Nuestro trato había cambiado, estaba segura que era por causa de su matrimonio. No creí que ella fuese capaz de abandonar a su esposo por mi, además, me encontraba tan lejos de ella y a veces yo no lograba mantener una relación ni de amistad con alguien cercano por mi actitud tan impulsiva; yo misma no me podía controlar aunque quisiera.
Como deseé estar en el lugar de ese hombre, como lo envidié. Sentí rabia al imaginarla en sus brazos, al pensar que todas las noches le hacía el amor, que la hacía gemir de placer, y yo aquí deseándola cada día cada noche, soñaba con rozar sus labios con los míos, quería hacerla feliz. Traté de olvidar esos pensamientos que me lastimaban y comencé a chatear con otra escritora, era muy tarde pero me divertía, echábamos bromas de las obras, de los personajes, de repente recibí un mensaje de Carolina preguntándome si yo era sonámbula, supongo que fue por la hora en que me vio en línea, le dije que estaba platicando con Luisa, pues ella también había leído alguna de sus obras.
Realmente Luisa, era muy buena escritora, era muy liberal, no tenía ningún tipo de tapujos en sus escritos y era lesbiana. En esa conversación sentí una molestia de parte de Carolina, yo estaba dudosa de si eran celos, el hecho es que después de eso ella dejó en visto nuevamente mis mensajes, al día siguiente le escribí temprano como acostumbraba hacerlo y tampoco me respondió, eso significaba que yo no le importaba, ya habían sido varias veces en que me había ignorado y eso me lastimaba, tenía que alejarme de ella.
Un día tonteaba conmigo y al otro me ignoraba, luego me escribía como si nada contándome sus cosas y yo le seguía la corriente chateando con ella, la amaba y no podía decirle que no. Si en ese momento me hubiera pedido viajar hasta su país, yo correría como un corderito hasta el matadero, no tenía fuerza de voluntad para negarme a esa mujer.
De pronto un día ella me comenzó a hablar más sobre su esposo, sobre cómo la trataba, yo solo la escuchaba con mucha rabia y fingía reírme de sus anécdotas. Era más que claro que ella no me quería así como me había dicho la otra vez, si ella me quisiera no me hablaría de ese hombre mucho menos me mencionaría de sus intimidades.
—Acabo de publicar un nuevo capítulo.
—¡Que bueno!...lo leeré de una vez.
—Me dices tú opinión...ja ja —a los minutos me escribió nuevamente.
—¡Discúlpame! Apenas pude leer una cuartilla, tengo que atender a mis cuñados que llegaron con mi esposo. Voy a prepararles la cena.
—No te preocupes, después lo leerás, espero que te quede rico la cena.
—¡Gracias!
Al día siguiente me escribió:
—¡Lo siento! No he terminado de leer tu capítulo, he estado muy ocupada.
—Aah...¡Hola! Tranquila linda lo leerás a lo que te desocupes.
—¿Y cómo has estado?
—Bien...¿Cómo te quedó la cena de anoche?
—Ja ja un desastre, se me quemaron los huevos, me había descuidado haciendo otra cosa...ja ja ja
—¿Y cómo hiciste? Se lo diste así quemado.
—¿Cómo crees? Ja ja ja me tocó doble trabajo, tuve que preparar otros.
—¿Y tu esposo no se molestó contigo?
—No...él es muy comprensivo, más bien cuando estoy ocupada él me ayuda. Lo malo es que no le gusta que yo lea hasta muy tarde. Pero como sea hoy terminaré tu capítulo...tengo mis propias artimañas para convencerlo.
—Aaah...¿Y eso?
—Lo entretendré muy bien, seré muy cariñosa con él, lo voy a seducir ...ya sabes...ja ja ja y lo dejaré agotadísimo para que se duerma primero...ja ja ja...así leeré hasta la hora que me plazca.
—Aaah...el dichoso polvo antes de dormir.
—Si...¿Excelente idea verdad? Ja ja
—Si...muy buena idea...ja ja ja —Sentí tanta rabia por dentro, tenía tantos celos...¿Cómo fue capaz de hablarme de eso? ¿Cómo me puede torturar de esa manera? Con solo imaginarla en sus brazos aumentaba más mis celos, la deseaba para mí, no quería que nadie más la tocara, la quería conmigo, quería hacerla mía, deseaba hacerla gemir entre mis brazos, que sus suspiros fueran para mí. ¡Maldita sea! ¿Qué tenía que hacer para no sentir todo esto? ¡Odio mi vida es una mierda!
Al día siguiente hablamos como siempre:
—¡Hola! ¿Qué tal tu día?
—¡Hola! Bien ¿Y tú? No pude leer nada, ni siquiera un capítulo de ninguna obra.
—¿Y eso porqué?¿No que ibas a dejar a tu esposo muy agotado? —le dije de forma irónica.
—Me salió el tiro por la culata...después de seducir a mi esposo me quedé rendida, nunca antes me había dormido primero que él pero esta vez fue la excepción, él se quedó viendo películas y yo estaba en quinto sueño.
—Eso se llama karma...ja ja ja —Tuve que seguir fingiendo, aunque por dentro me sentía destrozada por lo que me decía.
—Sera así como tú dices. Ja ja
En los últimos días me lo mencionaba todo el tiempo, cosa que antes no hacía, hasta fui muy grosera con ella cuando me insistió que le explicara el contenido de unos libros, me estaba tonteando otra vez, yo no entendía porqué me insinuaba cosas si era tan feliz con su esposo, fui muy seca y cortante con ella, le dije que las bromas tenían un límite, me dolió tratarla así pero no había otra opción.
Me harté de esa situación, de que me dejara los mensajes en visto, de que casi no me escribía, decidí apartarme más. Cuando ella me preguntaba algo solo le respondía con un sí o un no o bien...es decir no continuaba una conversación como tal, así como lo hacíamos antes, y para ella eso era normal, no le perjudicó en nada, pero cada día yo estaba más hundida en la tristeza y sentía en carne propia el sufrimiento por el desamor.
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Corazón sin riendas.
RomanceYo tenía mi vida hecha con un matrimonio feliz, ya había pasado por todas las etapas del amor pero jamás imaginé enamorarme nuevamente, mucho menos de una chica hasta que la conocí a ella, alguien que nunca vi en persona y que vive en otro continen...