Capítulo 5

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Ya que Qingxuan parecía ser el único en prestarle atención y lo estaba haciendo de buena manera, He Sheng no discutió más y se dejó guiar por él. Le parecía demasiado extraño que fuera especialmente atento, pero se había ganado su simpatía al ser el único que lo tratara como una persona con sentimientos.

—Gracias— murmuró, aún confundido por lo que estaba pasando.

Rara vez era atendido de esa forma, desde muy pequeño tuvo que trabajar y tomar responsabilidades de cuidados hacia los demás, por lo cual creció con la idea de que ser atendido por alguien era sólo para bebés o la gente rica. Miró el cuarto baño: probablemente la mitad de su casa cabría en esa extensión. Un poco intimidado por ese mundo tan desconocido para él, esperó a que Qingxuan se fuera para desvestirse y meterse a la tina con agua caliente.

Se relajó con su cuerpo sumergido en aquella bañera, estaba tan a gusto que se quedó ahí hasta que el agua estuvo casi fría. Salió y encontró un hanfu negro, mucho más fino que el que traía, y se lo puso sin dejar de admirar los detalles. 

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La tranquilidad que Qingxuan sintió al ver a He Xuan haber "entendido" la situación y dispuesto a "colaborar", fue enorme. Qingxuan no quería imaginarse qué sucedería si el jovencito huyese por lo que haberlo convencido para que tomara un baño había sido un gran avance.

Cuando los esposos y Yin Yu salieron de la habitación, dejaron a Qingxuan allí solo, así que éste decidió limpiar y organizar la habitación de He Xuan.

De hecho, la cama era lo único un poco desordenado, tomó las mantas y las finas sabanas de seda y las extendió perfectamente. Le tomó tiempo, pues era una gran cama y con una sola mano y muy poca ayuda de la otra, a parte de cojear alrededor de la enorme cama, aún así, logró un trabajo impecable.

—He mandado a pedir comida, no es de la ciudad, es completamente comestible.

Escuchó Qingxuan a Xie Lian quien entraba de nuevo a la habitación seguido de dos sirvientes. Las hermosas cajas de madera con comida fueron dejadas sobre una mesa y los fantasmas que acompañaban al dios se retiraron. Xie Lian acomodó algunos cabellos de Qingxuan y le sonrió.

—Pareces muy animado cuidando de él. Creo que olvidas que es una calamidad, un supremo. No es débil ni indefenso.

—Dianxia. Cómo te conté hace unos días. Él me llevó a su mansión y me atendió. Me dio un té medicinal, me ayudó con el baño e incluso me regaló ese bello hanfu. Debo retribuirle sus atenciones.

Xie Lian lo miró enternecido, conocía a la perfección los sentimientos del antiguo señor del viento por el supremo Agua Negra y en ningún momento lo juzgó. Si él mismo se casó con quien llaman la calamidad más peligrosa y poderosa, Qingxuan también tenía derecho de amar a un ser similar.

El dios lo dejó allí, nuevamente solo y Qingxuan se dispuso a poner los tazones de comida sobre la mesa. Un tazón de fideos salteados, camarones asados con verduras frías, bollos de carne al vapor y pasteles de Luna fueron el banquete preparado para el joven que aún tomaba su baño. Terminando de poner la mesa, mientras dejaba los palillos junto al tazón de fideos, escuchó al muchacho hablando consigo mismo mientras salía del cuarto de baño.

Al salir del cuarto de baño, He Sheng seguía admirando los bordados de sus mangas.

—Ojalá pudiera comprarle un traje así a YanYan— dijo para sí mismo, imaginando a su novia vestida en la más fina seda. El recuerdo de ella trajo una sonrisa a su rostro y un ligero sonrojo.

Después del final [beefleaf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora