Capítulo 52

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-¡Eso es genial, Hipo! - gritó la voz al otro lado del teléfono haciendo que me alejara el aparato de la oreja para no quedarme sordo - Cuanto me alegro de que te ayudara a recoinciliarte con él.

-Sí... - Me volví a acercar el móvil - Muchas gracias. Te debo una.

-¡Nada hombre! Con que me visites de vez en cuando y nos echemos unas risas bailando borrachos sobre tu cama de invitados me sirve.

Me reí. Serían las 7:55 de la mañana y yo iba hablando con Elsa por teléfono. Al parecer los millonarios también madrugaban para estudiar, o en el caso de Elsa, para ir a la universidad. Había sentido el impulso de contarle que ya había arreglado lo de Jack, y que ahora encima eramos novios. Se merecía que le diera las gracias.

-Bueno Elsa. Estoy apunto de llegar al instituto así que me despido.

-Vale. Yo también debería irme ya.

- Adiós. Que tengas un buen día.

-Igualmente. Y a ver cuando venis Jack y tú a verme. Me haría ilusión veros juntitos. Que monos...

-Claro Elsa - me reí.

-Adiós Hipo.

-Adiós.

Colgué la llamada. Me resultaba gracioso pensar en Elsa. En realidad no la conocía casi nada, y ya nos considerábamos amigos.

Por el camino, iba pensando en cómo serían los días a partir de ahora. Hoy era el primer día siendo el novio de Jack. Por un lado tenía miedo de lo que la gente pensaría, y por el otro consideraba que era emocionante. Caminé por unos minutos más, y acabe llegando a mi destino. El instituto.

Como de costumbre, llegaba antes de tiempo. Aún faltaban 5 minutos para entrar a clase, pero no era el único en llegar pronto. Enseguida me reuní con Mérida y Rapunzel.

-Hola chicas.

-Hola -me saludaron.

-¿Que tal?

-Bien - me contestaron.

Nos quedamos unos segundos callados, hasta que finalmente Mérida habló.

-Estábamos hablando sobre que podíamos comprarle a Jack por su cumpleaños ¿Alguna idea?

Me quedé mudo. El cumpleaños de Jack... Cumplía la semana que viene. Se me había olvidado.

-Yo había pensado en alguna sudadera o algo por el estilo - dijo Rapunzel.

-Sí, eso estaría bien. Pero creo que yo a parte debería regalarle algo por mi parte - dije rascándome la cabeza.

Podía haber esperado una semana a ser su novio. Así no me obligaba a mi mismo a comprarle algo en especial.

-¿ Y eso porque? - preguntó Mérida - Bueno... Si por lo que sea, siempre le vas a poder regalar una noche loca.

Mérida se rió. Yo la miré serio.

-Oye no me mires así - dijo Mérida - Es verdad que aún no habéis hecho... Eso ¿No? ¿Ya sabes a lo que me refiero?

-Sí. Se a lo que te refieres... - suspiré - Y no me parece muy apropiado regalar sexo.

-¿Porque no? Puede ser bonito.

-Un momento bonito en ese sentido no se planea. Surge.

-¿Y cuando lo hiciste con Astrid?

No contesté.

-No le hagas caso - dijo Rapunzel - Regálale algo que no se pueda comprar, pero que no sea sexo. Hazle un dibujo. Se te da bien pintar ¿No? Si quieres ven a mi academia de pintura, allí te puedo dejar esos lapiceros de colores que tanto te gustan, y te ayudaría con el dibujo.

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