Capítulo 27

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Al día siguiente...

Aeropuerto de Massachusetts.

Mi corazón me duele.

Princesa Alena.

Egan me hizo abrir los ojos con su actitud. Sabía que estaba actuando mal y haciendo sufrir a Bastian, pero no era consciente de lo que hacía. El miedo que tengo y las ganas de protegerlo, me ganaron. Me dolió saber lo mucho que sufrieron Bastian y Kyle cuando rescataron a la esposa del líder italiano. Me costó muchísimo dormir anoche, pero más me costó decirle a los chicos que debían irse de aquí mientras Egan, Hilary y yo, estemos en América.

Tengo un hermano que no entiende razones y si no hacía algo, él realmente iba a asesinar a los chicos. Yo debo ser idiota y masoquista, pero yo quiero creer que ellos hicieron esto porque tienen sus motivos. O sea, todo claramente se vio planeado y sé qué esto debe ser para encarar a Camelia. Y sí, me duele muchísimo lo que sucedió, pero en mi corazón, ellos son inocentes y serían incapaz de hacerme esto sin razón.

—No tenías que venir para acá, Alena. Suficiente con que ellos se despidieran desde la casa de Alessandra —se queja, cruzándose de brazos.

—¿Para qué viniste al aeropuerto entonces? No iba a perder la oportunidad de decirles adiós. Pudiste quedarte en el hotel hablando con los periodistas y haciendo lo que hace un futuro rey —respondo, buscando a los chicos.

—Son unos asesinos a sueldo. ¿Acaso no escuchaste lo que ellos dijeron, Alena? —insiste.

—Claro que los escuché —me giro a verlo, y en sus ojos hay preocupación—. Me di cuenta un poco tarde, pero cada uno de ellos tiene su pasado. Hay cosas que tú no me dices, pero sé que has hecho —frunce el ceño—. La nobleza no se salvará jamás de hacer las cosas, solo que tienen al servicio secreto, pero a nosotros no se nos ve... Pero en cambio, a ellos sí.

—Ale, solo quiero cuidarte y ellos no son los indicados —lo interrumpo antes de que siga hablando.

Me empiezo a reír.

—Te recuerdo que fuiste tú el que los quería convertir en condes y ofrecerles trabajo como jefes del servicio secreto de Nueva Zelanda —suspira haciendo una mueca de desagrado—. Son guardaespaldas, su trabajo no es precisamente el más bonito del mundo —le sonrío con ganas de llorar—. Tú tienes miles de razones para odiarlos porque te sientes traicionado, pero yo tengo miles de razones para amarlos porque ellos han sido las personas más maravillosas que he conocido.

Solo me arrepiento de haberme topado con Camelia...

—Les daré todo para que te protejan, solo porque tú confías en ellos y si me demuestran que yo estaba equivocado —suspira y me hace señas para que me acerque—. Eres mi hermanita y te amo muchísimo. No quiero perderte, Alena. Solo somos nosotros dos contra el mundo y quiero que vivas en un lugar seguro.

—¿Puedo quitarles la prohibición de entrar a Europa? —niega con la cabeza—. Ellos jamás me harán nada y te lo van a demostrar con el tiempo. La familia siempre crece, Egan. He estado aquí mucho tiempo y encontré a personas maravillosas y no tan agradables, que se han convertido en parte de mi familia también. 

Eres mi hermano y te amo, pero Kyle es un amigo que quiero y Bastian es el hombre al que amo.

[...]

Cuando terminé de hablar con Egan, fui en busca de los chicos. No sabía a qué parte del mundo irían, así que me tomó un poco de tiempo encontrarlos. 

Olvidé que era princesa y podía preguntar por ellos sin necesidad de esperar tanto tiempo.

Los vi a lo lejos y tenían ojeras y aspecto de no haber dormido nada. Bastian estaba golpeado y Kyle estaba diciéndole cosas al oído.

