En donde Hikaru Yoshida está enamorado de uno de sus mejores amigos...
O
En donde la ToMan sobreprotege a un omega que ni siquiera pertenece a la pandilla, aún cuando este puede llegar a ser el mismísimo diablo si se lo propone.
AU Omegaverse
Tokyo...
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Hikaru estaba nervioso, el beso iba subiendo de tono con cada segundo que pasaba y esta vez estaba en sus cinco sentidos. No se sentía mal ni tan poco incómodo, pero jamás había estado en una situación así y no sabía cómo continuar.
El omega se estremeció al sentir que el rubio pasaba las manos por debajo de su camiseta, rozando las puntas de sus dedos con la cintura del contrario.
—¿Puedo? —murmuró el alfa contra la boca contraria y separándose para verlo mejor.
Hikaru abrió los ojos, sonrojándose al chocar la mirada con Draken. El alfa lo veía de manera intensa, haciéndolo sentir más pequeño. Hika quiso hablar pero nada salía de su boca, así que se decidió por asentir.
En cuanto Draken recibió el permiso del omega sonrió y hundió su rostro en el cuello de Hikaru, directo contra la glándula de olor del pelinegro. El omega suspiró en cuanto sintió ambas manos del contrario presionar su piel para acercarlo más hacia él, mientras tanto el más bajo aprovechó para hacer lo mismo y meter sus manos debajo de la ropa de Draken para tocar su abdomen, soltando una risa ante sus pensamientos.
…¿Es posible tener estos abdominales a su edad?...
…¿Cuánto entrenamiento hace?...
Draken seguía embelesado en el cuello de Hikaru, dejando besos y una que otra mordida suave, imaginando el momento que dejaría la única y más importante marca en su omega. Disfrutaba también pasear sus manos sobre la suave piel de la cintura y vientre contrario, se notaba que Hikaru hacía ejercicio, sentía su abdomen firme y levemente marcado.
Ambos estaban en su propia burbuja, entre suspiros, leves risas y ganas de llegar más allá, a lo último sus aromas mezclados no hacían más que intensificar las sensaciones.
Draken se separó un poco, sintiendo orgulloso al ver que el cuello de Hikaru adquiría un tono rojizo, subió su vista al rostro del omega y sonrió al verlo sonrojado con los ojos cerrados. El alfa estaba a punto de decir algo cuando sintió a Hikaru tensarse y abrir los ojos preocupado.
—¿Aún te duele…? —preguntó Hikaru y el rubio lo miró confundido.
Draken estaba procesando, su mente trabajando para deducir a lo que se refería el más bajo, hasta que se dió cuenta de que Hikaru estaba tocando su cicatriz en el abdomen. El alfa suspiró negando y agarró la mano de Hikaru, sacándola de debajo de su ropa para darle un beso en la palma y responder.
—Ya no, no te preocupes… —respondió viendo la preocupación dejando el rostro de Hikaru, dando paso a un color rojo.
Hikaru sonrió y se soltó de su agarre para abrazarlo por el cuello, usando su fuerza para que Draken terminara recostado sobre el colchón.