Capítulo 14

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Era un día nuevo y el día en que tenían que irse. Yü ni si quiera pudo avisarle de lo sucedido de ayer en su universidad al rubio, también no se había puesto a pensar detalladamente que haría él cuando viese al peli-morado, no habría escapatoria, pero le habían dicho que tuviera cuidado en no andar solo ni caminando en las calles de noche, si en caso ese chico o vampiro mejor dicho, fuese el causante de las muertes de muchas personas que ocurría mayormente cuando la luna salía a brindar su luz en la oscuridad.

Tomó sus maletas y bajó al primer piso para luego salir de la casa a esperar a sus padres frente la puerta de su hogar, dejando por último sus cosas en el suelo para no estar cargando el peso mientras esperaba. Ayer en la noche tuvo que cortar una de sus camisas viejas de color negro para hacer un tipo de gargantilla, para cubrir la mordida que se encontraba en su cuello, dudaba que le preguntaran porque estaba usando un collar que mayormente las mujeres vestían, aunque no le quedo muy bien hecho.. Cuando pudiera se compraría uno, porque repudiaba la idea de tener que vestir nuevamente un cuello tortuga. Miró su reloj de mano, el taxi que habían llamado se tomaba su tiempo y al parecer sus papás también. Alzó la mirada y vio al rubio acercarse.

"Creí que ya se había idó" Pensó.

—¿No te habías ido ya? —preguntó a medida que el oji-zafiro se acercaba.

—Debería —respondió una vez cerca del moreno y rasco su nuca—, pero me querías decir al parecer algo importante ayer, hasta que tu papá entró.

No es cierto, también quería despedirse, no sabía si no se verían un buen tiempo. Mentiría si dijera también que no quería alejarse de Yüichiro, de esos días que insistía tanto hasta el día que por fin pudieron hacerse algo cercanos, le había tomado cariño por el hecho que después de tantos años, finalmente pudo tener alguien a su lado, y créanle que no era solo por el sabor de su sangre, cual aun no encontraba respuesta del porqué su cuerpo ahora rechazaba las demás, tal vez era algún tipo de síntoma secundaria, ya que fue su primera vez tomando sangre directamente de un humano, el primero y esperaba que el último.

—¡Oh sí! Quería avisarte que al parecer el chico que viste en la cabaña escondida entre el bosque, ese con el cabello morado; había ido a mi casa una noche y a la mañana siguiente se encontraba en mi universidad. ¿Qué está buscando allá?—no le preguntó porqué también había querido entrar a su casa, sabía que tal vez buscaba una presa nueva para saciarse y no entendió porque decidió irse, tenía las fuerzas sufientes para romper la ventana y entrar.

—Yü, necesito que me digas a dónde te irás a quedar.

—¿Uh? Pensé que no querías que te dijera con exactitud dónde —lo miró interrogativo por su repentina decisión por saber a dónde se iría. Mika posó sus manos en su cabellera, jalando sus cabellos hacia atrás frustrado.

—¡Ya se lo que dije! Pero la situación ahora es diferente.

—Iré a Kioto, mis abuelos viven por las montañas, diría que son los únicos que viven más aislados. ¿Por qué? ¿Qué ocurre?

Mika no le miraba a los ojos, lo notaba preocupado y el trato de buscar sus zafiros, esperando una explicación y cuando ya se dignaba por decirle la situación, fueron interrumpidos, aunque fuese muy repetitivo, habían sido sus padres y de alguna manera el azabache sabía que era una información la cual el rubio no podía sacar a la luz frente a personas que desconocía sobre su verdadera naturaleza.

El rubio tomó por los hombros a Yü para darle un abrazo, aunque sus papás lo vieran, pero solo era una distracción. Mientras seguían en el abrazo se acercó a la oreja contraria para susurrarle:

𝙫𝙖𝙢𝙥𝙮𝙧𝙪𝙨; 𝙢𝙞𝙠𝙖𝙮𝙪𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora