Ya conocía bastante bien aquella sensación. La sensación de que todos me estaban mirando. Al principio no entendí porque todos se habían callado y me miraban. Acababa de traspasar la puerta del instituto y todo el alboroto que había normalmente se había detenido. Me fijé bien en las paredes y las taquillas del pasillo. Había carteles pequeñitos por todas partes, aunque más bien eran folios pegados con un pequeño trozo de celo. Astrid, que estaba justo al lado mío, se acercó a un cartelito. Yo la seguí.
-Hijo de p... - dijo Astrid cogiendo con rabia el trozo de papel.
Se me hizo un nudo en la garganta en cuanto vi lo que el folio contenía. En el centro de la hoja aparecía una foto en la se me veía a mí haciéndole el boca a boca a Jack, lo peor era que desde el ángulo del que estaba tomada la foto parecía totalmente que le estaba besando. Encima de la foto había un título en el que ponía "Cuidado. Maricones sueltos".
- ¡Como se atreve! - exclamó Astrid enfadada haciendo un bola de papel con la hoja.
Volví a sentirme mal. Aquello me recordaba que le había puesto los cuernos a Astrid. Y probablemente a ella tampoco le haría mucha gracia el que le hubiera hecho el boca a boca.
-Lo siento mucho Astrid...- dije algo inseguro.
No había hablado con ella de nada aún. Estuve todo el domingo en casa pensando. Ni siquiera nos llamamos por teléfono.
- ¿Lo siento? ¿Tú eres tonto? No me has hecho nada Hipo...
-Pero le hice... ya sabes...
-Lo único que hiciste fue lo correcto. Yo también lo hubiera hecho.
No supe qué decir. Me quedé callado y comencé a andar en silencio por el pasillo. Todo el mundo seguía mirándome. Me pregunté dónde estaría Jack, si le estaría pasando lo mismo. Astrid andaba al lado mío también en silencio y de vez en cuando cogía algún cartel que tenía cerca para romperlo. Subimos al segundo piso donde estaban nuestras taquillas. Astrid se separó de mí para ir a por sus cosas, pero sabía que volvería. En mi taquilla, como ya había imaginado, también había un cartel, pero no solos uno. Al abrir la taquilla una lluvia de cartelitos cayó sobre mí. No me lo podía creer... ¿Tanto se aburría Mocoso como para venir antes de que la gente entrara al instituto y llenarme la taquilla de aquellos dichosos carteles? Me estaba restregando en la cara lo que pasó el sábado.
Para ser sincero no me atrevía a volver a enfrentarme a Mocoso, me daba bastante miedo. No porque me pudiera pegar y hacerme daño. Ni tampoco porque pudiera ir por ahí diciendo que yo era gay, cuando era mentira. Sino por el daño que le podía hacer a Jack con todo aquello de los carteles. Sabía que cuanto más me enfrentara a Mocoso más se reiría de nosotros dos. Me podía imaginar lo duro que tenía que ser para el que se rieran de su orientación sexual. Aunque en aquellos momentos quizás yo también me tuviera que preocupar...
-Hola... Hipo...- me saludó una voz detrás de mí.
Al girarme me encontré con Eugene que miraba el montón de carteles del suelo.
-Hola... -saludé.
Hubo un silencio incómodo antes de que el volviera a hablar.
- Me ha contado Rapunzel lo que pasó. Que carbón Mocoso...
- ¿Qué te ha contado?
-Ya sabes... - dijo rascándose la cabeza - Lo de la piscina... y la pelea...
Suspiré.
-Ahora todo el mundo piensa que soy gay...
- ¿No vas a ir a quejarte?
- ¿Quejarme de que Eugene? Si acuso a Mocoso y lo castigan en el instituto, probablemente se vengue de mí. Oh de mí, o de Jack. Y eso es lo último que quiero.
- ¿Le tienes miedo? Si quieres os ayudo a...
-No. Olvídalo. Seguramente dentro de unos días todo el mundo se olvida de este asunto. Y si no que piensen de mí lo que quieran. Me da igual siempre y cuando sea mentira...
Me repetí la palabra mentira dentro de mi cabeza. Siempre y cuando fuese mentira... ¿Es mentira? No me gustaba dudarlo. Aun así me negaba la posibilidad de que fuese verdad. No quería creerla. Yo quería a Astrid y no me gustaban los chicos. O por lo menos mi mente quería creerlo, porque por mucho que intentara olvidarme de aquella opción algo dentro de mi hacia que siguiera dudando.
Justo cuando Eugene se despidió de mí vi a Astrid acercarse por el pasillo. Saludó a Eugene cuando se cruzó con él y siguió caminando hasta colocarse delante de mí. Lo primero que hizo nada más llegar fue mirar a la montaña de papeles que había justo debajo de mis pies. Se agachó y cogió un montón de cartelitos, los aplastó y los tiró en una papelera que teníamos a unos metros de nosotros.
-Pedazo gilipollas...- murmuró Astrid- Como le vea por aquí le voy a partir la...
-Adelante.
Astrid y yo nos giramos a la vez para poder ver a la persona que se había acercado a nosotros. Mocoso sonrío. Le agarré a Astrid del brazo para que no hiciera nada. Astrid le miró con rabia.
-Eres un... - comenzó Astrid.
- ¿Un...? - le interrumpió Mocoso.
Astrid le miró aún con más rabia. Le advertí con la mirada de que por favor no hiciera nada. No quería liarla otra vez.
-Vaya, como se pone la novia protectora - dijo Mocoso burlón. -Haber si aprende tu noviete maricón que conmigo nadie se mete.
-Atrévete a llamarle maricón otra vez y te arranco los huevos de cuajo gilipollas - le amenazó Astrid.
-Maricón - repitió Mocoso mirándome.
Con un movimiento rápido Astrid intentó agarrarle de la camiseta a Mocoso, pero yo tiré de su brazo y la agarré con el otro para que no lo hiciera. Mocoso comenzó a reírse.
-Pero que monos sois... - Mocoso se agachó y cogió uno de los carteles del suelo para mirar la foto - Aunque estos dos sean aún más monos. No te ofendas Astrid.
Por suerte Astrid se quedó callada y no hizo nada.
-Se que te encanta la foto Hipo. Este ángulo es perfecto, os favorece un montón a los dos - dijo Mocoso enseñándome la foto - ¿Cómo no iba a poner esto por todo el instituto? Con lo adorables que sois, todo el instituto debería verlo ¿No? Pero bueno. A mí no me des las gracias.
Mocoso comenzó a alejarse poco a poco mientras decía sus últimas palabras:
-Dale las gracias a la excelentísima fotógrafa. Heather.
Miré a Astrid. Su expresión reflejaba odio profundo hacia Mocoso y Heather. Parecía que ella les odiaba más que yo. Entonces me acordé de la breve conversación que tuve con Heather en la fiesta. Y me pregunté qué habría pasado entre ellas para odiarse tanto.
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Mocoso shipea Hijack Jajajaajajajajaja ¿Quién no? (Mucha gente, pero para mí esa gente no existe muahahahaha)Lo sientoo mucho por tardar en publicar! Al parecer sí iba a tener problemas para publicar, no tengo casi tiempo, estoy muy ocupada jugando con niños ingleses xD
Y tampoco estoy teniendo tiempo para escribir, pero eso da igual porque tengo 43 capítulos ya escritos ejejejejeEso es todito, graciaaas por leer mi historia, darme estrellitas y comentarme y os amaré mucho más de lo que hago
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Tú decides
أدب الهواةMiré resentido a Jack. -Todas las mentiras acaban saliendo a la luz Jack...- dije más tranquilo. Jack suspiró y comenzó a dar vueltas por el baño mientras se pasaba las manos por el pelo un y otra vez. Le seguí con la mirada y se paró justo dándome...