Capítulo 41. ELLA, ELLA, ¡ELLA!

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―¡LOS MATARÉ A TODOS! ―voceé con todas mis ganas, preso de esta locura que ya empezaba a dominarme por completo.

―Por favor, Jacob, sosiégate un poco ―intentó calmarme Edward, empujando mis hombros hacia abajo para que me sentase de nuevo mientras miraba la puerta entreabierta de la cabina de los pilotos.

Pero a mí me importaba una mierda lo que pensaran, porque cuantas más cosas me contaban en ese avión privado que habían alquilado los Cullen, más malo me ponía. Solo pensar en que Nessie había estado encerrada casi un año entero, en que le habían robado casi doce meses de su vida, en que le habían estado chantajeando conmigo todo ese tiempo, en que ella había estado sufriendo por mí y por ella misma, en que ese asqueroso malnacido había estado acosándola... hacía que mi sangre hirviera como si fuese la lava de un volcán.

No podía creerme que ese malnacido de Razvan y compañía hubieran conseguido escapar, pero lo cierto es que, por más que habíamos corrido, ellos habían llegado primero al aeropuerto con esa avioneta y habían alquilado otro avión privado para largarse a Bulgaria con mi ángel.

¡Maldita sea!

Pero no pensaba rendirme, iría tras ellos hasta el mismísimo infierno para recuperarla, lo juraba, ¡lo juraba!

Jasper ponía cara de concentración, pero daba lo mismo. Podía ver esa niebla que emanaba de él, y cómo esta intentaba meterse por todos mis poros para tranquilizarme. Sin embargo, todos sus intentos eran en vano, su don no conseguía traspasar mi círculo de luz, y eso que estaba atrapado en esa maldita telaraña que lo retenía.

Sí, notaba cómo mi poder espiritual se iba apoderando de mí mismo, estaba ansioso por salir completamente, bufaba y resollaba dentro de mi ser, desbocado, pero, ¡maldita sea!, yo no sabía cómo sacarlo todo fuera, y por más que intentaba llevarme esa telaraña de cuajo, no era capaz.

Sin embargo, sabía que lo conseguiría, solo tenía que esperar un poco, dejar que mi espíritu de Gran Lobo me guiase, solo faltaba un poco más para mi venganza, sí, eso lo juraba por mi vida, en cuanto tuviera a esos desgraciados delante...

―¡Los aniquilaré, lo juro, LO JURO! ―terminé con voz creciente, apretando los dientes con ira.

―Jacob, por favor, estás poniendo más nerviosa a Bella ―me pidió Edward, rechinando la dentadura también.

Me fijé en mi amiga y me arrepentí enseguida de haber gritado eso en voz alta. Su rostro estaba fijo en la pequeña ventanilla y no hacía más que morderse el dedo pulgar con nerviosismo. Bueno, en realidad, no parecía haber prestado mucha atención a mis gritos.

―Lo siento ―me disculpé, llevándome la mano al pelo para aplacar mi propia ansiedad a la vez que tomaba asiento.

―Todos estamos muy nerviosos, pero todo saldrá bien ―intervino Carlisle, usando ese tono comedido que utilizaba para todo.

―Les pillaremos a tiempo ―dijo Em, dándome una palmada en la espalda.

Observé a mis hermanos de manada. Los cuatro estaban sentados frente a mí, mirando por la ventanilla en completo silencio, con los brazos cruzados, y sus semblantes de concentración lo decían todo. Esto ya era algo personal para ellos también, pues Nessie formaba parte de nuestra enorme familia, y, encima, yo era su Gran Lobo, para ellos era toda una ofensa. Aunque los Cullen ya les habían puesto al corriente durante estos días, todavía estaban algo impresionados por todo este rollo de la profecía y ese despliegue de mi poder espiritual, cosa de la que yo me había enterado hacía solo un rato.

Seguía viendo las auras de todo el mundo, incluso otros sentimientos como miedo, enfado, incertidumbre..., y otros que jamás había visto pero que reconocía a la perfección. Era como si estuviese en mi forma lobuna, pero sin estarlo. Vale, ya estaba acostumbrado a jugar con esto mientras luchaba contra los chupasangres que venían a visitarnos a La Push, sin embargo, caminar por un aeropuerto lleno de gente, donde todos y cada uno tienen sentimientos y almas de diferente naturaleza, no es nada cómodo. Podía ver cómo un hombre se despedía de su mujer y de su hija pequeña por viaje de negocios y ese vaho violeta que rezumaba proclamaba a voces que le era infiel. O cómo un individuo entraba en una tienda del complejo acompañado de su alma malva para robar. ¿Y qué tenía que hacer yo? ¿De qué me servía ver todo esto? Y lo peor es que no sabía cómo detener esto, ¿es que ahora iba a estar obligado a ver con esta dimensión para siempre? Porque no me importaba ver así en mi forma lobuna, es más, era muy, muy útil, pero, claro, mientras luchaba junto a mis hermanos, pero en mi forma humana, ¿de qué me servía? En fin, esto era lo que menos me preocupaba en estos momentos, aunque era realmente incómodo.

NUEVA ERA I. PROFECÍA (por mí, su autora). Continuación de mi Fanfic Despertar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora