Capítulo 8

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8;

La primavera inició y con ello la universidad. El azabache no había vuelto a hablar con su vecino el vampiro, también no le contó a nadie sobre su verdadera identidad, ni le mencionó sobre lo ocurrido omitiendo sobre su raza a sus amigos.
No tenía ningún problema con contárselo a Kimizuki y a Yoichi, pero si se los contaba a su dos amigas, sabía que estas no iban a mantener la boca cerrada, no se lo dirían a nadie, pero sabía que al tocar el tema serían tan ruidosas que la cancha completa las escucharía y aunque se lo dijera solo a sus dos amigos estas terminarían descubriéndolo, si era solo el quien sabia la verdad entonces no pasaba nada.

Suspiro algo cansado, no estaba agotado físicamente, no, él estaba muy bien, pero mentalmente sentia que tenía que entrar en coma para luego despertar fresco como una verdura. La razón de su cansancio era que todas las noches se asomaba por la ventana de su habitación y observar aquella casa mugrienta y vieja como los muebles que habían sido heredaros a Guren por parte de su difunta abuela.

Observaba a oscuras aquel lugar con la esperanza de volver a ver a Mikaela, ya que desde la última conversación que tuvieron no lo volvió a ver, ni lo vio salir de su casa y era extraño, porque ¿Cómo estará su apetito? ¿No se supone que necesitaba la sangre para sobrevivir? Si no bebía de aquel líquido rojo y espeso, ¿no sería peligroso? Sería como si estuviera ayunando días, pero en este caso había pasado un mes, aunque no lo conocía muy bien y lo había tratado horrible, sentía una ligera preocupación y no sabía porqué.

Otro suspiro salió de sus curvados y carnosos labios, apoyándose en la mesita para descansar su mentón en ella. Yoichi lo noto.

—Yü-kun, ¿estas bien? —apoyo su pequeña mano en el hombro contrario, mirándole preocupado con aquellos risueño ojos.
Yüichirou lo miró sin si quiera moverse de la posición en que estaba, bufo como primera repuesta —. Si, más o menos, solo no he dormido bien —se enderezó para poder sacar sus libros ya que el profesor ya había entrado al salón con cara de pocos amigos y no estaba con el humor de hacer bromas este día como otras.

Así transcurrió el primer día, cansado, la mayor parte del tiempo su mente se hechaba un viajesito por ahí ya que sus amigos habían llamado su nombre más de una vez porque éste no aterrizaba al planeta tierra, se le veía ido, a veces desorientado.
Se supone que tendría que vivir al máximo, estaba en su años de oro, donde podía salir con sus amigos sin que sus padres le pidan explicación sobre donde se había metido, ya tenía edad para ir a karaokes y embriagarse a lo desgraciado, pero no, prefería desvelarse preguntándose cada noche donde estaba aquel rubio que decía era un ser que vivió años, aquel que muchas personas miraban con ojos temerosos, como si fuera un monstruo, pero él no vio eso, él vio a un joven —probablemente uno, porque había vivido más que su tratara abuelo— de aspecto, que nunca conoció que era divertirse saliendo sin preocupaciones, porque tenía miedo de atacar a alguien como se había visto en las películas, solo vio a un chico indefenso y era curioso que él no tuviera miedo, ni un poco, era sentido común temerle a lo desconocido. Así era Yüichirou, le decían que el perro atacaba a desconocidos o quien no le agradará, pero el veía a un cachorro muy lindo, así que de todas maneras querría tocarle para luego salir con la mano lastimada.

Regresó a su casa ardiendole la vista y la cabeza, como si tuviera resaca de una noche alocada. Sus padres no estaban, ya habían empezado a trabajar. Yü solo subió al segundo piso para luego entrar a su habitación y tirar se en la cama, sin cambiarse, sin quitarse los zapatos o su bolso, solo se estrelló en las suaves sábanas y hundió su rostro en la almohada y rápidamente cayó en los brazos de morfeo.

[...]

—Es tu culpa.. Es culpa tuya que ahora no quiera ninguna otra sangre más que la tuya, deberías hacerte responsable de ello, me duele tanto, temo que algún pueda venir y atacarte, esta noche pude lograr mantener mas mi cordura para solo ver tu rostro —escucho —. Después de la última vez que hablamos, creeme que quería intentar entablar un amistad contigo, pero cuando llegó la noche toda bolsa llena de aquel líquido no me sabía a nada, ¿así sabrá el agua? He oído que no tenía sabor. Eres el único quien sabe la verdad de mi existencia y de verdad que sentí felicidad aúnque te mostré lo contrario ese día, pensé que podría vivir como ustedes, empezando contigo, porque no tengo a nadie Yü, la única familia que tenía murió hace años —se escucharon sollozos —. No se porque vine y te cuento esto, estas dormido.

Sintió una fría mano cosquillearle la frente, como le acomodaban sus mechones para ponerlos a un lado. Arrugó la nariz ante el tacto, no sabía si estaba teniendo un sueño que se sentía real o de verdad algo estaba pasando fuera de sus sueños.
Se movió de lugar para despertar y comprobarlo, pero cuando abrió los ojos sólo vio el cielo pintado de azul oscuro y sintió la fría brisa acariciar su piel trigueña ¿Cuándo abrió la ventana? Las cortinas bailaban al compás del viento, se levantó para tomar asiento y se asomo para mirar la calle, no veía nada fuera de lo común, pero entonces, ¿qué había sido todo eso? Estaba seguro que alguien le habló y le tocó su cabello ¿Y si de verdad su vecino había venido a verle? Pero entonces ¿Por qué le había dicho todo eso? Sintió la preocupación a flor, no temía por su vida, el siempre se ha preocupado más por los demás que de si mismo, se sintió ansioso también, porque no sabía si ir a su casa y comprobar si lo que había sucedido fue real o fue su mente haciéndole una mala jugada ya que bien todas esas noches pensando en él pudo haber entrado a su subconsciente.

Se paro de su cama para mirar fuera de su habitación, todo estaba oscuro, al parecer sus padres aún no habían llegado, si no lo veían en casa por estas horas no habría problema mientras no pasara la noche fuera de esta sin avisar. Se puso un abrigo para salir y al caminar solo un poco ya se encontraba enfrente de la polvorienta casa de madera.

Tocó un par de veces la puerta, sin embargo nadie lo recibió, ni si quiera escucho ruidos proviniendo de esta, ¿si quiera él estaría ahí? Poco después se rindió pensando en donde se habría metido, si no lo había visto salir de su casa este mes ni las semanas anteriores, pero luego recordó aquella vieja cabaña en medio del bosque y corrió adentrándose en lo más oscuro de la naturaleza, teniendo esperanza de encontrarlo y si no estaba, seguiría intentándolo mañana o pasado mañana hasta verlo porque el era Yüichirou, no se rendía hasta obtener lo que quería.

Autor; chica rara.

𝙫𝙖𝙢𝙥𝙮𝙧𝙪𝙨; 𝙢𝙞𝙠𝙖𝙮𝙪𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora