Capítulo 4

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Un día después, Qingxuan despertó en la misma cama. Había dormido seguido por más de 24 horas y sintió que había descansado como nunca. Se envolvió en las mantas y se acurrucó no queriendo levantarse jamás, había tenido sueños hermosos y se sentía tan descansado que por un momento, extraño su vida de lujos y comodidades. Sonrió incorporándose en la cama y arreglando un poco sus cabellos y luego salió de la habitación a buscar a He Xuan.

Mientras buscaba al supremo, estuvo seguro que recorrió partes de la mansión que no había visto antes. Bueno, realmente no es que hubiese tenido el tiempo de explorar todo el lugar antes y mientras se acercaba a una habitación, un sirviente le abordó, asustándolo de repente.

—Cielos, ¿Quién eres? ¿Dónde está He Xuan?

Preguntó al sirviente que por supuesto se veía tan muerto como todo lo que seguro habitaría allí. Aquel sirviente llevó a QingXuan de vuelta a la habitación y le preparó un baño, antes de dejarlo solo, le explicó que He Xuan se había ido hace casi dos días, no dio más detalles y se fue.

Un poco triste por la noticia, Qingxuan tomó su baño cuidadosamente, lavarse el cabello fue muy complicado, pues su brazo parecía más rígido que el día anterior, por lo que el tiempo de baño se duplicó y al salir del agua de la tina, está no estaba tibia sino fría. Encontró el hanfu que He Xuan le había regalado completamente limpio y en perfecto estado y lo usó nuevamente, al salir, en la habitación encontró una taza de té caliente y lo bebió, al parecer era otra dosis de orquídea dorada, pues el hormigueo se hizo presente minutos después en sus extremidades lisiadas.

El día paso y la noche llegó y no había rastro de He Xuan. No quería pensar en posibilidades, pero aún así, lo único que rondaba por su mente era que He Xuan había huido de allí para evitar a Qingxuan. No pudo evitar sentirse afligido y casi a punto de llorar, pero oyó un par de voces masculinas fuera de la habitación, por supuesto una ya la reconocía, pues aquella voz no hacía más que decir gege todo el tiempo cuando Qingxuan iba de visita al Templo Puqi.

Salió de la habitación y efectivamente vio al rey fantasma rojo. Hua Cheng casi que no puede disimular sus sorpresa al ver a Qingxuan allí y junto a él se encontraba... —¿Yin Yu?— Preguntó Qingxuan sorprendido.

Ambos fantasmas habían ido de visita a ver al rey fantasma de las aguas. Sin embargo, solo se encontraron con un pobre mendigo que usaba ropas limpias. Qingxuan se comportó como el anfitrión de la mansión y ordenó que se les sirviera té a las visitas mientras les contaba que He Xuan no había vuelo en casi dos días. Para cuando Hua Cheng y Yin Yu se despedían, Qingxuan se encontró rogándole a Lluvia carmesí que lo llevara con él a ver a su amigo Xie Lian. Su berrinche funcionó después de unos minutos y tal vez ese tiempo fue aprovechado por alguno de los dos para avisarle al Dios marcial que Qingxuan lo visitaría. Al parecer aquellos sirvientes también obedecían a Hua Cheng, pues ninguno protestó cuando Qingxuan se fue con ambos fantasmas y una vez estuvo en el Templo Puqi, corrió hacia Xie Lian y al fin lloró.

He Xuan lo había dejado en aquella mansión, solo; esos fantasmas no le harían la compañía que él necesitaba. He Xuan no volvió a su propia mansión y el solo hecho de pensarse culpable de que el supremo Agua Negra estaba huyéndole, le hacía un hueco en el corazón, por eso, al ver a su mejor amigo, el único dios que aún se preocupaba por él, no pudo evitar romper en llanto y buscar consuelo.

Más tarde en la noche el mismo Xie Lian lo acompañó a ver a los mendigos, quienes se alegraron de ver aún con vida al viejo Feng, pues algunos habían pensado que habría muerto en alguna calle. Y después de visitarlos, el dios decidió llevarlo con él a Mansión Paraíso en la ciudad fantasma donde el mencionado pasaría la noche con su esposo. Le asignaron una habitación a Qingxuan, la más alejada de la habitación principal y allí volvió a llorar un rato hasta quedarse dormido una vez más.

Después del final [beefleaf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora