Capítulo 19

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Los días pasaron y el cuerpo de Qingxuan dejó de doler y más bien empezó a necesitar más a su prometido de esa manera, algunas noches o mañanas las pasaban entre sábanas, amándose, entregándose.

Como siempre cada uno se encargaba de algunas tareas del hogar y Qingxuan siempre estuvo al tanto del refugio, les llevaba algunas donaciones y se encargaba de siempre revisar el libro de registros. Desde que construyó el refugio con sus propias manos, luego de verlo hecho cenizas, el lugar creció y cada vez acogía a más personas, muchos voluntarios ayudaban allí y quienes habían salido de la indigencia vendían productos para vivir y mantener el lugar. El dios por su parte solo osaba a supervisar y a atender a algunos enfermos de vez en cuando. Finalmente compró la vaca porque para él era una animal muy útil que debían tener.

En las tardes cabalgaba por la playa y se adentraba con el caballo hasta cierta parte del mar, donde aquellos enorme esqueletos de pez salían a saludar a Qingxuan, él les contaba un poco de su día, pero luego de un par de palabras, se iban sin más. Aún debía trabajar en su relación con ellos.

Para He Xuan, la práctica de hacer el amor se volvió cotidiana. Aprendía cada vez más y descubría nuevas formas de darle placer a su amado, que nunca se cansaba de tomarlo a la hora que fuera, en el lugar que fuera.

Lo acompañaba en cada cosa que podía, hacían todo juntos... Si alguien le hubiera dicho que así era la vida en matrimonio, se habría ahorrado unos cientos de años de estar sumido en la ira y en algo que logró reconocer como autocompasión. Adoraba cada parte de Qingxuan, incluso su insistencia en platicar con sus peces, quienes parecían felices con su presencia.

Un par de noches antes de la boda, Hua Cheng les pidió que se quedaran en la mansión así podrían prepararse mejor ese día e incluso bromeó con que la última noche antes de la boda, los futuros esposos no deberían dormir juntos.

He Xuan miró su hanfu colgado frente a su cama, listo para el día siguiente. Maldijo a Hua Cheng, fue demasiado lejos con su broma de dormir separados. Ya era tarde y suponía que Qingxuan ya estaría dormido, pero se levantó y se dirigió hacia la habitación de su futuro esposo. Abrió la puerta con cautela y entró con su silencio habitual.

—Xuan-er— susurró en la penumbra, mientras se sentaba al lado de su cama. Después de palpar y encontrar su rostro, lo acarició y entró a las sábanas con él. —No quiero dormir si no es contigo— declaró, y lo abrazó mientras besaba su frente.

Ya que dormir era algo innecesario para él, solo lo hacía con Qingxuan o para recuperar energías después de meses de arduo trabajo. Su presencia le traía la calma suficiente para dormir.

—Me da la impresión de que esto es un sueño. Temo despertar y no encontrarte, me aterra saber que no serás mío. Xuan-er, mi cielo, siento que en estos meses he vivido más que en todo este tiempo. No puedo creer que serás mi esposo.

A Qingxuan no le pareció mala la idea de no verse la noche anterior con su futuro esposo, pues tendrían todas las siguientes noches para pasarlas juntos, sin embargo, en la soledad de la habitación y extrañando la protección de los brazos de su amado, le costó quedarse dormido, todo eso sumado a su ansiedad por el gran día.

Rato más tarde, logró quedarse dormido después de dar vueltas en la cama por un largo tiempo hasta que sintió unos brazos sostenerlo y abrazarlo y entonces escuchó la voz de su amado, sus ojos se iluminaron y se aferró a su prometido, sonrió y le hizo más espacio en la cama para que se acomodara muy cerca de él.

Los avances de He Xuan eran lentos, pero Qingxuan le daba su tiempo de acostumbrarse a todo, cuando lo escuchó llamarlo mi cielo, se sintió conmovido, todo lo que le dijo fue hermoso y le llenó el corazón de alegría y un poco de nostalgia, le dio un beso, tierno y lento y le acarició el rostro delicadamente uniendo su frente con la del contrario.

Después del final [beefleaf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora