Capítulo 25 (III)

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Todo pasaba muy rápido y poco podíamos entender.

El momento de la masacre.

Bastian.

Cuando se trata de ayudar a Fabrizio me ciego completamente con tal de ver a mi gente bien. No puedo evitar las ganas de protegerlos y querer matar a todo aquel que la lastimó.

¿Quién quiere ser visto por la persona que amas como un asesino? Nadie, pero a pesar de todo, la persona con la que yo quería vivir, no está. No merecía tener una hermana tan buena. Aunque ella lo negara, era la niña más buena de este universo, su bondad era enorme y su amor por mí era incalculable.

Tal vez un poco más de tiempo para estar con ella hubiera sido lo mejor, pero nadie me preparó para acostumbrarme a vivir sin ella, más bien, era yo quien me iba periodos de tiempo muy grande, para que el día en que yo no estuviera, mi ausencia no le causara tanto dolor.

Fui el primero en llegar al lugar que me dijo Fabrizio, Kyle de último para evitar que cualquiera pudiera venir a hacerles daño. Gritos y disparos se seguían escuchando fuera de este lugar. Bajamos las escaleras que rechinaban cada vez que se pisaban.

Algo no pinta muy bien aquí porque las escaleras sonaban más de lo debido.

Llegamos al último escalón y les digo que esperen que iré a revisar para ver si era seguro. Bajo la mirada de miedo de Ada, me alejo hacia la cocina.

Al entrar solo veo algunos chicos tirados en el suelo bañados en sangre. Supongo que para ellos tampoco la cosa terminó muy bien.

—¿No hay otra opción? —susurró en mi oreja, cuando estaba yo estaba de espaldas frente a ella.

Niego con la cabeza y cargando mi arma le hago una seña para que guarde silencio. Kyle se coloca a mi lado, mientras Cristal y Ada, se toman de la mano.

Mi amigo y yo entramos a la sala donde antes se escuchaban voces y nos quedamos en total silencio cuando vemos a la gente que era amigos de ellas, sentados en una silla, amordazados y siendo apuntados por uno de los hombres que supuestamente era quien iba a salvar a la hija de Ada. Otro tipo está arrodillado en el suelo con las manos atadas al frente y con varios golpes en el rostro.

Patricio se llamaba.

—Pasen y tomen asiento, niñas —la voz del viejo las llama. El tipo suspira y empieza a molestarse—. Diles que entren porque me incomoda tenerlas así.

Kyle asiente ante la orden que le da y para hacerlas sentir cómodas, asoma su cabeza en dirección a ellas, tendiendo su mano para que entren. Con temor caminaron hacia la sala y la cara de sorpresa de la chica de Fabrizio, no pudo pasar desapercibida. Patricio, está sentado en una silla mientras el amigo de Ada, está siendo apuntado por los guardaespaldas del viejo.

—¿Por qué? —se le parte la voz cuando habla, ambos se miran con tristeza y empiezo a sentirme impotente por no poder hacer nada.

Un carraspeo me hace llevar la vista hacia el viejo Patricio, que se levanta para darle dos besos y abrazarla.

—Estás hermosa, Ada —la suelta—. Toda una muñeca, lástima que no quisiste venir conmigo. Serías la muñeca de la mafia por lo bella que te has puesto.

Acomodo la garganta con un carraspeo y el viejo se ríe de mí. Te voy a matar por tocar a mi jefa.

—Este muchacho es muy celoso —se aleja y ve al soldado—. Te envío como espía y terminas secuestrado —se queja—. Este hombre ha sido una víctima más de tu gente. Ellos fueron los que provocaron el accidente de la niña cuando salía de la guardería, lo que pasa es que no te dicen nada porque eres muy leal a ellos —ella lleva sus manos a su boca mientras sus ojos se llenan de lágrimas—. Lo he mantenido con vida gracias al aprecio que le tengo, pero hace años que quiero quitarle la vida por poca cosa.

La Princesa y su Guardián #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora