𝙫𝙖𝙢𝙥𝙮𝙧𝙪𝙨; 𝙢𝙞𝙠𝙖𝙮𝙪𝙪

Capítulo 5

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—Creeme Shinoa, sus ojos eran rojos ¡rojos!

—Vamos, Yü-san a lo mejor se puso lentillas en el momento en que cerraste los ojos y te has orinado en tus pantalones.

—¡Que he cerrado los ojos después de haberlo visto y no me orine!

—Si, si, te creo.

—¡¿En serio?!

—No. Mira, solamente necesitas salir de esa casucha nueva en la que te has mudado y salir más a menudo con nosotros, se que has de no tener ningún amigo por allá, que triste de nuestro Yü-san y solo querés buscar pretextos para no aburrirte.

—Olvidalo, ni se porque te cuento, te veo en la universidad mañana.

Dicho eso cuelga dejando su teléfono a un lado recostandose en su colchón mientras miraba el techo recordando a su vecino, sus ojos, la sangre, su resistencia, su hipervetilacion, el como había logrado subirse a un árbol tan alto sin muchas ramas de las cuales sostenerse para poder subir.

—Creo que he llevado la cámara de accesorio, no he sacado ninguna prueba de lo que he visto —suspira.

Tomó asiento para después ir gateando a su ventana cercana a su cama y observar el hogar del rubio, sucia y silenciosa como en estos días, nada nuevo, era como si estuviera realmente abandonada, no emitía ningún ruido, tampoco salía en el día, ni se asomaba por las ventanas como él lo estaba haciendo justo ahora.

—¿Que tanto miras la casa del misterioso vecino?

Yüichirou pego un grito volteando en direccion a la puerta donde estaba su papá apoyado en el marco.

—¿¡Shinya, en que momento has entrado?!

—Te he dicho que soy tu papá, no Shinya —dijo mientras se acerca para jalarle de la oreja —. ¿Y bien? ¿Te ha gustado el vecino?

—¿¡Qué!? ¡Por supuesto que no!

—¿Entonces por qué tu rostro está rojo?

—¿Cómo voy a saberlo? Tal vez sea porque me has hecho una pregunta extraña —frunció el ceño mirándolo desafiante.

Este lo miró dudoso, pero luego vio que decía la verdad, no es como si sintiera algo por el vecino, tal vez sólo quería ser su amigo con ese aura que el chico emitía y si, si lo ha visto como para saberlo.

—Se me olvido decirte que vino a pedir disculpas el día que has entrado renegando, vino por la noche después de que te has ido a dormir. Solo vine avisarte eso ya que te he visto muy interesado en él.

—¡No lo estoy!

El peli-plateado se fue riéndose por el rostro de su cascarrabias de su hijo, pensó al mismo tiempo que tal vez años atrás no debió dejarlo mucho tiempo con Guren cuando lo adoptaron de pequeño.

Por lo que le había dicho Shinya lo había dejado pensativo sobre ello, después de todo no era un imbecil, sin embargo la noche anterior ha dejado las cosas en duda sobre quien era él, le intrigaba tanto, no podía quedarse tranquilo ahí mismo.

Se levantó de su cama y se puso los zapatos, no había tiempo que perder, mañana termina el fin de semana y empezar la universidad nuevamente con tareas que hacer. Salió desapercibido de sus padres para evitar cualquier pregunta incomoda sobre todo de Shinya que ya sospechaba de sus planes.

Y ahí estaba él, dudando ahora de si tocar la puerta llena de permitas y mojó, de todas maneras no apetecía tocarla, así que decidió llamar.