Capítulo 8. RYAM

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Jacob aparcó el coche frente al garaje y nos acompañó hasta la misma puerta de casa. Dejé que Helen entrara primero y yo me quedé en el umbral para despedirme de él.

―Quil y su grupo están por esta zona, así que aquí estaréis a salvo ―aseguró, llevando su palma a mi rostro para acariciar mi mejilla con el pulgar.

Me arrojé a él y le abracé con fuerza.

―Ten mucho cuidado ―murmuré en su cuello.

Apretó su abrazo durante un instante y después sus manos dejaron mi espalda para sujetarme por los brazos. Me despegó un poco de su cuerpo, con delicadeza, y sus ardientes labios se unieron a los míos para besarme.

No sé cuánto tiempo pasó, pero a mí me pareció muy poco.

―Estaré aquí antes de cenar ―afirmó con un susurro.

Asentí con la cabeza.

Me dio otro beso, este corto y dulce, y se separó de mí. Luego, me echó un último vistazo antes de darse la vuelta y se marchó.

Cerré la puerta y me quedé un par de segundos con la mano en la manilla, hasta que exhalé y me alejé del cerramiento.

―Helen ―le llamé.

―Estoy en la cocina.

Mis amigas ya habían estado en mi casa varias veces ―sobre todo Brenda, lógicamente―, así que Helen también se conocía la vivienda.

Entré en la cocina, donde mi compañera ya se encontraba sentada en la mesa.

Sus dedos repiqueteaban en el tablero con nerviosismo y su mirada estaba perdida, como si estuviese pensando en algo.

―Prepararé una tila para las dos ―le dije, acercándome al armario para coger una cazoleta.

―Gracias.

La llené de agua y la puse en la vitrocerámica. Saqué dos tazas, dos cucharillas y dos manteles individuales y lo coloqué todo en la mesa. Después, cogí el azucarero del mueble y lo puse en el medio de los dos mantelitos.

Cuando el agua hirvió, la vertí en las tazas y les añadí las bolsitas de tila.

―Gracias ―repitió con una sonrisa de agradecimiento.

―De nada ―le contesté, sentándome junto a ella―. Y ahora, cuéntame, ¿qué es eso que te han contagiado? ¿Y por qué te perseguían esos vampiros? ¿Y por qué faltas tanto a clase? ¿Tiene que ver con todo esto?

Tenía tantas preguntas...

―Es largo de contar, no sé por dónde empezar ―suspiró.

―Empieza por el principio ―le sugerí un poco en broma para romper el hielo, soplándole a mi tila.

Pareció funcionar, Helen sonrió. Aunque su débil sonrisa pronto se le borró de la cara.

―Fue Ryam ―murmuró con voz frágil, bajando la mirada.

―¿Ryam?

Ryam era el mejor amigo de Helen, y lo único que yo sabía de él era su nombre y lo que ella me había confesado en aquella nota el curso pasado para hacerme ver que a mí me gustaba Jacob: que ella estaba enamorada de él, pero que él no la correspondía. Para ser su mejor amigo, casi nunca hablaba de él.

―Ryam me contagió sin querer ―me reveló sin apartar la vista de su taza. Pestañeé, perpleja, pero dejé que siguiera hablando. Respiró hondo y exhaló el aire con rapidez―. Todo empezó hace dos años y medio, justo cuando empezamos el primer curso en el instituto. Ese viernes Ryam y yo estábamos en el Ocean, habíamos quedado a solas para hablar, ya que él tenía algo importante que decirme. Yo sabía que por fin se iba declarar, porque ya nos habíamos acercado mucho el uno al otro y a él se le notaba a leguas. Salimos de la discoteca para tener más intimidad y nos fuimos al parque de al lado.

NUEVA ERA I. PROFECÍA (por mí, su autora). Continuación de mi Fanfic Despertar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora