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Sentía que volaba, corriendo así no sabia en cuanto tiempo llegaríamos pero desde que una fina línea roja se iluminó, y mostrándonos el camino, salimos hacia nuestro destino. Fue de esta manera como terminamos en medio de un gran desastre.


Mis manos temblaban cubiertas en sangre intentando contener la herida. Me invadió un conocido sentimiento, tenía un pozo en mi pecho pero no habían lagrimas derramándose por mis mejillas. Me parecía que algo tiraba de mi, lejos de él, provocando que me aferrara más a su cuerpo. 

Los sonidos de mi alrededor eran lejanos, el fondo era borroso. La tierra temblaba, cuando volvía a ver sus ojos olvidaba el porqué. 

- ¡Nakamura! 

La voz de Aizawa me despertó del trance en el que me encontraba. Los héroes que peleaban valientemente en la batalla se encontraban gravemente heridos o sin vida, Lemillion recuperaba el aire intentando no caer, y no muy lejos había llegado Deku, aquel quien le ponían el peso de la confianza batallaba con rabia y dolor.

Me gire a ver a Mitsuo, su mirada estaba perdida en la pelea de Deku, rápida, furiosa y, ante sus ojos, interesante. A pesar de que su rostro no mostraba ningún cambio ante la escena, sus ojos tenían un leve brillo. Lo agarre de su pálida muñeca, llamando la atención hacía mi. 

- ¡Mitsuo, por favor, sálvalo! -grite, sintiendo como la voz me rasgaba la garganta.

Lo mire rogando por una acción de su parte, debía moverme pero necesitaba saber que Bakugo estaría bien en manos de Mitsuo. Su rostro se ladeo ligeramente, sin intentar cambiar el profundo brillo celeste de su mirada.

- ¿Por que?

El agudo tono de duda del niño tuvo dio un gran efecto. Durante unos segundos el único sonido era la estruendosa pelea entre Shigaraki e Izuku, pronto gritos y alegatos contra el chico salieron a luz. 

- ¡¿Como que "¿Por que?"?! -exclamé enfadada- ¡Es un compañero y esta muriendo!

- Las personas mueren, es natural -respondió calmado, llevándose a la boca un dulce sacado de su bolsillo-. Déjalo ir.

- ¿De que estas hablando? ¡Saca esa maldita cosa de tu boca! -dije sacándole el caramelo- Escúchame bien Satoshi Mitsuo...

- No soy Satoshi.

- ¡Me da lo mismo lo que seas o no! -tome al pequeño de los hombros, dejando rastros de sangre en su blanca piel- Tu vas a ayudar a revivir a este chico.

Sus ojos se fijaron en el cuerpo aún muerto de Katsuki, su mirada era superficial como estar viendo algo lejano. Como si nada de esto estuviese pasando. En silencio volvió a ver la batalla de Izuku, sentándose en el intranquilo suelo.

- No quiero -replicó con calma. 

Con la sangre hirviendo, tome al pequeño de su polera roja, levantándolo a mi altura obligándolo a verme a los ojos. Las palabras no fueron necesarias, el terror de la guerra y las muertes dejo mi mirada abierta a mi interior, la tristeza y el temor al futuro incierto que se aproximaba era expuesto como en una ventana. 

El pequeño peliblanco se soltó de mi agarre y con cuidado se acerco al cuerpo rubio cubierto en tierra y sangre.

- Ve con Midoriya. Yo me ocupo de este.


Destellos. Destellos verdes y azules. Líneas negras. Sombras. Shigaraki se veía distinto, como alguien completamente nuevo. Izuku apenas era perceptible pero el daño que le causaba era grande. Sentí mis manos tibias, una katana cubierta en fuego se formaba desde mi palma derecha. Era mi primera vez utilizando mi don desde el entrenamiento con el bokken, su ligereza era comparable a una pluma de escribir. 

Dejando rastros de fuego al pasar, destellos azules se mezclaban con el verde de Izuku, dándome apenas alguna pista de donde no pasar para agregar otro cuerpo a nuestros aliados. 

- ¿Qué le paso al poder de Shigaraki? -pregunté una vez estuve cerca de Midoriya

- ¡Es All For One! 

- ¡¿Disculpa?! ¡¿All For One?!

Una sacudida dio inicio a la gran plataforma, que contenía a Shigaraki -o All For One- junto a nosotros y el resto de los héroes, a una caída libre. Mi corazón parecía querer salir de mi pecho y saltar antes de ser aplastada junto a la gran instalación. Me agarre del suelo como pude, concentrándome en la batalla. Un nombre salió de los labios de Shigaraki, volviendo a dejarme envuelta en mis pensamientos mientras lo veía ser atravesado con algo que apenas fue visible ante mis ojos. 

- ¡Nagant!

Sus ojos sufrían, su pecho derramaba sangre, y de pronto me vi en una situación conocida. ¿Qué estamos haciendo? No podía evitar ver el desastre que esta guerra causaba, los recuerdos de Toga y Dabi volvían a mi mente. ¿Realmente éramos los buenos?

Un gran impacto sacudió mis pensamientos, los lazos negros de Midoriya abandonaban mi cuerpo dejándome en el suelo junto a él. Me incorporé rápidamente, notando mi cabeza marearse ante la fuerte caída y repentina subida al levantarme. 

 - ¿Estas bien? -escuche la voz de Izuku hablarme

- Yo debería preguntarte eso, no te ves bien Izuku -respondí limpiando las gotas de sangre que corrían por mi frente, dejando salir una risa. 


Sin descanso la pelea siguió. Shigaraki elevaba su nivel y nosotros el nuestro, dejando el lugar inalcanzable por tierra. Helicópteros comenzaban a aparecer, intentando grabar y transmitir lo que pudieran, sin embargo la velocidad de la batalla apenas dejaba ver algo. 

Los minutos pasaban y todo parecía empeorar, el lugar estaba envuelto en fuego y ruinas, Izuku y yo en heridas al igual que Shigaraki, pero nadie parecía rendirse. Una voz se acerco a mi, entrando por mi cerebro.

- Tu querido novio esta muerto -susurró por sobre los estruendos de la batalla-. Su corazón reventó, nada lo puede salvar de la naturaleza de cuerpo humano. 

Bastó que mi cuerpo tardara un segundo en reaccionar, pero en la guerra un segundo pueden parecer horas. Izuku grito para que me volteara, los riesgos al participar en esta guerra eran grandes pero estaba preparada para correrlos. 

Tosí, el sabor era asqueroso, algo pasaba a través mío pero se devolvió tomándose su tiempo. Algo rojo caía de mi cuerpo, algo liquido. Mis piernas dejaron de soportar mi peso, volví a ver a Midoriya para preguntarle que sucedía, corrió hacia mi mirándome con un rostro horrorizado. Le sonreí, sintiendo mi consciencia dormirse.




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