Epílogo

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Ambos niños despertaron en el mismo bosque de Qinghe Nie en dónde recordaban haberse perdido. Habían regresado a su tiempo después de quedarse dormidos en el pasado.

—Hemos vuelto, hermano —susurró la niña de ojos grises con una pequeña sonrisa nostálgica en sus labios.

—Así es, A-Xing —secundó el de ojos almendrados—. Creo que debemos darnos prisa e ir a casa —comentó mientras se ponía de pie, para después ayudar a su hermana menor.

—Tienes razón, quiero ver a A-Yuan, a mamá, a papá... —la sonrisa de la niña se borró lentamente al ser consciente de que una vez regresaran a su hogar tendrían que afrontar la furia de su padre y el probable castigo que les aplicaría—. Este... A-Shen, ¿Y sí en vez de regresar a casa, mejor nos volvemos cultivadores errantes...? —propuso la menor.

—¿Por qué dices eso? Oh... —el de ojos almendrados calló al darse cuenta del porqué su hermana había hecho una propuesta tan descabellada, su padre seguramente estaría esperándolos con Zidian en mano—. ¿Sabes, A-Xing? Tu idea no suena tan mal, podemos ser como el shishu de mamá y su esposo...

—Los pequeños lotos piensan escapar, ¿Qué deberíamos de hacer, A-Zan? —aquella voz sobresaltó a los hermanos Jiang, ambos se giraron inmediatamente para encarar a la persona que había llegado hasta ellos sin hacer ni un solo ruido. El Nie HuaiSang que ellos conocían desde que eran bebés se encontraba sonriéndoles con diversión, mientras que en sus brazos se encontraba Nie Zan, la hija más pequeña de sus tíos Nie, a quién veían un poco más grande de lo que recordaban.

—Tío HuaiSang... —saludaron ambos niños con nerviosismo, pero haciendo gala de los perfectos modales que tenían—. ¿Cómo sabías que estaríamos aquí? —preguntó el mayor de los hermanos Jiang.

—Simple intuición —respondió él con una pequeña sonrisa, mientras que la pequeña en brazos soltó una risa.

—¡A-Xing! —exclamó la menor, estirando los brazos hacia la de ojos grises, quien con la mirada le pidió permiso al de túnicas verdosas para cargar a la niña. Por supuesto, el Nie no se negó y le entregó a su hija—. Te estlañee —pronunció la pequeña, mientras colocaba sus manos en las mejillas de la mayor.

—¡A-Zan! Ya puedes hablar mejor, ¿Cuánto has crecido desde que no estuvimos? —la menor rio al escuchar la emoción en la voz de la Jiang, una sonrisa se encontraba en los labios del Nie mientras veía como su pequeña reía al ser el centro de atención de los hermanos Jiang.

—Entonces, ¿Estaban planeando un escape? ¿Acaso no quieren llegar al Muelle de Loto y ver a sus padres? —el de túnicas verdes extendió si abanico y ocultó la pequeña sonrisa traviesa que vagaba en sus labios, aunque no era necesario, ya que los Jiang sabían muy bien que su tío se estaba divirtiendo con su situación—. Aquello pondrá muy triste a sus padres, Jiang Cheng probablemente azote a todos al enterarse que su pequeña no quiere regresar a su hogar... Mientras que Wei-Xiong, con sus hormonas a flor de piel por el embarazo, posiblemente llore hasta cansarse si su "mini ChengCheng" no regresa, y no quiero ni imaginar lo dolido que estará A-Yuan...

—¡Tío! —exclamó la de ojos grises sin poder soportar más, un sonrojo se encontraba en sus mejillas, al igual que en las de su hermano mayor.

Nie HuaiSang dejó escapar una pequeña risa al mismo tiempo en que guardaba su abanico, para poder cargar a su hija y liberar a la Jiang.

—Vamos, su tío nos está esperando para partir —dijo el Nie mientras se daba la media vuelta y caminaba de regreso hacia el pueblo.

Tanto Jiang Shen como Jiang Xing no dijeron nada, solo lo siguieron.

De hermanos a esposos... ¡Y con hijos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora