19. Aceptación

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Traté de continuar con mi vida, trabajaba todos los días para distraerme pero nunca lograba sacarla de mi mente, dejé de publicar mis obras y tampoco actualizaba las que ya tenía activas, no quería reencontrarme con ella, no sabría cómo actuar después de como la traté.

Lo que si tenía claro es que la extrañaba bastante...

Ya había pasado como tres meses desde aquella ves en que le dije que no sentía nada por ella, y todavía la pensaba todos los días, no había noche en que no lloraba por mi maldita actitud, me deprimí demasiado, eso me había dado a entender que era un sentimiento muy fuerte.

Era un domingo más para mí, un día más sin ella, sin esa persona que me había despertado tantos sentimientos y emociones.

Me encontraba con mis padres y hermanos menores en la orilla de la playa paseando. No quería salir pero mi madre me insistió mucho, tuve que aceptar ir con ellos para tranquilizarla, aunque creo que su intención fue de distraerme o de poner mis ojos en algún hombre. Ellos no tenían idea de que me gustaban las mujeres, siempre había sido así solo que yo no lo aceptaba, ahora me daba cuenta del porqué mis relaciones nunca habían funcionado. Supongo que por eso nunca me sentí satisfecha, ningún hombre me había hecho sentir plena.

Después de caminar por un rato me sente bajo una sombrilla mientras bebía un refresco.  No pude evitar observar a la gente que se movían felices de un lado a otro, jugaban con sus hijos, algunos conversaban mirándose con amor, vi a las parejas agarradas de las manos, se veían tan enamorados, se abrazaban y se daban la comida en la boca ¡Que envidia sentía por ellos! ¿Porqué no podía estar así con ella? ¿Porqué no podemos romper esa barrera que nos separaba? No me refiero solo a la distancia física ...Ella me ama y yo a ella...ningún matrimonio es para siempre...ella se puede separar ¿Porqué fui tan tonta y no le di una oportunidad a nuestro amor? Una voz grave me hizo reaccionar:

—¡Diana!...¿En que tanto piensas niña?

—¿Eh?...en nada padre.

—Algo te pasa...no te creas que no sé cuando uno de mis hijos tienen problemas. No soy tan insensible como parece...

—De veras que no es nada.

—¡Ven! ¡Vamos a caminar! A ver si me cuentas. ¡Vale!

—Vamos... —Me fui con él, caminé en silencio, no quise contarle nada, de repente vi a una pareja de dos chicas agarradas de la mano. Se miraban como muy enamoradas, sin analizar mis palabras le dije a mi padre:

—¿Qué piensas sobre la relación entre dos mujeres?

—¿Qué clase de pregunta es esa? —Se veía molestó, su mirada me fulminó. Nunca lo había visto tan enojado.

—Solo quiero saber tu opinión. —Él se quedó muy pensativo, se veía que no le agradaba esa idea...era lo más lógico viniendo de él.

—No me parece que dos mujeres estén juntas, no es correcto. La mujer existe para compartir su vida con un hombre, para tener hijos y formar una familia. Mira a tus hermanos, ellos nacieron de una relación entre un hombre y una mujer, no de dos mujeres.

Giré hacia atrás donde mi padre miraba con mucho orgullo, los mellizos estaban jugando con una pelota, apenas tenían once años, se veían tan felices; Laura y Felipe eran muy unidos, tuvieron mejor infancia que yo, seguro enorgullecerán a nuestros padres.

Yo tuve que estudiar una carrera que no me gustaba, lo tuve que hacer para ayudar a mi padre, dejé mis sueños por un lado por mi familia ahora mi sueño es esa chica a quien amaba con locura.

Observé otra vez a esas dos mujeres que se ayudaban en todo, se veía a simple vista que era una feliz pareja luego continué por impulso y muy segura —: ¿Y si eso no es lo correcto...porqué lo sienten? Ellas se aman y están felices juntas...no creo que puedan ser felices estando separadas. —Sentí un fuerte dolor en el pecho al pensar que podría estar así con Carolina. Yo misma me hice este daño al no haber aceptado mis sentimientos y enfrentar a nuestras familias.

Mi padre se puso furioso por lo que dije, apretó sus puños de la rabia, me dio la impresión de que me quería golpear. Sentí mucho dolor por su reacción y cerré los ojos de forma inconsciente esperando el golpe por mi atrevimiento.

—No es lo correcto...no debería ser...Pero tienes razón. Ellas son felices, merecen estar juntas si se aman y eso es mejor que vivir como zombies o estar lamentándose en cada rincón de su casa sin reír, sin disfrutar de la vida.

Abrí los ojos al escuchar eso, mi padre estaba de espaldas mirando el atardecer, por primera vez sentí que me comprendía, esas palabras me llegaron hasta el alma, nunca fuimos tan cercanos pero ese día había una comprensión entre ambos, me sentí tan bien después de escucharlo.

Regresamos en silencio hasta donde se encontraba mi madre junto con mis hermanos, yo tenía otro semblante.

—Por lo visto les sentó bien esa caminata —intervino mi madre al vernos llegar.

—Espero que a partir de hoy vuestra hija ya no parezca un alma atormentada. —comentó mi padre.

—Ja ja ja...no exageren —les dije algo apenada, mis hermanos estaban asombrados porque ya había pasado mucho tiempo desde la última vez en que me vieron sonreír. Laura y Felipe me abrazaron, me sentí tan bien, desde hace mucho tiempo me atormentaban mis pensamientos y sentimientos, hoy por fin me siento liberada.

—Ve preparándote mujer que pronto conoceremos a alguien más. —Me sonrojé al escuchar eso. Nunca creí que mi padre me fuera a entender, tampoco me di cuenta que mi familia había sufrido por mis cambios de estados emocionales. Estaba tan liada en mi propio mundo llena de caos que me olvidé del resto.

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Corazón sin riendas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora