―¡¿Se lo han llevado?! ―exclamé, alarmada.
―No, se ha ido ―me aclaró.
―¿Y por qué se ha ido?
Sus ojos se desviaron hacia la taza, tristes.
―Ryam se siente muy culpable por contagiarme, nunca se lo ha perdonado, y su única obsesión es encontrar una solución para que yo vuelva a ser como antes. Está empeñado en que esto tiene cura, y no parará hasta descubrirla. Incluso dejó el instituto para dedicarse exclusivamente a eso. ―Entonces, levantó la vista para mirarme―. Ryam era mi compañero de pupitre en la mayoría de asignaturas, en el primer curso ―me explicó. Luego, sus pupilas bajaron de nuevo―. Como te comenté antes, cuando sale a investigar Ryam se va y vuelve, nunca está fuera más de un par de días, siempre regresa. Pero esta última vez que se marchó no ha vuelto, hace tres semanas que no sé nada de él y estaba muy preocupada, apenas he dormido estos días. Por eso he faltado tanto a clase, porque he estado buscándole.
»Fui a la pensión donde vive, para ver si por casualidad ya había vuelto o algo, pero la casera me dijo que no había regresado. Le pedí que me dejase subir a su habitación y, como ya me conoce, me dejó. Y entonces fue cuando descubrí todos esos recortes de periódicos que había en el cajón de su mesilla. En todos se hablaba de unos extraños ataques a excursionistas que habían tenido lugar en estos bosques hace unos cuantos años, y los achacaban a agresiones de un oso enorme, según los pocos testigos que el periódico había entrevistado.
»Pero yo enseguida até cabos. Por las descripciones de los artículos y lo que el propio Razvan nos había contado, enseguida me di cuenta de que lo que atacaba no era un oso, sino lobos gigantes. No me lo podía creer, esos lobos estaban justo aquí y nunca nos habíamos dado cuenta, aunque, si te soy sincera, por mucho que nos hubiera dicho Razvan no me creía que fueran hombres lobo, más bien que eran lobos grandes. Nunca pensé que fuesen hombres que se transformasen en lobos y que fueran tan enormes. Y eso era lo que Ryam había ido a comprobar, porque si era cierto que esos hombres lobo existían, encontraría la clave del veneno. Por eso fui al bosque, para ver si allí conseguía alguna pista más que me llevara a Ryam.
―Y te encontraste con Razvan y compañía ―adelanté.
―Sí, pero yo no sabía que ellos habían venido a por él, ni siquiera sabía que seguían con vida. Ryam y yo pensábamos que habían muerto en aquella batalla, pero nos equivocamos ―cerró los ojos y suspiró―. Ahora lo sé todo.
Abrió los párpados y siguió explicándome.
―Al principio, Ryam solo era una pequeña molestia para Razvan, un experimento fallido del cual no había que preocuparse demasiado, puesto que él no se lo podía decir a nadie, ni podía actuar en contra suyo, ya que solamente se trata de un individuo, un caso aislado sin importancia. Por supuesto, yo simplemente era una insignificancia para Razvan, una simple humana, débil y fácil de borrar del mapa, no suponía ningún peligro para él. Sabía que nosotros no se lo contaríamos a nadie, que Ryam no querría desvelar nunca ese secreto, que Ryam también tendría que protegerse de los humanos normales y del resto de seres. Por eso no ha actuado durante todo este tiempo; Razvan y los suyos no habían muerto en esa lucha, simplemente no vinieron a por nosotros porque no suponíamos ningún problema para ellos, y estaban demasiado ocupados con otras cosas.
»Lo que no se imaginaba es que nosotros no nos íbamos a quedar de brazos cruzados y que íbamos a investigarlo todo. Ahora Ryam se ha convertido en todo un estorbo para Razvan. Sabe demasiadas cosas, se ha ido acercando poco a poco, y Razvan teme que puedan peligrar sus planes.
»Y ahora sé que Ryam también averiguó esto. Estoy segura de que también se fue para protegerme, para despistarlos y que le siguieran a él, y yo he metido más la pata. ―Volvió a cerrar los ojos, con pesar.
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NUEVA ERA I. PROFECÍA (por mí, su autora). Continuación de mi Fanfic Despertar.
RomantikHace unos años una fan de mi saga Fanfic Despertar me pidió permiso para publicarla aquí, dejando clara mi autoría. Quizá muchos la hayáis leído aquí ya de su mano, quizá otros ni siquiera sabíais que la historia era mía, por eso, y porque esta hist...