Capitulo 16

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Yüichiro había pasado sus días visitando el granero sólo para saber cómo se encontraba Mikaela, obviamente al principio su familia se preguntaron por qué tanto la visita en ese lugar si bien sabían que no habían animales que cuidar, pero él les dijo que simplemente era tranquilo pasar el rato ahí y uno que otros momentos casi descubrían al intruso, pero por suerte las puertas de madera rechinaban cuando eran abiertas y eso le daba tiempo para persuadir a sus padres –porque sus abuelos no iban mientras que su nieto y su hijo Shinya estuvieran presente para llevar el heno–, para que se fueran u para que el rubio se escondiera.

Había pasado solo dos semanas desde entonces y al fin había llegado repuesta de la universidad que sólo le darían un mes para no asistir, puesto que el próximo, en dos semanas, para ser exactos, empezaban los parciales.

—Deberías buscar una forma para no asistir, no sabemos si aún podría seguir ahí —dijo mientras le miraba desde arriba sentado en la cama hecha de paja.

Yüichiro lo miró sin expresión alguna esplayado en la cama y suspiro —. Lo sé, pero si tal vez me mantengo rodeado de mis compañeros y amigos durante todo el día, no creo que vaya a interferir.

Mika miró a un lugar sin nada interesante que ver, sólo se había perdido en sus pensamientos con aquella mirada de preocupado que casi siempre cargaba. Yü se preguntaba mientras lo veía detalladamente, que casi no lo había visto poner una expresión que no fuera seria, de preocupado o estresado.

—No deberías pensarlo tanto, estaré bien —éste volvió su atención al azabache—. Te la has pasado todas estas semanas aquí, ¿ni si quiera has ido a explorar por ahí? —decidió cambiar el tema.

—Si, si lo he hecho. He salido después de que te vas a dormir, a caminar en la colina.

—Ya, apuesto a que no has encontrado mi lugar seguro.

—¿Tu lugar seguro? —pregunto y Yü sonrió al ver al fin una reacción diferente a las anteriores, una de curiosidad y sonrió, le parecía bonito.

—Aja, a lo que baje el sol te muestro, es mejor cuando la luna es quien ilumina.

Mika asintió y se echo a su lado. El oji-esmeralda dirigió su mirada hacia el techo de madera, sintiéndose un poco incómodo por el silencio y para que mentir, también porque de reojo vio al rubio mirarle sin si quiera pestañear al parecer, mientras se mordisqueaba sus delgados y rosados labios, pero no de una manera vulgar, parecía algo nervioso.

—¿Sucede algo? —lo miró después y el otro esquivo la mirada tan rápido como si su rostro le hubiera causado terror de la nada.

—Hm.. Nada, ¿por qué? —se siguió mordisqueando el labio hasta que visualizo gotear un poco de sangre entre ellas.

—¿No te duele?

—¿El qué? —preguntó esta vez mirándole a los ojos.

Yüichiro se acercó y Mikaela se congeló por su acercamiento —. Te has mordido el labio y ahora estás sangrando —le respondió, así mismo se apoyaba con el codo en el colchón y con la otra mano tocaba la zona con las yemas de sus dedos, acercando su rostro para tener mejor visualización de la herida.

—No, no me duele, no puedo sentir dolor físico —tomo la muñeca del contrario y las alejo para poder sentarse nuevamente, puesto que su corazón no dejaba de bombear como loco.

—¿Ah no? Entonces si te apuñalan no te enteras y te morís.

Mika rio bajito —. No, no moriría así nada más, pero hay una manera de matarnos.

𝙫𝙖𝙢𝙥𝙮𝙧𝙪𝙨; 𝙢𝙞𝙠𝙖𝙮𝙪𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora