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Edith sentía que la respiración le faltaba pero se compuso para atender a Morgan. La pequeña lloraba desconsoladamente y aclamaba a su padre. El único que podía protegerla.

Bajó del auto y sacó a la niña para tomarla en sus brazos y pegarla a su cuerpo.

-¡Quiero a mi papá! -Exclamó entre crueles y dolorosas lágrimas la pequeña omega, dejando salir un aroma desgarrador, Edith tuvo que acomodarse bien para no caer ante el efecto.

Nada iba hacer llorando junto con ella. Uno de los jets aterrizó cerca del sector donde se encontraban. Los agentes salieron a revisar el perímetro.

-¿Están bien? -Preguntó Rumlow llegando.

Edith volteó a verlo y le enseñó el estado de la niña. El lloriqueo los destruía.

-La señorita no. Hay que llevarla cuanto antes con Hydra.

El alfa no dijo nada y tomó a la niña y le puso un chaleco antibalas, dejándo el casco en su cabeza por más seguridad.

Le dieron un chaleco a Edith y las llevaron resguardadas hasta el interior del jet.

Ahí, lo único que calmó el llanto de la pequeña omega fue el olor a vainilla que provenía y emanaba un pequeño alfa aturdido y serio, su nombre era RJ.

Nombre: RJ Boyle.

Número de creación: 616.

Casta:Alfa.

Aroma: Vainilla.

Edad: 6 años.

Color de cabello: Rubio oscuro dando a castaño.

Color de ojos: azules.

Ciudad de nacimiento: Berlín.

Descripción de nacimiento:  Nacido a través del vientre de la esclava de Hydra que tiene como finalidad traer al mundo nuevos super soldados. Clon inspirado en James Buchanan Barnes y Natalia Alianovna Romanova.

Por sus venas corre sangre Barnes y Romanoff, ascendencia rusa y estadounidenses.

Considerado el nuevo futuro. A su edad sabe habla 197 idiomas. Cuenta con conocimientos matemáticos e históricos así mismo constantemente es entrenado para que en un futuro lejano sea quien reemplace a Hydra si este último llega a faltar.

Rj era el nuevo miembro del escuadrón del Capitán: personas que se dedicaban a trabajar en Hydra no se sorprendían por la edad del chico, ya que era algo normal que los nacidos para el futuro de Hydra comenzaran sus entrenamientos a los seis años.

Tenían que forjar su piel, darle experiencias y sacarle provecho a su potencial. El niño si bien desde que nació había sido preparado para tal cosa, también tenía deseos desesperados, aquellos que no se permitía tener, mucho menos pensar pero era tan entretenido imaginar una vida distinta, pero... aunque nadie creyera, también deseaba estar ahí porque amaba a Hydra, quería ser como él.

Y en ese momento, el karma de Hydra, quizás una parte muy pero muy pequeña, llegó. Cuando los ojos marrones se conectaron con los azules, el mundo sacudió sus aguas, inmensas oleadas de aire derribaron los troncos más fuertes en las montañas más altas.

A través de los dos pares de ojos la naturaleza decidió el futuro de esos niños cuando se toparon, lo reflejó por las cuatro pupilas, frente a frente, el huracán más extraordinario y peligroso retrocedió porque lo que acababa de unir el universo era la bondad con el peligro, habían dos opciones de lo que de ahí podía salir:

A)Redención
B) Destrucción

Un alfa y omega destinados podían remover una flor. Un alfa pretendiendo tener el aura más sádico y peligroso que el mismísimo Hydra y una omega con el corazón más humano y coloreado de rosa hechos para estar juntos removían el cielo y el infierno juntos cambiando el lugar.

Morgan provenía del cielo, Rj del infierno. Ella descendió y él subió, ambos quedaban en medio de los dos lugares, tentando los riesgos de una de las historias amorosas más interesantes del multiuniverso.

La consciencia de Morgan no tenía idea de todo lo que ese pequeño con olor a vainilla le iba causar. Aunque su omega interior ya estaba atado al alfa interior de Rj.

Pero, por el momento... ambos iban a crecer, cada uno caminando por distintos lugares pero con el fin de llegar al mismo sitio.

-¿Ya nos vamos? ¿Dónde está el Capitán? -Preguntó Edith mientras a Morgan le ponían un antifaz. No querían que la niña mirara a nadie.

Hydra sabía que Morgan se encariñaba fácilmente y eso tenía un enorme precio porque evitaba que él se llevara a quién quisiera que no le sirviera.

Más valía que ella no interactuara con nadie más que con los agentes del castillo y el servicio doméstico. No le convenía a Hydra doblegar su cargo por los caprichos de su hija por más que la amara.

Rumlow tomó un papel y le escribió a Edith las siguientes líneas:

-Herido.

Edith abrió los ojos y una parte de su corazón se desprendió. Ella le tenía mucho cariño a ese mastodonte sádico y desgraciado. Por más que la sacara de quicio... no importaba cuánto hiciera un hijo, una madre siempre lo iba amar.

Porque... aunque el romance maternal no fuera con ninguno de los dos, la rubia quería al miserable como su hijo

Edith solamente pudo sentarse a consolar a Morgan. Bueno, no tanto a eso, sino a convencerla de que su padre estaba comprándole un obsequio y llegaría pronto.

Ella no sabía por qué su niña se calmó y no le molestaba de hecho era un alivio, sin embargo le extrañaba, Morgan no era de las que dejaba el llanto tan rápido.

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El alfa estaba quejándose, no soportaba la abertura de su brazo. Él corrió lo más rápido que pudo pero el resultado de la bomba lo afectó.

Belova lo estaba suturando. La rubia tenía conocimientos básicos para ese tipo de herida. No era tan grave pero no dejaba de doler tampoco.

El jet en el que iba Hydra iba detrás de donde estaba su pequeña. La desición estaba tomada, dejarían el castillo de Alemania para establecerse en otro lugar más seguro. Ya no podían arriesgarse a convivir ahí, no hasta que pasara al menos un tiempo.

Hydra no sabía pero no tenía de que temer, pues el hombre era capaz de destruir a cualquiera con un ejército inmenso pero era más el miedo por su hija que la visión de lo que él era.

-No que muy Hydra - comentó Yelena limpiando la piel cada que pasaba la aguja.

El hombre estaba recostado en medio del jet sobre una mesa y Belova a su lado con un botiquín de primeros auxilios. No traía camisa.

Hydra miró mal a su agente.

-¿Te puedes callar?

-¿Cómo sabe que van a dejarlo en paz? Debía tomar esa gente y torturarla hasta que le dieran información. Lo impulsivo que fue no es propio de usted.

Cerró los ojos, odiaba darle la razón a alguien porque sabía que nunca la tenían pero en esa ocasión Belova tenía un punto.

Pero, en el momento que supo sobre su hija en peligro lo único que hizo fue cerrar las manos, incrementar la sed de sangre y las ganas de matar.

Morgan sería el constante bocadillo de venganza de todos los que odiaban a Hydra.

Debían menos Los Vengadores, que la organización terrorista.

Lo peor de todo y lo que más tristeza daba era, que Morgan no tenía nada que ver entre las deudas de cualesquiera sean sus padres.

Ella solamente era una omega que merecía crecer con la paz que poseía su corazón.

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Ay, amo la descripción que les di sobre el encuentro de la pequeña Morgan y el pequeño Rj.

Los quiero 3,000💙

El Sol De HydraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora