Capítulo 4

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Días, habían pasado días desde que Yü observaba a aquel muchacho de ojos azules marcharse desde su patio trasero dirigiéndose al bosque. Se preguntó muchas veces si sería divertido seguirlo hacía donde va, pero sus padres podrían detenerlo en el intento de salir de casa por las horas en que esté chico de aire misterioso salía, aun que.. ¿Desde cuando él obedece órdenes de sus papás?

Nunca.

Formo una sonrisa en su rostro mientras bajaba de las escaleras cuidadosamente sin emitir ningún sonido. Llevaba una chaqueta para a cobijarse del terrible frío de la noche y una cámara para atrapar al rubio en cualquier acto que estuviera cometiendo en cada noche, quien sabe, a lo mejor era algún tipo de brujo que andaba metido en una hermandad satánica. Es lo que se había preguntado Yüichirou una vez, sería una locura, pero a la vez un maravilloso tema que dar a su grupo de amigos; Shinoa, Kimizuki, Mitsuba y Yoichi.

Sin más que esperar abrió cuidadosamente la puerta y de la misma manera la cerró. Ya estando afuera se dirigió a aquella tenebrosa casa vieja y sucia, entre la oscuridad caminaba, atrás de los arbusto esperando a que el oji-azul saliera en cualquier momento, observando de vez en cuando la hora en su teléfono hasta que escucho la puerta trasera abrirse y ver una cabellera rubia somarse por la puerta, que con la luz de la luna llena brillaba de un color diferente a la luz del sol, era como si su cabello cambiará de color de mechones dorados en el día a platinos en la noche, era simplemente hermoso y atrayentes.

Éste miraba a los lados para estar seguro de que no hubiese nadie merodeando cerca de su casa, no sintió nada después de mirar los alrededores, pues Yü habia sido muy sigiloso y callado.

El pelinegro sonrió cuando observó que se iba por el bosque y él no había tardado en seguirlo, pero su persecución no duro por mucho tiempo, vaya que corría ese chico, simplemente estaba agotado, se le escapaba cada aliento de sus delgados y curvados labios con cada paso que daba, se dio por vencido y paro apoyándose en sus rodillas para tomar aire.

—Joder, ya no- —tomó una bocanada de aire—. Ya no puedo seguirle el paso a ese tipo, creo que lo intentaré otra noche —dijo entre jadeos.

—Jajaja. Que poca resistencia tienes.

Puso sus sentidos alertas al escuchar esa voz, miró hacía arriba y era él, ese imbecil que lo había empujado y hechado bruscamente de su casa en el primer encuentro. Estaba tan tranquilamente sentado en aquel árbol tan alto.

—¿Por qué me seguías?

No hubo repuestas.

Bajo de un salto del árbol para pocisionarse enfrente del oji-esmeralda.

—Responde, no tengo toda la noche.

—¡¿Cómo has podido bajar de ese árbol?! ¡Es demasiado alto!

—He preguntado primero, así que respon- —Sin poder terminar la palabra, sostuvo su pecho con fuerza mientras se encorvaba y jadeaba.

Yü se alarmó ante la repentina acción del otro. Se acercó apoyando su mano en su espalda, mirándole a la cara con lástima le pregunto:

—Eh, calmate, ¿que sucede?

—Aléjate.

—Pero parece que en cualquier momento colapsaras —dijo con un semblante preocupado.

—¡Que te alejes joder! ¡No quiero hacerte daño!

Y como si nada hubiera pasado salió corriendo alejándose del pelinegro. Yü confundido por lo que había pasado no tenía planeado rendirse ahí mismo, a pesar de que tenía planeado hacerlo antes, pero por más rápido que corriese ese chico irá tras él.

𝙫𝙖𝙢𝙥𝙮𝙧𝙪𝙨; 𝙢𝙞𝙠𝙖𝙮𝙪𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora