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Me encanta pasar tiempo con Ashido, Eijiro y Hanta pero incluso para mi puede ser demasiado algunas veces, así que para mi suerte tengo a Katsuki, quien estaba tranquilamente sentado al lado mío con mi misma cantidad de ganas de cualquier contacto humano: absolutamente nulo. Estando a mitad de camino saqué mis audífonos y, conectándolos al celular, le ofrecí el izquierdo a Bakugo mientras que me ponía el derecho. A los diez minutos caí dormida con la música aún encendida. Me despertó el rubio ceniza cuando paramos en un mirador de tierra. Bajamos del bus a estirar las piernas y despertar quienes lo necesitaban, conforme pasaban los minutos a todos nosotros nos daba la sensación de que la parada en la que estábamos no era para descansar. No paso mucho tiempo hasta que aparecieron unas heroínas junto a un niño, fueron presentadas como un grupo de héroes "wild wild pussycats".

- El lugar en el que se quedarán esta en la base de la montaña -dijo Mandalay-, toda esta área es más o menos nuestro dominio. 

- ¿Huh? Entonces, ¿Por qué nos detuvimos si estamos a mitad del camino? -pregunto Uraraka-.

- Son las ocho y media en este momento, -respondió sin hacer caso a la pregunta recién hecha- si se dan prisa desde ahora, será cerca de las doce

- Volvamos -dijo Mina, intentado darse la vuelta-.

-  ¡Hacia el bus! ¡deprisa! -grito Kirishima corriendo-.

- Los gatitos que no lleguen antes de las doce y media no tendrán almuerzo

Estábamos corriendo al bus, sin embargo fue en un parpadear, estábamos en el aire, cayendo por el precipicio al bosque.  Así comenzó el viaje escolar. No sabia que tan alto era, pero el pensar que podía ser más alto de lo que se veía me aterraba, miraba a mi alrededor buscando alguna salida o a alguien que me ayudara a bajar sin causarme mucho daño. Me rendí y, rezando, para no romperme nada, caí al suelo, caí sobre algo más blando que el suelo pero no me sorprendió que diera unos cuantos gritos.

- ¡Que mierda haces encima mio! -vi la situación, estaba completamente acostada Bakugo, no me sorprende que le moleste- ¡quítate maldita extra!

- Eres muy pesado para ser tan blandito. -Me senté sobre él y me agache un poco a su rostro- Gracias, Katsuki -termine diciendo para luego levantarme-. 

- ¡Deja de llamarme asi!

- ¿Entonces Kacchan? Es un lindo apodo, ¿verdad Izuku?

- ¿Ah? ¿Que? -nos miro Midoriya, sin entender. Concentrado más en la situación en la que estábamos que en la rabieta de Bakugo-.

- ¡Es Bakugo y si no te entra por las buenas te lo haré entrar por las malas! 

- Whoa, alto ahí. -Kirishima se puso entre medio- Akane, Bakugo, tenemos otras cosas aca pendientes. Solo hay que cruzar este bosque. 

- Si, lleno de bestias mágicas-se acerco Mina intentando asustarlo-.

- ¿Bestias mágicas? -repitió Midoriya, asustado-.

Sin que nadie se diera cuenta, Mineta salio hacia el bosque para poder soltar lo que estuvo conteniendo durante todo el camino, pero al intentar entrar nos dimos vuelta encontrándonos con la primera bestia.

- Quieta bestia, solo calmate y retrocede, por favor -le pidió Kouda, sin embargo no funcionaba, la observación de Midoriya fue que de la bestia caía tierra, de este modo el quirk de Kouda no funcionaria-.

- Vamos a tener que atacar directamente. -Hable- ¡Vamos!


Nos abrimos paso entre las bestias con nuestros quirks, dando lo mejor de cada uno. Lamentablemente mi fuego no ayudaba mucho contra la tierra, pero combinando mi quirk junto con otros compañeros funciono a la perfección. Llegamos más tarde de lo esperado, lo ideal era llegar a las doce para tener almuerzo pero llegamos casi cinco horas más tarde, muchos teníamos ideas negativas al respecto e íbamos con hambre. Al llegar me di cuenta de que, si no fue la caída que nos dejo ni un rasguño, entonces las bestias lo hicieron, todos teníamos moretones y rasguños, uniformes destrozados y, en mi caso, hasta quemado, algunos sufriendo efectos de su quirk como Uraraka con sus ganas de vomitar, Mineta con su sangrado, Kouda con su dolor de garganta o Aoyama con su dolor de estomago. 

-Ay, moriré de hambre -dijo Kirishima-

- Yo igual. -le respondí- Bakugo, de casualidad no tendrás algo de comer por ahí, ¿o si?

- ¿Por que crees que tendría algo de comer? Es estúpido

- Tch, un no era más que suficiente 

Iba a decirle algo más a Bakugo, alguna tontearía para molestarlo a propósito, pero una escena entre un pequeño llamado Kouta y Midoriya capto la atención de todos. Izuku se habia acercado a hablarle, como lo haría él con cualquier niño pero la reacción no fue la de cualquier niño.


- ¿Lo golpeo en..?

- Su entrepierna -me completo la oración Sero, con un tono de dolor en ella-.

- ¡Midoriya! -grito Iida, corriendo hacia él-.

- No voy a hacerme el estúpido por ahí con un montón de perdedores que quieren crecer para convertirse en héroes patéticos -dijo Kouda, alejándose de Midoriya-.

- Ese niño tiene un amplio vocabulario y no de buenas palabras -observe en voz alta-. 

- El niño piensa que es un adulto -dijo Bakugo casi riendo-.

- Si, me recuerda a alguien que conozco -menciono Todoroki-.

-  ¡En nada se parece! ¡Al menos no conservo mis emociones enfrascadas como cierta persona! 

- Relájate, era una broma -le respondió serio-.

Luego de hartas risas y de ir a ver como estaba Izuku, nos instalamos y fuimos al comedor, a pesar del hambre la charla no paraba, tampoco había un alma en la clase que fuese incapaz de comer un segundo plato. El baño luego de la comida fue divino, junto con la -también divina- ayuda de Kouta quien estaba de guardaespaldas. Fue un gran día, y el único día que pudimos relajarnos.

Día siguiente estuvimos en pie a las cinco y media de la mañana, digo en pie porque puedo asegurar que nadie, además de los profesores, estaba despierto. Empezamos con el entrenamiento de la pelota, ninguno mejoro más de lo que esperaba, así comenzó algo mucho más duro. Para la tarde estábamos todos entrenando nuestro respectivo quirk a los pies de un pequeño cerro.

Para cuando llego la clase 1B yo estaba a varios metros de Bakugo, intentando formar murallas de fuego, el dragón de fuego, pero sobre todo intentar mantener el fuego sin quemarme. Y seria ideal si fuese sin tener a Denki en mi mente, pero tenerlo casi frente a mi lo hace imposible. Cuando la segunda clase me presentaron a un chico, con quien nos ayudaríamos mutuamente en este entrenamiento. 

- Hola, me dijeron que viniera acá. Serás mi compañera de entrenamiento durante este tiempo.

- Así veo, un gusto en conocerte compañero.

Le tendí la mano esperando a que respondiera y empezar con el entrenamiento rápidamente, se acerco tomándola y, en un abrir y cerrar de ojos, me encontraba en el suelo y el sobre mi protegiéndose con escamas -probablemente en caso del fuego-. Estaba tanto interesada por el entrenamiento que se venia como avergonzada por mi situación.

- Rin Hiryu, un gusto conocerte. 

- Nakamura Akane. -le sonreí- Deberíamos levantarnos y seguir con el entrenamiento.

Con una leve risa me soltó y se levanto, y esta vez empezamos a entrenar en serio, lo que no sabia es que había un rubio vigilando cada movimiento, y que eso probablemente me traería problemas en un futuro no tan lejano. 








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