29

169 13 0
                                    


El solo camino hacia Kamino se sintió eterno. Mi mente se enredaba con pensamientos en los cuales estaba Bakugo pero ahora también Denki formaba parte de ellos, no sabia que pasaría de ahora en adelante entre nosotros, esta vez fui yo quien le pidió que se alejara. Y Bakugo... Dios mío, Katsuki, vamos por ti así que por favor tienes que estar vivo cuando te encontremos, si no juro que te voy a matar. Aún estaba muy concentrada en mis pensamientos cuando Momo me despierta tocándome el hombro, a pesar de lo infinito que fue el viaje a la ciudad, al llegar no se sintió como si realmente hubiese sido así. Intentando idear un plan terminamos disfrazándonos para pasar desapercibidos entre las personas. Cada uno tenia una vestimenta bastante poco común para su personalidad, lo que aun que no nos dejaba pasar muy desapercibidos al menos nos ayudaba a ocultar nuestras identidades bien. Izuku iba con unos lentes, una chaqueta, una polera blanca y una barbilla falsa, Momo iba con un vestido y unos lentes que la hacían lucir como una estrella, Todoroki llevaba una peluca oscura y un chaleco oscuro sin mangas sobre una camisa, Iida vestía con una camisa de manga corta, unos tirantes que sujetaban el pantalón, una corbata de lazo y un bigote falso, Eijiro llevaba una chaqueta negra sobre una camisa blanca y un cinturón -que no sostenía nada-, yo tenia puesta una peluca lisa, larga y de un color rojo cobre, un pantalón militar, una blusa negra y una corbata delgada verde. Me arremangue la blusa hasta un poco más abajo de los codos y la desabotone un poco bajando también la corbata, dándome espacio para respirar. Inhale profundamente mientras escuchaba a Momo justificando la razón de porqué no utilizo su quirk para hacer la ropa, no fue hasta un comentario en especial que llamó mi atención. En la pantalla grande de un edificio se encontraba Aizawa-sensei y el director, junto con otros profesores. Esto era malo y no podía evitar sentirme aún peor. Que los villanos llegaran al campamento no era culpa nuestra, pero Katsuki estaba con nosotros así que era nuestra responsabilidad y se nos fue. Ahora nuestros profesores están ahí, y acá escuchaba como las personas hablaban mal de ellos, los critican sin saber su esfuerzo. Sin querer seguir escuchando todos le dimos la espalda a la pantalla para seguir avanzando. 

En una calle oscura y rodeada de edificios oscuros nos encontramos frente al punto que marcaba el rastreador, como era de esperarse el edificio se encontraba cerrado, por uno de sus lados divisamos un espacio para asomarnos. Nos movimos despacio entre dos paredes estrechas hasta parar frente a una ventana, por la altura tuvimos que levantar a Izuku y Kirishima, Eijiro con los visores nocturnos miro por la ventana. Su expresión de miedo provoco escalofríos en mi y le pedí a Momo que me subiera para poder ver, mientras me subía no creí lo que le escuche a Midoriya, "¡¿Nomus?!". Si era realmente así entonces Bakugo no estaba aquí, no podía estar con los Nomus, ¿o si? Una vez sobre los hombros de Momo le pedí los binoculares a Midoriya, la imagen era espantosa. Nomus por todos lados en unas especies de cubículos de agua donde parece que los desarrollaban, '¿Que es todo esto?'. Un estruendo provoco que cayera, parecía que Bakugo si estaba cerca y los héroes si estaban actuando ahora, ¿Cómo no nos percatamos de esto?. Cuando empezábamos a retirarnos una voz llamo nuestra atención, en realidad fue el aura de aquel hombre, un aura de muerte... All for One.

Todo paso tan rápido, en un abrir y cerrar de ojos, todos derrotados pero aun combatiendo en un gran hoyo en mitad de la ciudad. Ninguno de nosotros supo cuando paso, sabíamos que debíamos salir de ahí pero no podíamos movernos, apenas podíamos respirar. 

- ¡¿Que demonios es esto?!

- Bakugo -dije en un susurro-.

- Akane, -me llamo Iida, con un dedo en los labios en señal de silencio- nos van a encontrar y se tornará peor. 

Preocupada y aterrada mire al resto del grupo, todos tenían la misma mirada de preocupación y terror en el rostro, de alguna manera me tranquilizaba y al mismo tiempo me inquietaba no ser la única con aquel sentimiento. Esta vez Katsuki estaba cerca nuestro, a solo unos metros igual que la ultima vez que lo vimos, ahora era nuestra oportunidad de hacer algo. ¡El miedo no puede detenerme de salvarlo! 

MírameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora