𝙫𝙖𝙢𝙥𝙮𝙧𝙪𝙨; 𝙢𝙞𝙠𝙖𝙮𝙪𝙪

Capítulo 2

2. Año 2022.

—En esta parte del castillo encontraremos pinturas del siglo XV, pero hay una en especial que les llamara la atención —dijo parándose al costado de un cuadro —. Este retrato que ven aquí fue encontrado en los escombros de este castillo, por suerte se halló en buenos términos. Según el nombre que le hemos puesto a este cuadro fue "Vampyrus" Vampiro en latín, ya que como pueden ver; el hombre de aquí presenta unas características peculiares de lo que hoy los llamamos Vampiros. Ya deben imaginar quién es, ¿no?

—Si no me equivoco, es Vlad III Tepes —dijo un chico de estatura alta y cabellos rosados, seguramente teñido.

—Correcto —entonces prosiguió —. Y a su costado está su esposa, Horn Shindoü. Como les había contado durante el camino, ambos fueron asesinados, pero hay una pequeña cosa que no les he dicho.

Todos los que estaban presentes habían empezado a sacar sus libretas y bolígrafos de sus mochilas, poniendo atención a lo que la chica diría a continuación:

—Este bebé que ven —apuntó al medio —. No fue hallado, según dicen que no hubo ningún rastro de él, otros dicen que fue igualmente asesinado, pero no se encontró prueba de ello. Lo extraño es que dispone de la misma características del antiguo dueño del castillo, quien sería su padre, Vlad y Horn su madre, quien esté heredó la belleza de ella. No se ha sabido nada del niño y hasta ahora no se ha hallado nada de él. Bien, terminamos con esta parte del recorrido, síganme ahora por aquí por favor.

En ese momento todos siguieron a la joven, pero uno en especial se había quedado, admirando el cuadro, pero sobre todo al bebé que se encontraba en el. "Pobre niño" Pensó un chico cuyos rasgos eran: unos ojos verdes brillantes, cabello oscuro, más oscuro que la noche misma y su piel morena que a simple vista lucia suave.

—Yüichirou, ¿qué haces ahí parado? — Habló el mismo chico quien anteriormente le había respondido a la guía.

—Kimizuki, perdón —le dio un último vistazo al retrato —. Ya voy detrás de ti.

—¿Qué rayos? ¿Ya eres pedófilo? ¿Qué tanto tiempo te has quedado mirando  embelasado al bebé del cuadro? —dijo irritante.

—Qué te importa, chismoso.

[...]

Cuando el recorrido universitario había llegado a su fin, Yüichirou se había despedido de sus amigos, para luego dirigirse a su casa tomando un bus.

Cuando regresó a casa se encontró con sus padres adoptivos moviendo los muebles de su ahora vieja casa en una camioneta. Había llegado justo a tiempo, pues se iban a mudar, una mano más les vendría bien a los mayores.

—Yü, ayúdame a levantar estas cajas —hablo un albino con un tono amable y juguetón, parte de su personalidad.

El azabache se acercó a ayudarle, estaban muy pesadas, pero nada que no pudiera lidiar. Ayudó todo lo que pudo metiendo las cajas restantes en la camioneta hasta que el sol se pusiera un poco.

Cuando ya todo había sido empacado los tres o cuatros, contando al conductor de la camioneta; habían empezado su pequeño viaje. Por gran suerte esta vez su nuevo hogar le quedaría cerca a su universidad, también más de sus amigos quienes vivían por ahí, ya no tendría que levantarse tan temprano.

Llegaron en la noche y los tres estaban agotados por la agitada tarde. A pesar de que fuera muy tarde, obligado tenían que bajar las cosas, metiéndolas en su nuevo hogar, porque el conductor claramente no se las llevaría y tampoco se quedaría a cuidarlas.

Una vez que terminaron ya era de madrugada, por así decirlo, entonces el oji-esmeralda pasa su mirada a su nuevo vecindario y lo que captó su atención fue una casa algo descuidada, se preguntaba si estaba abandonada, pero no le daría mucha importancia ahora, era muy tarde y ya solo quería dormir.