Te volverás sucia

163 3 0
                                    

Ya era martes a la noche y había quedado en juntarme con Alex. No sabía como actuaría en persona después de lo qué pasó en la fiesta de Zack.

Tome al autobús y el teléfono me marcaba que estaba a una hora desde mi departamento la casa de Alex. En cualquier momento llovería así que mejor si llegaba rápido.

Me puse los auriculares y comencé a leer un libro en el trayecto llamado "The Mountain is you".

Hoy había optado por converse negras, un vestido verde satinado al cuerpo y mi campera de cuero.

A decir verdad, el camino se me pasó volando. El autobús me dejó en la parada de colectivo de Beverly Hills. Era de esperarse que viviera aquí. Espero que la casa no quedara muy en la colina porque sino moriría del cansancio.

Como si pareciera chiste, comienzo a llover mientras yo llevaba el vestido y me faltaban como tres kilómetros para llegar a la casa de Alex. Podría llamarlo para que me busque pero tenía ganas de caminar bajo la lluvia un rato. De todas formas no llovía tan fuerte todavía.

Comencé a caminar colina arriba donde se encontraban las casas de la gente famosa o adinerada de LA. Era de noche pero por suerte las calles estaban muy bien iluminadas.

La lluvia no paraba de caer. Ya iba caminando un kilómetro y podía empezar a ver las luces de LA desde arriba.

De un momento a otro, la tormenta se vuelve más agresiva y la lluvia arranca fuertemente. Comienzo a oír truenos también. Estaba literalmente empapada. Que mala decisión Hailey.

Llamo a Alex:

*****

- Hailey ¿donde estas?

- Estoy a dos kilómetros de tu casa. ¿Me quieres buscar?

- Te dije que llamaras antes. Ya salgo para allá.

*****
Corto la llamada y lo espero bajo un árbol que frenaba levemente la lluvia.

Las luces de un auto me iluminan y tapo mis ojos con mi mano. El auto se frena a mi lado y era Alex. Corro y me meto en el asiento del acompañante.

Alex me mira sin poder creerlo.

- Antes de que digas algo, no te llame porque quería caminar - le digo y el me mira solamente.

De un momento a otro, se estira en el asiento de atrás y me alcanza un buzo azul. Lo tomo.

- Gracias. - le digo y antes de ponérmelo, veo que mis pezones se estaban marcando demasiado por mi vestido. Me pongo el buzo.

- Estás demente - habla ahora divertido. Yo le sonrió.

Comienza a conducir y en menos de cinco minutos, llegamos a un portón negro oscuro con paredes blancas al costado. Alex lo abre apretando un botón y allí veo una de las casas más hermosas y más grandes que vi en mi vida. Era blanca con detalles negros.

- ¿Vives solo en esta casa? - preguntó sorprendida.

- Si.

- ¿No te parece extremadamente grande para ti solo?

- Si. Mi mamá y mi hermana vivieron hace años conmigo así que decidí comprarla para que cada uno tuviera su espacio y estuviera cómodo. Después me enamore de la casa y decidí quedármela.

- Quiero conocer su encanto entonces. - hablo mientras bajo del auto. El hace lo mismo y me conduce por unas escaleras que arrancaban en el garage y me llevaron hasta una cocina.

La cocina era hermosa. También era blanca con detalles negros y dorados.

- ¿Cocinas? - le preguntó a él.

Un antes insignificante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora