Capítulo 3

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3. Curiosidad.

—¿Quien se cree? —con el ceño fruncido renegaba por lo que había pasado anteriormente —. ¿Es que no tiene ninguna pizca de delicadeza?

Yü iba a subir a su habitación, pero fue detenido por su padre, Shinya, quien curioso y divertido se apoyo en la pared.

—¿Algo pasó con el vecino? —preguntó con una sonrisa.

—Un bicho raro, eso fue lo que pasó.

Shinya rio ante el comentario de su hijo, quería interrogarlo más, pero ya se había ido a su habitación a pasos fuertes y al final oír como la puerta se había cerrado de un solo golpe alterando al otro hombre quien habitaba aquella casa quien se aparecío en un instante preocupado.

—¿Sucedió algo? —preguntó en tono de nerviosismo.

—Nada malo, solo un bicho raro —respondió con una sonrisa burlona, mientras que sus manos se posaban en el rostro del otro.

—¿Un bicho raro? —entonces entendió que era una de las otras rabietas de su tonto hijo, calmando así más su expresiones se acercó a su compañero para después darle un suave beso en la frente.

Por otro lado Yü se había tumbado en su cama hundiendo su rostro en la almohada pensando en aquel chico, su extraña mirada que había notado antes de que lo echara a regaña dientes, esa mirada sin brillo alguno que opacaba el lindo color azul de sus ojos que podrían hacerte recordar el paisaje más hermoso de un mar. Grito frustrado en su almohada al pensarlo tanto y es que con sólo hacerlo ya le parecía raro de su parte, apenas y lo vio, pero se sentía tan curioso sobre saber más de su vecino.

Se sentó ya calmado en su cama, mirando por la ventana que estaba cerca de está, tenía una buena vista del lugar en que sería su nuevo hogar, la casas estaban bien cuidadas, no eran la gran cosa, cada una parecía ser una vivienda humilde, lo bueno de este lugar según Yüichirou era que estaba cerca de un pequeño bosque, a lo mejor podría echarse unas escapadas con sus amigos cuando vinieran de visita, pero ante todo esto tenía una vista perfecta de la casa de su extraño vecino, a diferencia de las otras casas se podría decir que esa era la única que lucia descuidada, la pintura se veía sucia de lejos y parecía que ya se estaba pelando, el vidrio de la ventana se veía sucia y los bordes llenos de polvo, es lo que pudo ver cuando estaba enfrente de aquella casa está mañana, si así estaba afuera no quería imaginar cómo estaba adentro ¿Cómo alguien podía vivir entre tanta inmundicia?

[...]

La horas pasaron, los tres estaban cenando en la mesa, Shinya contaba el como creía que eran sus nuevos vecinos, no decía nada malo de ellos ya que no los conocía bien, pero la primera impresión siempre es importante, así que ya más o menos sabrían con quien contar en caso de que ocurriese algo, solo si deciden entablar una amistad con esa persona que crean que parezca confiable y tenían un cantidato para ello, se llamaba Byakkomaru, aun que Guren no le sonaba tan de fiar ese nombre aceptó y tal vez algún día planeen comer juntos, al parecer tiene dos hijos pre-adolescente según lo que cuenta el peli-blanco.

—Podrías tener nuevos amigos Yü —el oji-azul lo miro con una sonrisa.

—Pero son casi unos niños aún.. —respondió inseguro sobre la idea de juntarse con los hijos del tal Byakkomaru.

—Estoy seguro que podrán ser muy buenos amigos, tienes la misma mentalidad que la de un mocoso —mencionó el azabache mayor tratando de molestarlo con una gran sonrisa.

—Suficiente —dijo mal humorado levantándose de su silla —. Gracias por la comida —sin más nada que hacer o decir se dirigió al segundo piso donde se encontraba su habitación.

Guren solo se dedico a reírse, le encantaba molestar a su hijo cuando podia, pero era normal entre ellos dos, nunca llegaban a pelearse realmente. Shinya suspiro y prosiguió en seguir comiendo.

Al entrar a su cuarto busco en unos de sus cajones los binoculares que le había regalado Guren en su octavo cumpleaños, estaban muy viejos, pero aun servían, ¿por qué las tomó? Esa curiosidad que tenía por el oji-zafiro no desaparecía, lo tenía ansioso desde esta mañana así que decidió espiarlo solo un poco, tampoco quería ser un acosador, pero sin amigos cerca con quienes charlar cara a cara le aburría ya el hecho de seguir despierto, así que optó por hacer este pequeño espionaje y tomarlo solo como un juego.

No parecía haber algo extraño aún o eso pensaba, las luces ni si quieran se han encendido en aquel lugar, se veía tan oscuro que le aterraba con solo imaginar estar adentro, por como se ve aquella casa sería como estar en una embrujada. Un pequeño movimiento hizo que saliese del pequeño mundo que se creaba en su mente, parecía que detrás de la casa que estaba cerca del bosque se encontraba el rubio quien desconfiado miraba a los alrededores a pesar que estuviera en su pequeño patio trasero, luego algo le pareció muy raro a Yü y era el hecho de haber visto como ese chico había entrado al bosque a estas horas de la noche, solo y de una manera sospechosa por como miraba anteriormente a los lados, esto lo dejo perplejo sobre lo que había visto.

Tal vez esto del espionaje lo tendría muy distraído en estos días, si bien le provocaba curiosidad, pues ahora es aun más por lo que había pasado.

Autor; chicoraro.

𝙫𝙖𝙢𝙥𝙮𝙧𝙪𝙨; 𝙢𝙞𝙠𝙖𝙮𝙪𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora