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Luego de su platica con Morgan que no terminó muy bien, el día pasó volando. Para ser el primero siendo algo que no es, todo fue bastante bien gracias a la presencia de su pequeña.

Aun no podía creer lo cerca que estaba de ella. Se encontraba nervioso, ansioso, muy desesperado por llevársela pero si quería que luego de eso ella siguiera a salvo debía ocuparse de mandar al diablo esa organización.

Steve Rogers, el Capitán América, se sentó en la silla del escritorio y se quitó los pupilentes que Tony diseñó para la misión. Tenía irritados los ojos, y los pies le dolían.

Se sentía incapaz de descansar sin Tony a su lado pero la distancia no era nada para el amor que ambos se tenían.

Empezó a revisar algunos cajones, tanto abrir y cerrar lo llevaron a uno oculto dentro de otro. Ahí descansaba algo preciado que no le pertenecía.

El retrato de SIM.

-Superior Iro Man -susurró analizando la fotografía del omega.

Sintió una punzada en su pecho. Hydra podía ser lo que fuera, lo que Steve más odiaba por llevarse a su hija sin embargo, parte de él entendía el dolor de su enemigo.

Perder a su esposo, su hija, el mismo día, lo perdió todo y enloqueció, tanto para creer que su pequeña hija era la de él.

Hydra tenía que vivir con la desgracia de la ausencia del amor de su vida, su destinado. Nadie podría traerlo de vuelta, nada iba calmar ese dolor constante que permanecía en su vida.

Puede que haya cuidado bien a su Morgan, que la haya amado y dado todo lo necesario pero no estaba bien la manera en que todo se ejerció.

-Perdió a su destinado, yo me sentiría solo y triste, si me ocurriera lo mismo.  Lo odio por llevarse a mi niña pero lo compadezco, quizá la única razón de existir para él sea Morgan, aunque me duela aceptarlo, no obstante, no se la quedará, él se ofreció a quererla hasta no poder vivir sin ella, tiene que medir las consecuencias de habérsela robado, va agonizar de dolor, y no será nuestra culpa, Steve.

Palabras que le dijo Tony unas horas antes de llegar a la fortaleza. Hydra le causaba pena pero amaba a su hija sobre todas las cosas, naturalmente la quería con él y con Tony, aparte  su instinto alfa paternal exigía eso, toda la fuerza de la naturaleza suplicaba juntarlos, no podían estar uno sin el otro.

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Tony volvió a reírse nuevamente. No se cansaba de disfrutar de ese hermoso momento. Al fin podía respirar tranquilo y sereno, feliz, tan feliz como hace doce años.

El contrario se estaba riendo de Stark pero eso al castaño le importaba un pepino. Puso la silla al revés y se sentó, estirando los labios.

-¿En serio crees que ganaste, Stark? -Preguntó Hydra. Todavía seguía descargando sangre de su boca.

Tony no iba sucumbir a las ganas de romperle la cara sin embargo tampoco quería detener a Romanoff.

-Y doble. Desmantelar Hydra, mientras rescatan a mi hija.

El de ojos rojos negó mientras escupía sangre. La mirada que le dedicaba al genio hacía temblar a los cobardes.

Su hija, hijo de puta malnacido. Por cada vez que llame a Morgan así él le metería un tiro en el cráneo cuando se libere.

-Hydra soy yo, no un puto lugar.

Edward hizo sonidos con la lengua negando.

-A eso me refería ¿Crees que me voy a replantear si hacerlo o no? No, te metiste con mi familia, no hay excusas para no meterme un tiro entre las cejas.

El rubio cerró los ojos y sacudió la cabeza.

-¿Y crees que Morgan, mi Morgan te va perdonar? No Stark, no la conoces, no sabes nada de ella, mi hija...

Tony no soportaba que dijera eso, no toleraba que mencionara el nombre tan puro de su hija. No era digno de referirse a ella.

Podían decir lo que quisieran de él por su casta pero cuando debía podía defender a los que amaba. Se levantó de la silla y pateó la cara de Hydra.

El rubio estaba atado en una silla de hierro con cadenas de vibranium. Stark suplicaba que lo dejaran soltarlo para romperle la cara a puño limpio.

Se inclinó lleno de furia y con los ojos a fuego. Su respiración se aceleraba a medida que intentaba soltar palabra.

-Morgan no es tu hija, pedazo de mierda -tomó de la ropa a Hydra -¡Es mi hija carajo, qué necesitas para entenderlo?!

El alfa no se inmutó. Daba lástima estar en esa posición. Jugaron con su mente, no era su culpa, ¿pueden entenderlo?

Fue víctima de manipulación...

Tony lo soltó y golpeó la pared de cristal. Tenían encerrado al Capitán en una celda diseñada de vidrio forjada con hierro y resistente para cualquier atentado, sin probabilidad de escape.

-Le dirás la supuesta verdad pero ella no te creerá. No sé por qué te empeñas tú en decir que es tu hija, sabes perfectamente que me la quitaste, te la llevaste aprovechando el revuelo de que mi omega...

Ese silencio llamó la atención del millonario. Se dio la vuelta. No reconocía el rostro vulnerable del jodido Capitán Hydra.

-¿De qué?

-De que mi omega murió.

Tenía que ser duro, era por su hija. Sentir pena y que esa pena lo dominara no era bueno.

-No sé qué carajos te metieron en la mente, pero quién trajo esa niña a la vida fui yo, no te lo voy a demostrar, en tu vida la vuelves a ver.

El soldado formó una sonrisa socarrona. Le daría gracia lo que estaba por decir.

-Eso mismo te diré cuando salga de aquí, en tu vida la vuelves a ver. Me gusta.

-No te tengo miedo.

-Deberías. Por mi hija soy capaz de todo.

-No quieres saber lo que es capaz de hacer su verdadero padre.

Tony advirtió antes de salir de la celda. Antes de marcharse del lugar donde se ubicaba la celda, se dio la vuelta para ver al de ojos rojos, tocó su reloj para activar el intercomunicador.

-Por cierto. "Tu hija" ni siquiera notó que no eras tú. Así como hiciste que nos olvidara así haré yo para que te olvide a ti.

Le sonrió al alfa y se dio la vuelta, más feliz que nunca. Su corazón iba a volver.

El Sol De HydraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora