Capítulo 1

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Estados Unidos...

Bastian.

Por muchos años pensé que estaba enamorado de Cam. Ella es una chica que ha sufrido mucho después de que su madre se volvió a casar. A pesar de que Daniels es un excelente hombre que le ha dado todo lo que ella ha querido, la falta de su verdadero papá la convirtió en una chica bipolar.

Fui el primer hombre de su vida y también su primer amor. Creí amarla y por eso había decidido comprar una casa para que ahí viviéramos los dos hasta llegar a nuestra vejez. Seré honesto. Antes de conocer a la que hoy es mi jefa, yo sentía que amaba a Cam.

El destino me jugó una mala partida y me hizo dudar cuando apareció esa pelirroja de sonrisa alegre. Jamás había dudado de mis sentimientos por Camelia, pero el día que conocí a la princesa Alena, mi mundo dio un vuelco total.

El amor que sentía por Camelia era más que todo de hermanos y no saben lo patético que se siente darse cuenta de eso muchos años después.

—Zervas —la voz de mi jefe, Daniels, me hace verlo—, ella es la princesa Alena de Grecia —hago una pequeña reverencia y ella me regala una sonrisa—. A partir de hoy eres su custodio por órdenes del príncipe Egan.

Asiento y empiezo a sentirme nervioso.

—Soy la princesa Alena, pero puede llamarme Ale —habla dulcemente—. Nos conocemos antes del baile de coronación de mi hermano para evitar incomodidades en público —me extiende su mano—. Vivo bajo el ojo público, por eso no quiero que se sienta incómodo mientras es mi custodio.

—No puedo llamarla así —alza una ceja—. Soy Bastian Zervas, espero poder llevarnos bien —estrechamos nuestras manos. Bajo la mirada a su fría y temblorosa mano, frunciendo el ceño la vuelvo a ver y ella niega con la cabeza.

—Déjenos solos, por favor —le pide a Daniels. Este asiente y se marcha—. Disculpe si lo incomode, recién caigo en cuenta que usted es el novio de la señorita Camelia.

¿Novio?

No.

Ella y yo no somos nada. Aunque no creo que deba explicarle eso, igualmente lo haré.

Profesional 100%.

—No se preocupe, entre mi compañera y yo no hay nada —asiente no muy convencida—. ¿Dónde se está quedando?

Mira a su alrededor hasta que su mirada me repasa con lentitud.

—Tiene un acento muy bonito —me mira fijamente—. Me dijeron que usted es muy profesional —se acerca de manera amenazante—. Deje de ponerse nervioso conmigo. Entre usted y yo no pasará nada que ambos no queramos, señor Zervas.

Se marcha y siento como mis pulmones vuelven a llenarse de aire.

La princesa Alena, me dijeron que eras una mujer dulce, el problema es que eres encantadoramente sexy y peligrosa.

***

Han pasado varios días desde que empecé a custodiar a la monarca de cabello rojo. Cada vez que la veo venir mi respiración se acelera y siento como si necesitara alejar a todo tipo que intente verla.

Mientras estuvimos en Grecia casi mato a un paparazzi que la hizo sentir mal. Aunque en su rostro no note nada fuera de lo común, en el auto varias lágrimas le corrieron. Me hizo prometerle que no diría una palabra, pero honestamente me preocupe.

—¿Hace mucho que trabaja como custodio? —pregunta mientras estaciono el auto. Hoy se la presentaré a mis mejores amigos—. Tiene aspecto de chico rudo boxeador.

La Princesa y su Guardián #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora