47

49 2 0
                                    


Saladas gotas de sudor corrían por mi rostro, juntándose con una mezcla de suciedad y sangre que cubrían algunas partes. Llegar hasta Shigaraki parecía imposible, muchos lo intentábamos, saliendo disparados lejos de este o directamente heridos, Izuku, tan herido como era posible, lo siguió terminando de la misma manera que todos nosotros. Me acerqué al peliverde, observando las profundas heridas de su cuerpo, todos los héroes al rededor estaban igual.

- Ya lo entiendo -susurré acariciando el cabello de Izuku-, esto si es una gran molestia. 

Corrí, impulsándome con cada asombro que me encontraba, intentando alcanzar a Shigaraki. Las piernas me ardían, como si la batalla me hubiese consumido casi por completo, pero no podía dejar que se escapara sin darlo todo. No muy lejos encontré un grupo de nomus corriendo, grite su nombre intentando llamar su atención y acorralándolo en una pared de fuego, se detuvo y giro su rostro a mi dirección. Su aura asesina era escalofriante, en un escenario donde solo existían gritos de héroes y estudiantes dispuestos a atacar solo sentía la adrenalina, pero este momento era distinto, el fuego que nos rodeaba era tan caliente que me parecía estar en el infierno, las chispas era el único sonido que nos acompañaba junto con nuestras pisadas sobre la tierra, y finalmente sus dones, saber el poder de su don no me tranquilizaba para nada. Con una sonrisa se acercó a mi, caminando lentamente, tome de mi bolsillo un cuchillo, lanzándolo directamente a su rostro y corriendo a su espalda. Sin embargo lo último que vi fue la mano que le cubría el rostro mirándome. 

Abrí los ojos sin entender lo que estaba pasando, intenté incorporarme pero mis manos no se movían. Volví a cerrar los ojos intentando recordar que había pasado.

- Cierto, Shigaraki.

- Te falta entrenamiento.

Una conocida voz salió de una esquina de la habitación del hospital. Reí ante su comentario, junto con un gruñido debido a las fuertes punzadas en mis costillas.

- Me preocuparía si dijeras otra cosa Satoshi.

- Sin embargo, lo hiciste bien -dijo caminando hasta los pies de la cama-.

- Puede ser, pero aprovecharon el momento para esposarme -respondí mostrando mis muñecas-.

- Estoy seguro que encontrarás una manera de salir. 

 - ¿Qué? No te vayas -exclamé mirando su espalda desaparecer por la puerta blanca de la habitación-. No, ¡Satoshi!

Caí sobre el respaldo de la cama, viendo detalladamente las esposas que me ataban a esta. Fuertes gritos de la calle llamaron mi atención, un gran grupo de personas se encontraba abajo, el conjunto de gritos no me permitía entender de que trataba. Volví a repasar lo sucedido hasta donde podía recordar, a pesar de la ira evite gritar para no llamar la atención de quien estuviera al cuidado de la habitación, por un pequeño momento pensé en que, con la suficiente fuerza, podría tal vez romper las cadenas. Aletee, pegando con los brazos los barrotes de la cama, pero era imposible. 

- No vas a poder -escuche a alguien hablar desde la puerta de la pieza.

Se acercó, caminando lentamente como si fuese a atacarlo en cualquier momento. 

- No se preocupe profesor, no muerdo -respondí, con la mirada fija en mis manos.

- Disculpa joven por ponerte en estas condiciones, hay varios héroes que aún desconfían de ti. 

- ¿Acaso vienes a liberarme All Might? -pregunté mirándolo a los ojos

- Viene a acompañarme a mi.

Un segundo personaje apareció detrás de él, su voz era suave casi avergonzada. 

- Kaminari, ¿sabes algo de Katsuki? ¿O de Izuku?

MírameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora