capitulo 12

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—¿A dónde vamos?— pregunté pero no parecía escucharme o más bien me estaba ignorando — ¿Al menos puedes soltar mi mano?, Ya estamos dentro del auto, no creo que sea necesario, no me voy a perder — dije entre dientes y al fin logré que me mirara.

Y ahí estaba. Con una sonrisa indescifrable en los labios. Ya no recuerdo cuántas veces intenté que soltara mi mano, ni cuántas veces pregunté a donde íbamos. Cada vez que lo hacía solo me miraba con esa estúpida sonrisa y seguía jugando con mis dedos cuando nos deteníamos en algún semáforo.

— No— me respondió devolviendo su vista al frente.

— ¿No qué?— inquirí ya fastidiada.

— No te voy a soltar— entrelazó sus dedos con los míos con fuerza y sentí mi mano doler. mi palma comenzaba a sudar pero a él no parecía importarle.

— ¿Sabes lo que es el espacio personal?.

— Creo saber una definición de eso pero no estoy seguro— su descaro es tan...  — ¿Puedes explicarme?— hace una media sonrisa y me mira haciéndome ojitos.

Lo observo por un momento, parece que jamás podremos hablar de manera civilizada sin que deje de ser un maldito idiota, cree que puede hacer lo quiera conmigo, está muy equivocado.

— Olvídalo— parece que mi momento de valentía ha bajado.

Afloja el agarre, sin embargo no me suelta. Acaricia mis nudillos con sus dedos haciendo pequeños círculos, trazando líneas inconexas, él parece entretenerse. Yo estoy sufriendo porque no quiero que tengamos un accidente automovilístico.

Su tacto no es áspero y a decir verdad no es tan desagradable. Es solo que de alguna forma no quiero que esté tan cerca de mi, me da pavor lo que pueda hacer en cualquier momento.

—¿Para qué son las flores o para quién? — eran una bellas margaritas naturales, recuerdo que cuando era pequeña me producían alergias, era una verdadera lastima pues la única vez que pude sentir su aroma mi cara se puso roja y el moquillo era abundante. Luego las ronchas en todo mi cuerpo no dejaban de aparecer.

— Ten, llévalas tu— me las ofrece levantándolas de su regazo y antes de que pueda responder me las tira casi de lleno en la cara.

No sé cómo pero el lindo ramo de margaritas fue a parar a los asientos traseros cuando de un manotazo lo lancé lejos de mi.

YoonGi da un respingo en su lugar y suelta mi mano de inmediato. Extrañado por lo que hice.

— ¿Estás bien?, ¿Te pasa algo?.

Ahora mismo me debo de ver como una especie de bicho raro.

— Pasan muchas cosas y una de ellas es que soy alérgica a las margaritas— cierro mis ojos y arrugó mi nariz evitando el menor contacto con el polen que ha comenzado a esparcirse en el ambiente.

— ¿Por qué no lo dijiste antes?— me mira horrorizado.

Buen punto.

Desde el primer momento en que trajo esas flores al auto debí decirle.

Pero... Simplemente mi cerebro anda levitando últimamente y ya casi no pienso.

— Las alergias son peligrosas. Puedes morir incluso— trato de concentrarme pero mi vista comienza a ponerse borrosa.

Un estornudo.

Y otro.

Y luego otro.

YoonGi se remueve en su asiento murmurando cosas que no logro entender pero se nota, ¿Molesto?.

Amor De Jefe || ᵐⁱⁿ ʸᵒᵒⁿᵍⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora