En donde Hikaru Yoshida está enamorado de uno de sus mejores amigos...
O
En donde la ToMan sobreprotege a un omega que ni siquiera pertenece a la pandilla, aún cuando este puede llegar a ser el mismísimo diablo si se lo propone.
AU Omegaverse
Tokyo...
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03 de Agosto, 2005
Ya estaba listo, tenía puesto lo mismo de siempre más mi haori de rayas negras, el moretón había disminuido considerablemente y ya no dolía, antes de salir me rocíe un poco del inhibidor de aromas, mi celo estaba a unos días de empezar y mi aroma se volvía más dulce de lo normal.
Me dirigí al punto de encuentro para ver a Emma, Hina y el pequeño Naoto. Llegué al edificio donde vive Hina-san y los ví a los tres saliendo del lugar, ambas traían kimonos y estaban muy lindas, por el contrario el pequeño traía ropa más casual y parecía estar emocionado.
—Buenas noches —saludé y me agaché un poco—. Tu debes ser Naoto ¿no es así?
Le pregunté con una sonrisa y asintió, lo tomé de la mano y los cuatro comenzamos a caminar a la parada de autobuses.
—Puedes llamarme Hika, Naoto-kun —añadí sonriendo y él asintió.
—Sí, Hika-san!! —exclamó feliz.
Tomamos el autobús y nos sentamos, conversamos durante casi todo el trayecto y al llegar tuve que cerciorarse de no perderlo de vista, había mucha gente y fácilmente podría perderlo. Entre tanta gente pudimos encontrar a Draken y Micchi-kun, quienes ya estaban esperando.
—Hika, no pensé que vendrías al festival —mencionó Draken y asentí.
—Hice una excepción por hoy —expliqué mientras miraba al pequeño alfa y le sacudía el cabello—. Nosotros vamos a estar en los juegos, diviértanse.
Me despedí con una sonrisa antes de que puedan decir algo y jale conmigo a Naoto.
—Bien, ¿Cuál quieres probar primero?
—Los de puntería —respondió emocionado.
—¿Te gustan las armas? —pregunté mientras nos acercábamos a uno de los tantos puestos.
—Sí, tengo que practicar si quiero ser policía —añadió con una sonrisa.
Pagué para que juegue tres turnos, consistía en acertar al centro de una diana con una pistola que tenía dardos imantados, el premio era un peluche de oso panda que comía un trozo de bambú.
Primer turno, el dardo cayó fuera.
Segundo turno, el dardo quedó en el borde de abajo de la diana.
Tercer turno, el dardo quedó a 5 cm del centro.
—Que pena niño —se burló el dueño del puesto—. Más suerte para la próxima...
