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-Ya Morgan, perdóname.

La mencionada ignoró al chico mientras se acomodaba en la cama. Desde hace una hora y media que RJ estaba en su puerta, insistiendo.

Ella ni siquiera había generado palabra alguna y él seguía ahí.

-Por favor -susurró contra la puerta el agente, la chica lo escuchó porque se estaba acercando.

Giró la manija y el alfa por poco y se cae. Retomó una postura seria y asesina en cuanto notó la sonrisa divertida de Morgan.

Está bien, su padre tenía razón. Se iba comportar como una persona mala al disfrutar del dolor de otros. No soportaba recordar lo tonta e inmadura que fue.

No tenía que perder su humanidad. Aunque las personas la patearan, ella debía seguir sonriendo y comportándose naturalmente bien porque así era ella, así quería ser.

-¿Qué deseas? Quiero dormir.

RJ sonrió. Dejó que la castaña mirase algo más sincero sobre su rostro. Morgan sintió calidez sobre su pecho, los gestos del alfa se acomodaban a las sensaciones de su cuerpo.

-Sonríes tan bonito, deberías hacerlo más seguido -sugirió la castaña, disfrutando de la timidez del agente.

Ya no estaba con ese mecanismo de defensa basado en amargura facial. Bajó la seguridad para demostrar debilidad.

Su debilidad era Morgan, siempre lo había sido aunque no lo supiera.

Morgan hizo un mohín cuando el alfa borró la sonrisa. El joven quería volver a sonreír pero no le daría el gusto a la castaña.

-No quiero que te burles de mí -pidió.

La castaña enarcó una ceja.

-No me burlo de ti. Piensas que todo es para fastidiarte.

RJ era notoriamente más alto que Morgan, por eso ambos se veían considerablemente hermosos, la química podía sentirse en todo los alrededores.

No todas las miradas hablaban con sincronización. Ellos eran bendecidos de tener una comunicación astuta.

-Lo que tú haces, sí.

La omega se dio la vuelta y RJ se sintió más confiado para pasar a la habitación. Olía mucho a ella, todo estaba ordenado.

Aunque, en una esquina, sobre un escritorio habían unos planos, divisó piezas, cosas mecánicas, herramientas, regadas.

-¿Y eso? -Preguntó viendo la mesa.

-Es una mesa, ¿no las conocías? Se usan para poner la comida y...

-Ya sé que es una mesa me refiero... a esas piezas de computadora, auto y las herramientas, y esos, que sospecho son planos.

La castaña se apartó el pelo de la cara y se acercó a la pared de su derecha donde estaba empotrada la mesa.

-Son pasatiempos -murmuró, pasando la punta del dedo índice por el mango del desarmador.

-¿Te han dicho lo perfecta que eres? -Su instinto y su corazón se unían para sacar las verdades de la profundidad de su ser.

La omega lo volteó a ver muy sonrojada, con una pila de mariposas atorada en la garganta.

-No.

El alfa se acercó y pasó su mano por la mejilla.

-Lo eres.

La menor puso la pequeña mano sobre la del mayor y cerró los ojos. El tacto le traía calma, frescura, seguridad, cariño.

-¿Qué es esta sensación ambigua que tengo contigo? Yo sé que no he tenido contacto con nadie pero si lo hubiera llegado a tener, no sería la mitad de especial que lo es contigo.

Boyle inclinó con demasiada lentitud su rostro mientras Morgan movía ligeramente la nariz al percibir su aroma.

El alfa se mordió los labios.

-¿Qué es lo especial? -Susurró tomando poder sobre las suaves mejillas. Morgan se dejó llevar permitiendo que todo el poder que tenía se desactivara o pasara a manos del castaño con ojos de color azul.

-Nosotros...

Con eso, el alfa se motivó, lo suficiente para romper las reglas y poner el mundo en su contra y correr peligro al pensar, tocar y besar a la hija de Hydra.

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Natasha sonrió, aunque Yelena no se sentía cómoda delante de ella y sus estúpidos gestos de fortaleza.

-Podemos ayudarte, o tú misma, si no quieres nada de nosotros, tú misma puedes salvarte.

La rubia miró al techo oscuro y bufó. Sentía dolor por las esposas de vibranium sobre sus manos y el cinturón hecho de lo mismo alrededor de su cintura. Estaba en una habitación vigilada en todos los sentidos, frente a una mesa en una silla pegada al piso.

-¿Crees que traicionare a mi gente? ¿Lo harías tú? Es un poco irónica la pregunta...

La rusa pelirroja desvío la mirada de los ojos de su hermana.

-Independientemente de que ellos fueran buenos o malos, ¿lo harías? -Insistió en saber Yelena.

Romanoff se burló.

-No lo haría, por lealtad, tú no tienes lealtad con Hydra, sino miedo.

Ambas hermanas estaban juntas en una misma habitación. A Natasha le dolía pensar en que, a pesar de no estar muerta, para su hermana si lo estaba y no tenía ningún remordimiento de lo hecho hace años.

La típica sonrisa agridulce se desprendió de los labios de la rubia.

-Natasha, tienes un serio complejo de conocimiento donde crees que sabes todo de todos por haberte educado en la habitación roja, no todo lo aprendes ahí.

La espía mayor miró a su hermana a los ojos.

-Mírame por un segundo y promete que no estás en contra de tu voluntad con él.

Belova torció los labios.

-Yo sé lo que es la lealtad y la tengo hacía él pero no porque le tenga agradecimiento o cariño sino porque su hija es para mí, lo mejor que me ha pasado en la vida, así que, estoy con Hydra porque así estoy con ella.

Los ojos de la rubia no mentían. Natasha sintió cómo se le removian los sentimientos
pero no se perdonaría jamás si no buscaba una forma de salvar a su hermana.

No imaginaba que estuviera tan conectada a Morgan Stark-Rogers.

-No es hija de Hydra -garantizó.

-Lo es. ¿También vas a cubrir tú las mentiras? ¿Qué demonios tienen en la cabeza? ¿Crees que si no lo fuera él la querría tanto?

-¿Quererla? Él solamente se la llevó para hacerle daño para luego ejecutar su venganza antes de "matarnos"

-Natasha, no puedes seguir ignorando que Iro Man y el Capitán América se llevaron a una niña recién nacida, es absurdo que a estas alturas lo sigan negando. Morgan no es ninguna venganza, trofeo o arma, ella es su vida entera.

-¿De qué estás hablando? -Natasha se sintió más intrigada. Ellos no tenían ninguna versión, pensaban que la locura de Hydra por la muerte de su familia lo llevó actuar de esa forma.

La versión de Yelena, que el propio Hydra tenía en su mente, era más oscura, triste, humillante.

-Tus amigos, secuestraron a Morgan, el día que SIM murió, el mismo día que la niña nació.

La rusa pelirroja negó ligeramente.

-Yo estuve el día que Morgan nació, créeme cuando te digo que la niña vino literalmente de Tony Stark, el original, la vi crecer cada día durante sus primeros cuatro años, es una Stark-Rogers.

Ni una gota de mentira se presentó en los ojos de Natasha ni en la voz.

Yelena medio separó los labios para dejar escapar un sonido de sorpresa, demasiado silencioso.

                       

El Sol De HydraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora