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Sintió como si la realidad se hubiese transformado repentinamente en su pesadilla más oscura: quedarse completamente sola, sin familia.

La boca de su estomago se estaba contrayendo y tuvo que sentarse en el piso del salón.

No miraba a ningún agente y las personas del servicio doméstico tampoco estaban. Intentó contactar al tío Rumlow pero éste no respondía a sus llamados, seguía en Múnich al mando de un "negocio"

Todo era tan extraño y eso la asustaba. Sentía algo que oprimía su pecho pero no lograba descifrar el mensaje.

Siempre se sintió segura en ese lugar pero en ese momento dudaba hasta de su propia sombra. Incluso una pequeña sensación de recelo hacia su padre la aquejaba.

Era un poco irónico porque ella, por naturaleza, siempre pensó que él sería quien más la cuidaría y protegería.

Morgan siempre había sido feliz incluso cuando sentía por puro capricho que no. Si bien, tenía sueños que Hydra no la dejaba cumplir eso no le quitaba que fuera un buen papá.

Lo extrañaba y era tan raro porque lo tenía cerca pero aunque estuviera loca sentía que no era él, no era él, y probablemente estaba equivocada según ella y esperaba estarlo porque no soportaría seguir viviendo su vida junto a un extraño.

—¿Morgan?

La voz gruesa sonó como eco en una cueva. Estaba sintiendo horrible su casa y le dolía porque amaba tanto su hogar.

Amaba tanto a las personas que siempre estuvieron alrededor, esas que la vieron crecer, que jugaban con ella, esas que estuvieron para ella cuando se caía o lloraba.

Había tanto corazón de Morgan para todos.

Maguna se limpió las lágrimas y se puso de pie. Inmediatamente frunció el ceño.

Su padre estaba vestido de una manera extraña. Disfrazado de algo con un casco y una especie de escudo redondo. Los colores azul y rojo sobresalían, el uniforme azul con detalles llamativos.

—¿Qué traes puesto? —Cuestionó retrocediendo.

La atmósfera se tornaba fría y lejana. Steve respiró profundamente.

Estaba a punto de irrumpir el mundo de su hija, ese donde la encerraron. Le rompería el corazón y Steve, aunque sabía que era lo correcto, sufría por todo lo que la adolescente iba pasar.

Mucho se había jugado con la estabilidad de la pequeña y todo por culpa de un hijo de puta que solo pensaba en él y el poder.

Steve la miró a los ojos. Morgan se asustó, ya no había rojo ahí sino un azul terriblemente profundo.

—Tus... —le costaba expresarse. Las lágrimas querían bajar de sus ojos —. Tus ojos.

Los labios temblaban y los pies la traicionaban. Se sentía en una pausa desconsolada.

El alfa colocó el escudo en su espalda y se quitó el casco. La miró unos segundos y dijo:

—Soy tu padre.

—No.

Se acercó y, aprovechando que la omega no tenía la lealtad de su cuerpo, la tomó de las manos.

—Es hora de ir a casa.

La castaña cerró los ojos y entonces una necesidad de atacar al rubio nació pero estaba tan congelada que ya no podía mandarse a sí misma.

—¡Esta es mi casa!

—Lo sé —Rogers trago saliva y la rabia de Morgan salió a flote —. Pero tienes otra y debes conocer a alguien que vive ahí.

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⏰ Última actualización: May 03, 2022 ⏰

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