A paso lento me acerco a ellos, con el corazón latiendo con rapidez . Tenía miedo de hacer la pregunta y no quería recibir una respuesta totalmente diferente a lo que he venido creyendo que sería...

—Al fin los encontré... —digo, con voz temblorosa, se giraron a verme y sentí que quería vomitar de los nervios—. Lo de ayer... ustedes... Hay una razón... Yo...

Bastian se ríe.

—No hay una razón oculta. Solo quería que vieras quienes somos nosotros en realidad  —mis ojos se llenan de lágrimas, mi cerebro no procesa lo que dice—. Me cansé, Alena. Me cansé de tener que cuidarte y tener que justificar cada paso que di en el pasado. La Cosa Nostra siempre va a estar presente en mi vida —hace con sus dedos las señas de dinero—. Me dan más dinero por asesinar a personas que por cuidarte a ti.

Mis lágrimas caen sin poder detenerlas, lo miro tensar la mandíbula, se gira para irse e intento detenerlo.

No lo logré y en eso se pone frente a mí impidiéndome el paso, Kyle.

—No lo detengas, ya no estamos bajo tus reglas —me mira serio—. ¿Viniste a impedirnos que respiremos? O ¿Vienes a prohibirnos tocar algún otro lugar del mundo?

Limpio mis lágrimas como bestia sin poder creer lo que está pasando.

—No entiendo nada de lo que está sucediendo. Ustedes...

—¿No nos podemos cansar de ti? —su voz seca y mirada fría, hace que mi mundo colapse—. Me cansé de intentar estar contigo y me di cuenta de que nunca te dio la gana de decirme nada.

—Pero me dijiste que me amabas —susurro con voz ronca y lo veo apretar sus puños.

—Ser ingenua es tu peor error, cariño —dice con burla—. El amor es un tema sobrevalorado estos días y tú lo crees todo con facilidad.

Pasa su mano temblorosa por su cabello y le dice algo a Kyle para después irse.

—Te lo dije el día del restaurante. No lastimes a Bastian porque no eres la única que sufre aquí. Pero te dio igual y seguiste haciendo lo que quisiste hasta el final —sus ojos estaban rojos—. Deberías ir a jugar en el país de las maravillas o leer las historias de las princesas de Disney.

—Yo los lastimé, lo sé. De verdad que lo siento mucho, pero ayer entendí todo lo que me querían decir... Confío en ustedes y... —empiezo a sentir que me falta el aire.

—Pues... Te diste cuenta muy tarde de la situación y metiste a tu hermano —pasa su mano por el cuello—. Yo te tenía un aprecio sincero, pero hasta ocultaste que Hilary era princesa. Matas todo intento de quererte —suspira—. Lastimas a Bastian como te da la gana y luego apareces como si nada. Si tanto lo amabas, debiste creer y confiar en él.

Sin esperar mi respuesta se marcha con los demás y me dejan hecha un mar de lágrimas.

No podía entender lo que sucedía. Siento como mi mundo se vino abajo por lo que me acaba de pasar. Los defendí, los creí mi familia y lo amé como una idiota.

¿Para qué me sirvió eso? Para nada...

¿Simplemente se acabó el amor? Fue una vil mentira, nunca me amó como dijo que lo hacía. Kyle fingió quererme y cuidarme. 

Yo le abrí mi corazón y me dejó al llegar mi hermano, pero querían que yo aceptara rápidamente que eran asesinos.

Estúpidos, imbéciles... hijos de la grandísima puta madre.

¡Los odio con toda mi alma!

Recibo un mensaje de texto de un número desconocido, que me hace querer llorar más.

*»Era mejor mirarlos de lejos y no acercarte. Odiar te dará la libertad que deseas para ellos.

Elimino el mensaje y decidí volver a casa. No sé quién lo mandó y en estos momentos, no quiero pensar más. 

Mi corazón duele demasiado como para buscarle más razones por las que debo estar arrepentida.

La Princesa y su Guardián #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora