Capítulo 7

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He Sheng había vuelto a su habitación y después fue invitado por el esposo del señor de la casa a comer. Ya que estaban en la mansión Paraíso, Hua Cheng quería que su dios estuviera bien atendido siempre, así que no tenía que cocinar y la integridad del paladar del muchacho estaba aún intacta. No obstante, un sirviente le advirtió que cuando fuera a visitarlo al santuario Puji, si es que alguna vez lo hacía, estuviera preparado.

Llegó al salón donde ambos comerían, y Xie Lian ya lo esperaba con una sonrisa cordial. Aunque su sonrisa y amabilidad hacia él le parecían genuinas, no podía evitar pensar que algo andaba mal. Se sentó en su mesa, y en un momento la comida y el té estaban servidas.

—¿Quería hablar conmigo, dianxia?— le preguntó, tratando de ser cuidadoso con la forma en la que le indicaron, debía referirse a Xie Lian. El aludido sorbió un poco de té.

—Veo que te has vuelto cercano a Qingxuan. ¿Qué piensas de él?— le preguntó mientras tomaba sus palillos.

—Creo que es un buen hombre—, respondió con sinceridad.— Pero que está equivocado en poner a los demás antes que a sí mismo cuando está tan mal de salud.

Recordó aquella insistencia por platicar con él cuando estaba tan cansado.

—¿Puedo preguntar algo? Quizás parezca maleducado— pidió He Sheng, y esperó a que Xie Lian asintiera.— No sé por qué él muestra tanto interés en mí. No sé cómo preguntárselo, ¿acaso le recuerdo a alguien?

La sonrisa de Xie Lian menguó un poco. Estimaba a Qingxuan pero también sentía piedad por He Xuan y por la relación de ambos que nunca pudo ser. A su parecer, ambos se amaban, pero definitivamente la peor suerte de todas era la razón por la que se separaron.

—Creo que ambos estaban destinados a reunirse eventualmente— dijo en un tono que a He Sheng le pareció misterioso, pero no pudo más que reír.

—Perdóneme, dianxia, pero yo no creo en el destino.

—¿De verdad? Ya veo. Quizás es mejor así— contestó Xie Lian sencillamente.

Y qué equivocado estaba He Sheng, a Xie Lian le pareció casi una bendición esa ingenuidad, tanto que sentía pena por él, porque eventualmente volvería a su estado normal. Sencillamente cambió el tema y le habló un poco de la Ciudad Fantasma, de quién era él y le ofreció su ayuda. Al terminar la comida, Xie Lian le sugirió que fuera a ver a Qingxuan, quien probablemente ya estaba despierto, así que He Sheng le hizo caso, agradeció la comida y se dirigió a los aposentos del dios caído, llevando consigo una caja de dulces "perfectamente seguros de comer", según Xie Lian.

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Lentamente sus ojos se abrieron para encontrarse en completa oscuridad, inmediatamente una frustración lo invadió, pues sabía que había soñado pero no podía recordar sus sueños, intentó incorporarse pero el dolor en el pecho le hizo quedarse recostado por unos minutos, tardó unos minutos en recordar que estaba en la mansión de Lluvia Carmesí y se giró sobre su cuerpo para quedar recostado del lado de sus extremidades sanas.

El aroma de He Sheng se coló por su nariz y directamente a su cerebro, probablemente aquella túnica que había servido de cobertor para su débil cuerpo aún estaba ahí, protegiéndolo del frío; frío que no sentiría en la gran mansión. Sonrió al ver en su mente al jovencito de prendas negras y cabello atado en una coleta, ese aroma era único, estaba seguro que solo podría asociar ese aroma con él.

De las pocas veces que extrañó sus poderes, una fue esta. Esta vez hubiese deseado tener energía espiritual y encender una luz con sus manos, pues la habitación estaba extremadamente oscura.

Después del final [beefleaf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora