Capítulo 7

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Luego de aquella noche, cualquiera pensaría que iba hacer un suceso de una sola vez. Pero realmente no fue así.

Después de que Kuroo se levantara, apreció por un segundo el cuerpo que tenía a su lado, uno delgado y completamente pálido, no tan pequeño pero tampoco de su altura, un omega que era temible pero que durmiendo se veía adorable.

El alfa se pasó la mañana observando a Kenma, sin tocarlo, solo viéndolo, pensando que haría a continuación. Su pierna la sentía mejor, le daba algunos días más para mejorarse y estaría más que bien para correr, saltar o lo que se viniera encima.

Solo que no pensó que el tiempo pasaría tan rápido...

Luego de Kenma haberse despertado, Kuroo no dio explicaciones del porqué había estado en su habitación, Kenma no necesitaba de esas cosas y el alfa lo sabía. Por otro el omega sintió un pequeño pinchazo en su pecho al ver que el alfa ni se había ido de su lado apenas despertó, al contrario sólo se quedó ahí, mirándolo.

A Kenma le hacían gracia las acciones que podía llegar a tener Kuroo con él.

Luego de ese momento, ambos se fueron de la habitación, Kuroo hizo el desayuno y Kenma comió en silencio revisando algunos papeles. Horas después, Kenma se fue a trabajar y Kuroo se quedó de nuevo solo.

Y como el día anterior, las horas pasaban y pasaban, y el alfa se sentía solo, dirigiéndose así nuevamente a la habitación del omega, se acomodó ahí e inspiró su olor.

Kuroo se quedó dormido, y de misma forma Kenma llegó tarde pero no se sorprendió al ver a Kuroo durmiendo sobre su almohada.

Sonriendo se quitó su chaqueta y la camisa llena de sangre, había sido un día largo y agotador para el omega. Kenma se tumbó al lado del alfa, y sin pensarlo mucho, se acurruco sobre éste y no pasaron ni dos minutos antes de que el alfa lo abrazara.

Otra noche durmiendo juntos... Otra noche de muchas más.

Tres meses pasaron después de eso.

+

—¡Akaashi, corre!— Gritó Hinata corriendo por el bosque. Eran las 7pm y ya no se veía nada, solo se podían oír los pasos.

—¡Akaashi!— Volvió a gritar el menor intentando parar su corrida. —¡Ni se ocurra parar, esto justo detrás de ti!— Le informó el de cabello oscuro.

Ambos chicos corrían como si vida dependiera de ello y básicamente era así. Un grupo de chicos los perseguían por el bosque para matarlos, habían sido descubiertos y no podían dejar que esa información se fuera de sus cuatros paredes y muchos menos que los delatara un par de omegas.

Los disparos resonaban por el oscuro bosque, y cada vez más cerca de los omegas.

—¡Shoyo, no creo poder más!— Hinata maldijo en voz baja. —¡No te detengas ahora que no quiero enterrar a amigo y que Bokuto luego me entierre a mí!

Akaashi rio ante lo dicho y continuó corriendo pero sorpresivamente se detuvo cuando Hinata cayó enfrente de él.

—¡Mierda!— Exclamó el pelinaranja tomando su pierna entre sus manos, llenándose de sangre proveniente de la bala que golpeó su pierna.

—¡Shoyo!— Akaashi se arrodilló a su lado, intentando ver su herida pero ni la noche ni la abundancia de sangre lo dejaban ver.

—Vete, yo me resuelvo

—Deja de gritarme y súbete a mi espalda.— Akaashi se dio la vuelta y obligó a Hinata a subirse a su espalda.

—Vamos a morir.— Le dijo Hinata sosteniéndose de los hombros de Akaashi. Podían oír más disparos a las pisadas a su lado.

Omᥱgᥲ // KᥙrokᥱᥒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora