Mañana intensa

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Ya habíamos vuelto del paraíso en el que estuvimos metidos con Alex. Volvimos el domingo a la noche y ahora era miércoles por la mañana. Que horror.

Estaba por bajar a mi vestíbulo para tomar el autobús hacia el gimnasio y veo un auto Honda Civic rojo y nuevo en la puerta del edificio. Nunca lo había visto. Me estoy yendo a la parada del autobús cuando alguien grita mi nombre por detrás.

- ¿Alex? - contestó confundida.

Mi novio se baja del Honda Civic y me sonríe.

- ¿Auto nuevo? - preguntó mientras me acerco a él.

- Si pero no es mío.

- Ahh y entonces de qui...- me frenó en seco cuando me doy cuenta - ¿Es para mi?

- Si.

- No jodas.

- Nunca lo haría Hailey.

- No lo aceptaré.

- Si lo harás. Odio que tomes el autobús sola principalmente de noche.

- Alex no puedo ni lo voy a aceptar. Es carísimo.

- Trataré de no sonar como un imbecil pero lo haré de todas formas: - hace una pausa - de verdad no me costó pagarlo. Acéptalo. - me dice y yo lo miro a los ojos.

- ¿Quien te dijo que sé manejar?

- Tu licencia en tu billetera.

Mierda. Estuvo atento.

- La saque en caso de emergencia. Pero no manejo un auto hace años.

- No se te hará difícil. Eres capaz y además es automático.

- ¡Para colmo es automático! Alexander estás demente. Es mucha información para ser las 5:30Am.

- ¿Vas al gimnasio?- pregunta.

- Si.

- ¿vamos juntos? - propone y yo lo miro para ver si es verdad.

- ¿Al gimnasio?

- Habíamos quedado en dejar de escondernos, ¿no?

- No pero me gustaría dejar de hacerlo. - hablo sonriendo porque por fin íbamos a salir tranquilos.

- Yo iré a clase de yoga. ¿Me acompañas?

Alex abre los ojos disgustado. Suelto una carcajada.

- ¿Yoga?

- Si. Vamos.

- Con una condición. - habla.

- ¿Cual?

- Vamos en tu nuevo auto.

Pongo los ojos en blanco.

- Vamos en TU nuevo auto.

- Lo manejarás tu.

- Trató hecho. - respondo mientras me encamino al auto nuevo.

Subimos al auto y le paso mi bolso del gimnasio. Me fascinaba en olor a nuevo que tenía este auto. Lo enciendo y estaba enamorada pero no podía aceptarlo. Ni de coña. Arrancó el auto y Alex habla:

- Es tuyo Hailey de verdad.

- No Alex. No me puedes regalar un auto así sin más.

- ¿Por que no?

- Porque no es un regalo que se hace de un día para otro.

- ¿Te gusta?

- Si, es magnífico.

Un antes insignificante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora