida en otra parte ni siquiera me imagino lejos de mi familia, de mi madre de mis hermanos. Aquí lo tengo todo.
—No me voy por lo mismo que dices, yo sé que él se pone muy intenso, me exige de más, pero si lo dejo botado, nadie más se ocuparía del negocio, él ya está algo mayor, mi madre y mis hermanos quedarían prácticamente desamparados si los dejo botados.
—¿Y a que te dedicas?
—Estoy administrando el hotel de la familia, tuve que estudiar administración de empresas porque era lo que mi padre quería, mientras que yo amaba pintar, escribir, ahora lo hago en mi tiempo libre pero no se puede vivir de eso, tengo que administrar el hotel para ayudar a mi familia, mis hermanos todavía son muy pequeños y mi madre es solo ama de casa...
—¿Y dónde vives? Yo sé que es en España, ¿pero en que parte?
—En una de las islas Canarias, la Gran Canaria...¿y tú?
—En Venezuela, entre la frontera con Colombia...¿Y que piensas hacer?
—Ja ja ja por los momentos continuar con mi trabajo, ya me tranquilicé. Gracias por escuchar y disculpa que haya explotado de esta forma, no suelo contarle a las personas de mis problemas...que pena contigo.
—No te preocupes, cuenta conmigo para lo que sea. Además te imagino toda histérica gritando junto con tu padre. Sé muy bien que los españoles son muy escandalosos...Ja ja ja
—ja ja ja tampoco es que nos gritamos tanto. Ja ja ja. Deja de imaginar esas cosas. Mi padre no es mala persona solo que a veces me saca de mis casillas con sus exigencias sin sentido.
—Pero mira las cosas por su lado positivo. Yo tampoco quise ser docente, me gustaba la arquitectura pero por las opciones laborales de mi país tuve que estudiar educación, pero actualmente amo dar clases, me gusta enseñar, mis alumnos me motivan a seguir con la enseñanza.
—Ja ja ja no creo que yo llegue a amar mi trabajo. Pero bueno, toca trabajar. Por cierto dime cuántos años tienes, ya se que eres piscis pero nunca me dijiste tú edad.
—Tengo 34 años ¿ y tú?
—29 añitos...
—Ja ja ja soy mayor que tú...así que te puedo mandar a dormir temprano...ja ja ja
—¡Cuidado no señora mayor...!ja ja ja solo por cinco añitos. No es mucha diferencia. Gracias por escucharme y disculpa lo malo. Ya es muy tarde.
—Siempre estaré cuando necesites hablar, nunca dudes en contarme tus problemas...¿Dime qué hora es alli?
—1am... aunque siempre duermo hasta tarde cuando me inspiro para escribir o leer alguna historia.
—Wow...es demasiado tarde. Mejor te duermes...hazme caso niña que soy mayor que tu.
—Ja ja ja...sigues con eso, ves que puedo mandarte a hacer cosas, no importa tu edad...No me provoques cariño.
—ja ja ja ¡Dulces sueños! Hasta mañana.
—¡Gracias! Que duermas bien.
Así eran nuestras conversaciones, cada vez nos conocíamos más, después de hablar con ella me sentía muy satisfecha. Me quedaba preparando la cena muy emocionada mientras escuchaba su música preferida que ahora también era mi preferida. Mi esposo ya sabía que yo tenía una amiga en las redes sociales por la cuestión de mis lecturas, yo misma se lo contaba, no tenia secretos con él, le dije que era una de mis escritoras, no le vi nada malo a mi nueva amistad por eso se lo conté, no sabía que me estaba enamorando de ella...de esa chica, era imposible que yo imaginará algo así...solo sabía que yo era muy feliz con su amistad.
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Corazón sin riendas.
RomanceYo tenía mi vida hecha con un matrimonio feliz, ya había pasado por todas las etapas del amor pero jamás imaginé enamorarme nuevamente, mucho menos de una chica hasta que la conocí a ella, alguien que nunca vi en persona y que vive en otro continen...