Capítulo 13

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Caminó junto al rey fantasma del océano en total calma y silencio, mientras caminaba, la arena acariciaba sus pies y la mano del supremo tomando la suya le dio seguridad, una vez entraron dejó que He Xuan diera las órdenes que debía dar y lo siguió hasta donde tomarían el té.

La mansión era fría, todo era tan monocromático que parecía triste, plano. Recordó cómo recorrió esos mismos pasillos y mientras cojeaba se imaginaba pintando las paredes de algún color vivo y decorando el lugar. Ahora que lo pensaba, definitivamente no haría algo como eso, aunque la mansión reflejara lo que He Xuan era tanto por fuera como por dentro, Qingxuan ya sabía que más en el fondo aún había algo de color en el fantasma y estaba dispuesto a hacer que ese poco color que había prevaleciera sobre la frialdad de aquella alma.

—Podría quedarme contigo, en tu habitación. Si no es molestia. Este lugar es tan grande que si estamos en diferentes habitaciones, estaríamos muy separados. Prometo no incomodarte, ni molestarte en caso que necesites descansar. Y de hecho sé que lo necesitas. Usaste mucha energía para cambiar de forma y para traernos aquí. Yo cuidaré de ti mientras te recuperas. Si lo prefieres más tarde tomaré la habitación que me asignes, pero ahora quiero atenderte, cuidar de ti.

Se le acercó y le tomó una mano, sus ojos solo reflejaban la súplica de que lo dejara quedarse junto a él. —Por favor.

Qingxuan parecía querer avanzar más, ver hasta dónde podía llegar. He Xuan comprendió que ambos se estaban aproximando con cautela, probando los límites que tendrían el uno con el otro. He Xuan no tenía problema alguno en que Qingxuan lo acompañara a todas partes, pero sí con que merodeara por el lugar y que viera cosas que no quería que viera.

Su habitación era un sitio seguro, simplemente la usaba para dormir de vez en cuando, durante su hibernación cuando se abrió el Monte Tonglu, así como para estudiar y leer de vez en cuando, aunque para eso también estaba su biblioteca. No recordaba que sobre la mesa aún permanecían algunos objetos, libros y pergaminos antiguos que había utilizado en su ardua búsqueda para recuperar la divinidad de Qingxuan.

—Está bien— concedió, de cualquier modo su habitación era bastante grande,— Aunque en realidad no estoy cansado. Antes lo estaba, pero ya no. Ven conmigo.

Lo guió por la mansión hasta llevarlo a la habitación principal. La cama con dosel estaba al centro, todo era de un gusto sencillo y minimalista. Lo único que abundaba eran los libros, a He Xuan aún le gustaba obtener nuevos y viejos títulos de vez en cuando.

—No hay mucho que hacer aquí. Avísame cuando quieras irte.

Una vez entró a la habitación, Qingxuan sintió un gran impulso por saltar a la cama, pero desvió la vista de ahí y observó la habitación detalladamente. Todo en He Xuan era tan simple y a la vez tan complejo, desde su personalidad, hasta el plano diseño de su residencia y eso le causaba gran intriga a Qingxuan, sentía que aquel hombre sería un misterio que estaría en algún momento a punto de resolver y luego, algo más aparecería que lo haría más misterioso.

—De hecho siento que hay mucho que hacer. Explorar tu mansión sería interesante. A demás.... Se dice que tienes unos peces...—Dudó si seguir mencionando el tema, pero realmente sentía mucha curiosidad por aquellas "mascotas" que parecían ser temidas por muchos.— Si no te molesta, me gustaría conocerlos. 

He Xuan se alarmó con esa propuesta. Precisamente no lo quería merodeando en su mansión y que entrara, sin saberlo, al lugar donde lo tuvo encadenado... se llenaba de remordimiento tan sólo de pensarlo. ¿Y sus peces? No dañarían a Qingxuan si así él lo decía, pero no eran precisamente amigables. Traían el infortunio que durante mucho tiempo, He Xuan consideró su esencia. Sin embargo, eran la opción más "segura" para entretenerlo.

Después del final [beefleaf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora